lunes, 22 de abril de 2013

LOS ARCHIVOS HISTÓRICOS o EL DILEMA DE LA CONSERVACIÓN.

PONENCIAS, CONFERENCIAS y DISERTACIONES EN TORNO AL TEMA DE LA ELECTRICIDAD EN MÉXICO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

Estabilidad vs. Inestabilidad de la informática en los Archivos Históricos, o el dilema de la conservación.[1]

ABSTRACT

Tema propuesto por parte del Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro para la mesa: Problemáticas y soluciones de la digitalización de los fondos documentales.

   Hoy día hemos entrado al territorio de la salvaguarda digital de diversos acervos. Sin embargo, todavía es hora en que no hemos podido definir ciertos criterios, no por desconocimiento, en lo fundamental. En todo caso es debido al hecho de que no contando por ahora con instalaciones apropiadas, pero sobre todo con los recursos financieros que garanticen la puesta en marcha de un proyecto que consideren –en lo particular, pero también en lo general-, las condiciones de infraestructura y funcionamiento de un Archivo Histórico en cuanto tal, así como por aspectos de capacitación y preparación oportuna y profesional de quienes lo integran, es por lo que, en consecuencia, se genera entre otras cosas no poder poner en aplicación los métodos y la tecnología más apropiados que permitan la permanencia de los acervos no sólo en su condición física actual. También en lo que actualmente es un respaldo que va de lo analógico a lo digital.

   Por tanto, no existen por ahora los elementos para efectuar la más correcta de las digitalizaciones y todas sus actividades complementarias, mismas que deben ser vistas como los soportes o medios de concentración capaces de garantizar esa preservación. El temor que nos invade es vernos enfrentados a las nuevas tendencias informáticas con su constante renovación y sentir que al subirnos al carro de esas tecnologías en algún momento, será hacernos de un equipo confiable, pero también conscientes de que aceptarlo así, es porque tendremos que adaptarnos a dichas tendencias, considerando que la migración de un soporte a otro ocurre como resultado de esa intensa velocidad de cambios tecnológicos.

   Las empresas dedicadas a esto ofrecen las mejores bondades de equipo y software para resistir esta revolución industrial. Al margen de costos, lo que nos interesa es garantizar que los soportes digitales que estamos realizando al intervenir el original y dejando a este en condiciones de la mejor estabilidad sean los más confiables. Ninguna situación lo garantiza. El equipo de cómputo, la digitalización son dos elementos vulnerables, ya sea en la casa o en el trabajo. Un error humano, un simple apretón en teclas como “Esc” o “Supr”; o la indebida manipulación de otros elementos en el software o el hardware generan la amenaza de riesgo y desaparición de archivos. De igual forma, la presencia masiva de elementos malignos denominados virus, gadgets, spam, archivos adjuntos o la propia conexión a la internet; e incluso el uso indiscriminado de memorias portátiles denominadas USB´s; que si no vienen vacunadas o la máquina en uso no se encuentra respaldada por un antivirus, hacen que el riesgo de contaminación sea mayor.

   Frente a todos estos escenarios, nos parece oportuno describir no un panorama desalentador, pero tampoco la panacea. Se trata, en todo caso, de encontrar un equilibrio razonado de todo cuanto significa conservar digital o analógicamente una fuente documental o fotográfica original, que no vamos a perder, y menos si se encuentra en territorio del archivo histórico. El archivo en cuanto tal, y sus integrantes son, de entrada los primeros en entender el grado de responsabilidad en la preservación de esas fuentes en las condiciones más adecuadas posibles. Pero, y volvemos a la pregunta, ¿lo digital garantiza el futuro de la conservación? He ahí el dilema.

Estabilidad vs. Inestabilidad de la informática en los Archivos Históricos, o el dilema de la conservación.

   Hoy día hemos entrado al territorio de la salvaguarda digital de diversos acervos. Sin embargo, todavía es hora en que no hemos podido definir ciertos criterios, no por desconocimiento, en lo fundamental. En todo caso es debido al hecho de que no contando por ahora con instalaciones apropiadas, pero sobre todo con los recursos financieros que garanticen la puesta en marcha de un proyecto que consideren –en lo particular, pero también en lo general-, las condiciones de infraestructura y funcionamiento de un Archivo Histórico en cuanto tal, así como por aspectos de capacitación y preparación oportuna y profesional de quienes lo integran, es por lo que, en consecuencia, se genera entre otras cosas no poder poner en aplicación los métodos y la tecnología más apropiados que permitan la permanencia de los acervos no sólo en su condición física actual. También en lo que actualmente es un respaldo que va de lo analógico a lo digital.
   Hoy día, las grandes empresas dedicadas a la venta y comercialización de software, recomiendan que una de las funciones fundamentales de los especialistas de la información y de su tratamiento automatizado en la red es permanecer informados y atentos a la evolución de la normativa, pues sólo gracias a ella es posible intercambiar de una forma verdaderamente universal la información digital que crece en progresión geométrica en el mundo.[2]
   Por ejemplo, DIGIBIS aplica a sus proyectos la recolección de metadatos. Utiliza el Protocolo OAI-PMH mediante el desarrollo de Recolectores y Repositorios que presentan, frente a otros de carácter Open Source, la ventaja de estar vinculados internamente con la Base de Datos Bibliográfica. Se consigue así que la actualización del Repositorio sea dinámica, salvando el mayor de los escollos que presentan muchos repositorios institucionales: el escaso número de registros que contienen.
   Las propuestas de desarrollo hechas por la modernidad son una maravilla, un auténtico milagro… aunque inalcanzables en la condición del aquí y ahora que vivimos. En ese sentido, tenemos que sujetarnos y adaptarnos a cuanto es posible alcanzar. Por ejemplo:

[y volvemos a] DIGIBIS ofrece entre sus servicios la transformación de todo tipo de documentos originalmente en soporte papel, u otras características físicas (fotografías, diapositivas, imágenes a color y blanco y negro, etc.), a formato electrónico utilizando la tecnología más avanzada que existe en estos momentos en el mercado.
   Los resultados de la digitalización (imagen o texto) pueden ser almacenados en una base de datos, permitiendo recuperar, por un lado, las imágenes obtenidas de la digitalización para ser consultadas gracias a nuestras aplicaciones y la indexación de las mismas, por otro. Del mismo modo son procesados los textos.[3]

   Y más aún, no existen por ahora los elementos para efectuar la más correcta de las digitalizaciones y todas sus actividades complementarias, mismas que deben ser vistas como los soportes o medios de concentración capaces de garantizar esa preservación, muy a pesar de la idea que nos siguen vendiendo –como acabamos de ver- las empresas dedicadas a este ramo. El temor que nos invade es vernos enfrentados a las nuevas tendencias informáticas con su constante renovación y sentir que al subirnos al carro de esas tecnologías en algún momento, será hacernos de un equipo confiable, pero también conscientes de que aceptarlo así, es porque tendremos que adaptarnos al ritmo de esas velocidades tecnológicas, considerando para ello la más esencial de las condiciones: la migración segura de un soporte a otro.
   Las empresas dedicadas a esto ofrecen las mejores bondades de equipo y software para resistir la que es ya la tercera revolución industrial.[4] Al margen de costos, lo que nos interesa es garantizar que los soportes digitales que estamos realizando al intervenir el original y dejando a este en condiciones de la mejor estabilidad sean los más confiables. Por ahora, ninguna condición nos lo asegura. El equipo de cómputo, la digitalización son dos elementos vulnerables, ya sea en la casa o en el trabajo. Un error humano, un simple apretón en teclas como “Esc” o “Supr”; o la indebida manipulación de otros elementos en el software o el hardware generan la amenaza de riesgo y desaparición de archivos. De igual forma, la presencia masiva de elementos malignos denominados virus, gadgets, spam, archivos adjuntos o la propia conexión a la internet; e incluso el uso indiscriminado de memorias portátiles denominadas USB´s que si no vienen vacunadas o la máquina en uso no se encuentra respaldada por un antivirus, hacen que el riesgo de contaminación o el de la pérdida de información sea mayor.
   Frente a todos estos escenarios, nos parece oportuno describir no un panorama desalentador, pero tampoco la panacea. Se trata, en todo caso, de encontrar un equilibrio, el fiel de la balanza más razonado respecto de cuanto significa conservar digital o analógicamente una fuente documental o fotográfica original, que no vamos a perder, y menos si se encuentra en territorio del archivo histórico. El archivo en cuanto tal, y sus integrantes son, de entrada los primeros en entender el grado de responsabilidad en la preservación de esas fuentes en las condiciones más adecuadas posibles. Pero, y volvemos a la pregunta, ¿lo digital garantiza el futuro de la conservación? He ahí el dilema.
   Ahora bien, el tema central de este tercer encuentro que nos convoca ha sido precisamente el denominado: “Principios archivísticos y tecnologías de la información”, y que se convierte en el fundamento de todas nuestras preocupaciones que, en una u otra forma han venido a ventilarse aquí, con objeto de enfatizar los medios, las formas y los recursos más apropiados para establecer el marco que garantice la preservación de un nuevo tipo de documento cuya condición es virtual. En eso precisamente radica parte de esta exposición. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua, el término virtual, en tanto adjetivo significa que tiene existencia aparente y no real. Ahora bien, en la propia definición de imagen virtual, con esto nos encontramos: Conjunto de los puntos aparentes de convergencia de los rayos luminosos que proceden de un objeto después de pasar por un espejo o un sistema óptico, y que, por tanto, no puede proyectarse en una pantalla.
   Así pues, la colindancia con la utopía es apenas nada. Veamos. Utopía, lugar que no existe. Y más aún: Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.
   En los tiempos que corren, todos quienes tenemos posibilidad de manejar una computadora solemos hacer este tipo de respaldos, en archivos de texto o de imagen, pero nos abandonamos un poco a la idea de que hacerlo mecánicamente nos lleva a ser indiferentes ante ese mismo tipo de rutina. A este aspecto debemos sumar el hecho de la condición laboral y luego la que resulta de la aplicación de los recursos económicos como garantía o no de la salvaguarda de información que no termina con el hecho de haberlo conseguido. Por tanto, ¿es accesible o inaccesible la información al solicitarla por los medios electrónicos a nuestro alcance? Y algo que es aún más delicado: dicha información aglutinada en forma coherente y equilibrada, en función de todas las condiciones de funcionamiento, ¿tiene posibilidad de ser migrada a los nuevos soportes? Esto necesita no sólo la inversión económica pertinente. También el hecho de una clara conciencia por parte de quienes están involucrados en su conservación. Así que si creemos que dinero mata tecnología segura y todos en paz con Dios, no es precisamente el más afortunado de los comentarios.
   El común denominador de los archivos históricos en este país nos remite al área marginal, donde, por tratarse de un agente cercano al tema sensible de la cultura no cuenta las más de las veces con el apoyo más pertinente que se esperaría por parte del estado, o por la escasa atención que, en lo particular dedican las administraciones a algo que no es prioritario o susceptible de ser atendido como cualquier otro asunto de relevancia. Cuando el tema del archivo histórico sea entendido en su real dimensión; cuando la idea de que un área como esta se dedica a la recuperación de trayectorias relevantes en el devenir de una historia en específico; historia que, al plantearla en cuanto tal, resulta que es paralela a la historia del país mismo, entonces sabremos que se le habrá hecho justicia.
   El imperativo aquí es saber aplicar congruentemente los mecanismos correctos para garantizar cada una de las etapas a las que me refiero. Por lo visto, es preocupación de quienes participan en estos procedimientos que las etapas en la vida de los documentos deben desembocar, necesariamente en el ámbito del archivo histórico, de ahí que su integrantes deben cobrar conciencia clara del significado que entraña la conservación de diversos soportes, de su manejo particular y específico, por lo que no se trata solamente de papeles viejos o montones de fotografías y otras tantas cosas. Estamos en el espacio donde dichas piezas adquieren un significado muy especial, de elementos únicos e insustituibles para que, en auténtica condición de Sigüenzas y Góngoras de este siglo XXI, seamos capaces de entender lo que significa la información y su salvaguarda consciente.
   Con el paso de los años, diversas experiencias han quedado registradas en procesos tan plausibles como INTERpares,[5] en tanto nuevo concepto en el manejo de documento de archivo (record) en sistemas electrónicos y la metodología para identificar la entidad que debe ser conservada y preservada, y así también las implicaciones de un nuevo concepto de ciclo de vida de esos documentos de archivo con el fin de asegurar su exactitud, confiabilidad y autenticidad.
   En 1970, uno de los soportes de los sistemas informáticos era la tarjeta perforada con capacidad para 80 caracteres, sistema al que adhirieron algunos repositorios como el Archivo General de Indias. Hoy no hay tecnología capaz de leer esa información y nos encontramos con el CD y el DVD y se siguen creando nuevos soportes, lo que obliga estar alertas frente a los desafíos tecnológicos.[6] Sin embargo la velocidad con la que corre la presencia tecnológica en informática y computación provoca que las generaciones de material para generar y reproducir los soportes se reduzcan considerablemente, al grado de que los cambios se registren en tiempos muy cortos, lo cual genera que en el mercado aparezcan alternativas que dan muy poco margen de tiempo y asimilación en el uso de esos medios.
   Por ejemplo, en ese sentido INTERpares funciona en condiciones ideales, lo cual no está pensado para archivos que pertenecen a países en desarrollo, como el nuestro, y cuyo presupuesto no tiene especialmente interés por este tema, aunque deberían crearse las condiciones para que el estado tenga obligaciones concretas sobre dichos asuntos de interés nacional. Entre otras cosas la “Carta para la preservación del patrimonio digital” (UNESCO, 2003)[7] considera “elaborar estrategias y políticas”, lo cual nos lleva a sugerir lo antes dicho, en la medida de que ese sea un asunto para documentar el expediente que luego, ya listo, sea turnado a las instancias de la propia UNESCO para su revisión, discusión, y en su caso aprobación.
   Pero la experiencia de INTERpares ha dicho que no es posible conservar un documento de archivo electrónico, sólo la habilidad para reproducirlo.
   No obstante, aún si nosotros pudiéramos asegurar la conservación de los documentos de archivo electrónicos y superar la fragilidad del soporte y la obsolescencia tecnológica, los documentos de archivo conservados serán de poco valor, a menos que podamos tener la seguridad de que son auténticos, es decir, que pueden ser confiables como fuentes.[8]
   Los Archivos Generales que conservan los documentos de tercera edad (corriente, intermedia y permanente), los cuales han sido formalmente evaluados y que poseen valores permanentes como evidencia o para propósitos de investigación, completan el ciclo vital de los documentos. Sirven, en primer lugar, como memoria de una nación y permiten a la sociedad planear inteligentemente su futuro, con base en la experiencia del pasado. Los archivos preservan el registro de las obligaciones y compromisos del gobierno y la evidencia de los derechos de los ciudadanos. Como una fuente de historia nacional, pueden convertirse en una influencia poderosa para promover en el pueblo el entendimiento de sí mismo y para crear un sentido de identidad nacional.[9]
   En la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental se establece que Documento electrónico es toda aquella información que puede constituir un documento de archivo cuyo tratamiento es automatizado y requiere de una herramienta específica para leerse o recuperarse.[10]
   Algunos lineamientos han establecido sobre los documentos electrónicos que

Las dependencias y entidades tomarán las medidas necesarias para administrar y conservar los documentos electrónicos, generados o recibidos, cuyo contenido y estructura permitan identificarlos como documentos de archivo que aseguren la identidad e integridad de su información. Proviene del apartado vigesimotercero de los Lineamientos para la organización y conservación de archivos de las dependencias y entidades de la administración pública federal (…)[11]

   En Brasil y hacia 1990, la proliferación de los documentos digitales en las instituciones públicas y privadas, reforzó la necesidad de proceder a la gestión archivística y la preservación de estos documentos. La razón es que, al contrario de los documentos en papel, los digitales son extremadamente vulnerables a la intervención humana, la obsolescencia tecnológica y la degradación del soporte. Puesto que el documento archivístico es fuente de prueba de las actividades ejercidas por la institución que los crea, los factores de riesgo comprometen las cualidades esenciales de este tipo de documento, que son la confiabilidad y la autenticidad. Consecuentemente, el gobierno, la sociedad y los ciudadanos se ven amenazados por la falta de documentos capaces de sustentar sus derechos y deberes.[12]
   En lo que respecta a la preservación, el documento digital conlleva una contradicción: para ser preservado necesita ser reproducido. El binomio obsolescencia tecnológica - fragilidad del soporte exige intervenciones tales como migraciones, emulaciones y refrescamientos, de manera que se garantice el acceso a la información generada en el medio digital. Tales intervenciones, a su vez, implican directamente una cuestión de autenticidad (identidad e integridad) y de autentificación del documento reproducido.
   Otro riesgo se encuentra en el uso de los medios de impresión y los consumibles mismos, que no tienen el grado de adherencia necesaria y que llevan a garantizar sólo en periodos relativamente cortos la vida de aquello que se plasma en el soporte de papel.
   Los esfuerzos de todos quienes participan en proyectos de esta naturaleza, y concretamente en el territorio del archivo histórico, van encaminados a mejorar los medios para facilitar preservación y consulta; migración y difusión entre otros aspectos.
   Para ello existen diversas obligaciones marcadas por instrumentos y normas nacionales o internacionales como soporte suficiente para establecer ese compromiso “moral”. Las “Directrices para la preservación del patrimonio digital” emitido por la UNESCO en marzo de 2003 es un documento complejo que compromete la aplicación más apropiada de sus recomendaciones siempre y cuando las condiciones que existan alrededor de su aplicación sean las ideales.
   Por ejemplo, el Art. 4.-Necesidad de pasar a la acción, advierte el hecho de que se “haga frente a los peligros actuales” (ya que) el patrimonio digital desaparecerá rápida e ineluctablemente. Urge emprender actividades de divulgación y promoción, alertar a los responsables de formular políticas y sensibilizar al público en general tanto sobre el potencial de los productos digitales como sobre los problemas prácticos que plantea su preservación. El hecho de estimular la adopción de medidas jurídicas, económicas y técnicas para salvaguardar ese patrimonio redundará en beneficio de los propios Estados Miembros”.
   En esto podríamos seguir discutiendo en forma continua, así como reflexionando sobre las mejores conveniencias del caso. Pero ¿cómo proceder en condiciones como las que se viven en la mayoría de los archivos históricos de este país? La actual crisis mundial ha afectado radicalmente ese objetivo, de ahí que los gobiernos destinen porcentajes menores a la cultura en su conjunto. Y si cultura es atender en este caso el patrimonio histórico que existe para garantizar su preservación con apoyo de los medios apropiados para ello. Y si cultura es, entre otras muchas cosas, también la memoria documental de un país como este. Y si la cultura se enfrenta al desdén de quienes teniendo la obligación terminan sin apoyarla, ¿ante qué escenario nos encontramos realmente?

POST SCRIPTUM

   Recientemente ha estado en México Howard Besser, profesor de Estudios de Cine en la New York University, donde funge como responsable de la maestría en catalogación y preservación de imágenes en movimiento. Pues bien, este personaje ha participado en el Seminario de Conservación de Obras y Documentos sobre Soportes Electrónicos[13] que organizó el Centro Nacional de las Artes (CNA) en colaboración con el Centro Cultural España y la Cineteca Nacional.
   En lo que parece un decálogo de sentencias y advertencias, el especialista parece darle a estos apuntes una verdadera justificación. Si esto aún no es posible, escuchen lo que afirmó en entrevista[14] concedida a la prensa:
1.-La tecnología digital no garantiza la conservación –ni siquiera a mediano plazo- de documentos, videos, filmes, fotografías, arte y otras obras. Es uno de los grandes problemas en materia de preservación patrimonial. Pero, por el momento, no hay otra opción.
2.-(…) [en estos momentos] ya no es posible acceder a archivos escritos hace apenas 15 años, mediante procesadores de texto distintos de los más comunes utilizados en la actualidad.
3.-(…) hay fotografías digitalizadas que en un periodo relativamente corto, será difícil apreciar porque el programa (software) que hace posible verlas o imprimirlas habrá caducado o no será compatible con nuevas versiones.
4.-Este es un espacio de reflexión y producción de dispositivos teórico-prácticos que permitan la conservación y registro de obras de arte electrónico, así como aquellos documentos audiovisuales que fueron producidos y/o que se sostienen sobre soportes electrónicos, y en que ha quedado registrada una práctica artística.
5.-(…) el origen del problema radica en la divergencia de criterios entre los fabricantes del software y los administradores o preservadores de las obras y documentos: mientras que las versiones de algunos programas de cómputo se actualizan, por ejemplo, cada cuatro años, el criterio de los preservadores de archivos es el de conservarlos el mayor tiempo posible. La cuestión es que su traslado a nuevas versiones es prácticamente imposible.
6.-El problema no son las máquinas (hardware) sino el software. Podemos mantener los archivos en viejas máquinas que no podrán funcionar en el futuro porque no serán compatibles con los nuevos programas. Ahora ya tenemos gran experiencia en movernos de un soporte a otro, pero no de un software a otro.
7.-Aún adquiriendo tecnología de punta, es imposible mantenerse al día. Incluso, el Museo Getty, uno de los más actualizados desde hace 11 años, ahora enfrenta problemas de obsolescencia del equipo.
8.-[Enfrentamos la] dinámica vertiginosa [debido a que] es un gran negocio de los fabricantes de software, pero yo no puedo decirle a Bill Gates que lo haga de manera diferente; Microsoft quiere ganar dinero y no va a hacer un software que dure para siempre porque se acaba el negocio. Es una situación creada por los fabricantes.
9.-Lo cierto es que en materia de tecnología “nada es para siempre”.
10.-Por lo tanto, Howard Besser considera un error hablar de lo digital como algo permanente. Ahora vivimos la era digital, pero es posible que en relativamente pocos años empecemos a hablar de chips moleculares u orgánicos que no requerirán de lo digital ni de máquinas, lo cual significa entrar en una era que ahora no podemos ni siquiera imaginar.
   Hasta aquí las declaraciones del especialista. Hasta aquí, con la que he pretendido sea no sólo una ponencia más en el universo de este encuentro, sino una más de las advertencias en el sentido de que no podemos confiarnos de las “bondades” de la tecnología, ni tampoco dejarnos fascinar por la era digital. Es preciso aplicar las mejores medidas de preservación, aún en el peor de los casos (limitación económica o presupuestal, o marginación) si nuestro propósito es conservar el soporte de otro soporte que muchas veces se convierte en el único, y por tanto expuesto a desaparecer, adquiriendo con ello una nueva condición conocida como inmaterial.

NOTA:

Si desea entrar en contacto con el autor de estos trabajos de investigación, recopilaciones, y demás asuntos relacionados con la reconstrucción de la historia de Luz y Fuerza del Centro, o simplemente conocer su obra, con gusto lo remito a la "liga" en que aparecen sus datos curriculares:


En la cejilla "Acerca del autor", se encuentran todo mi perfil profesional, así como un archivo PDF que reúne toda mi obra, publicada desde 1987 y hasta nuestros días.

Muchas gracias.




[1] “Tercer encuentro de Archivos del Distrito Federal”, convocado por el Archivo Histórico del Distrito Federal “Carlos de Sigüenza y Góngora” y el Archivo Histórico “José María Basagoiti” del Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, bajo el tema: “Principios archivísticos y tecnologías de la información”.19, 20 y 21 de agosto de 2009 en la capilla del Colegio de Vizcaínas y el Museo de la Ciudad de México. MESA 10: Problemáticas y soluciones de la digitalización de los fondos documentales. Primera parte. Modera: Lic. Mariana B. Gayosso Martínez, Archivo Histórico del Distrito Federal “Carlos de Sigüenza y Góngora”. Tema: Estabilidad vs. Inestabilidad de la informática en los Archivos Históricos, o el dilema de la conservación.
[2] DIGICLIC, Boletín de DIGIBIS. Nº 1. Enero-Junio, 2009. “El patrimonio bibliográfico español cada vez más accesible para todos”. DIGIBIS es una empresa especializada en desarrollo de software de gestión documental para archivos, bibliotecas y museos. Digitalización y edición digital de documentos.
[3] Op. Cit. ¿En qué consiste el proceso?
   Para que una imagen llegue a ser texto tendría que pasar por un programa de reconocimiento de caracteres (O.C.R.) y una posterior corrección del mismo. La principal ventaja y característica de este sistema, es la posibilidad de hacer búsquedas a texto libre en todo el documento, o bien, sobre campos predefinidos, utilizando operadores booleanos y de proximidad.
   En el caso de las imágenes se asigna a cada documento la descripción deseada sobre la cual también es posible hacer búsquedas con operadores boolenanos y de proximidad. El usuario dispone además de un visualizador que le permite mejorar la calidad de las imágenes.
   En cualquiera de los dos casos anteriormente descritos, DIGIBIS le ofrece un sistema de gestión documental desarrollado íntegramente por esta empresa mediante el cual se estructura la información en atención a las necesidades del cliente. El acceso a la misma siempre será fácil, rápido y cómodo.
   El objetivo fundamental es la preservación del documento. Por ello nuestro personal técnico está capacitado para la digitalización experta de materiales que requieran de un especial cuidado en su manipulación.
Almacenamiento y resolución de las imágenes.
   Las imágenes escaneadas en B/N (binario) suelen guardarse comprimidas en formato TIFF grupo IV, y las imágenes en color o escala de grises en formato JPEG con una compresión media o alta.
   Estos dos últimos tipos de imágenes se pueden guardar también en formato TIFF sin comprimir si se requiere una calidad perfecta, sin pérdida de información, pero hay que tener en cuenta el gran tamaño que estas imágenes tendrían y el tiempo que nos llevaría abrirlas.
   Respecto a la resolución, las imágenes en B/N (binario) suelen escanearse a 300 dpi, mientras que las imágenes en grises o color suelen bajar hasta los 150. En el caso de querer hacer (O.C.R.), se recomienda una resolución en torno a los 400 dpi.
Digitalización versus microfilmación.
La documentación conservada en los archivos históricos, bibliotecas y centros de documentación supone una importante fuente de información sobre nuestra historia y nuestra cultura que hay que preservar y difundir. La digitalización de esta información y su almacenamiento en formato electrónico garantiza tanto su conservación como un rápido acceso a la misma.
   Una tendencia muy común hasta ahora ha sido la de microfilmar los fondos para conservarlos en este soporte, aparentemente más perdurable, y, por ende, considerado como más adecuado para la conservación de los originales. Un segundo paso en el proceso ha sido el de digitalizar la información microfilmada y posibilitar así su edición en soporte digital. Sin embargo, en DIGIBIS no recomendamos digitalizar a partir de microfilm por las siguientes razones:
1.-Por el dudoso estado de conservación de los rollos de microfilm, motivo principal de la escasa calidad de los resultados.
2.-Porque los controles de calidad son mucho más fiables cuando se realizan sobre materiales digitalizados pues se evitan los saltos en la paginación tan frecuentes en el microfilm.
3.-Por el desequilibrio existente en la relación calidad/precio. El coste de digitalización a partir del microfilm es equivalente al coste de digitalización sobre el propio original. Como contrapartida, este segundo método permite una calidad muy superior.
[4] Carlos Fuentes: “Juan Ramón de la Fuente en la Cátedra Julio Cortázar”. En Revista de la Universidad de México, nueva época, Nº 26, abril de 2006, p. 82. Dice el autor de “Terra nostra”: “(…) Me refiero a la transformación técnico-informativa que impulsa y refleja lo que podemos considerar una tercera revolución de la modernidad. La primera fue la revolución de la tierra (Magallanes) y de los cielos (Copérnico). La segunda, la revolución industrial de los siglos XIX y XX. Y la tercera, la creciente globalización de la información, la ciencia y la tecnología como motores del desarrollo.
   “Sujetos de la primera revolución (descubrimiento, conquista y colonización), objetos de la segunda (reserva de materias primas y mano de obra barata), debemos ahora prepararnos para ser actores, partícipes plenos y no ya ancilares, de esta nueva y tercera revolución”.
[5] INTERpares es un nuevo concepto de documento de archivo (record) en sistemas electrónicos junto con la metodología para identificar la entidad que debe ser conservada y preservada, y así también las implicaciones de un nuevo concepto de ciclo de vida de esos documentos de archivo con el fin de asegurar su exactitud, confiabilidad y autenticidad.
[6] Archivos en formato electrónico. EQUIPO CLAID-PROYECTO INTERpares. México, A.G.N., 2007, p. 15.
[7] Carta para la preservación del patrimonio digital. UNESCO
Preámbulo. La Conferencia General, Considerando que la desaparición de cualquier forma de patrimonio empobrece el acervo de todas las naciones, Recordando que la Constitución de la UNESCO establece que la Organización debe ayudar a la conservación, al progreso y a la difusión del saber, velando por la conservación y la protección del patrimonio universal de libros, obras de arte y monumentos de interés histórico o científico, que su Programa Información para Todos ofrece una plataforma para el debate y la acción sobre políticas de información y sobre la salvaguardia de los conocimientos conservados en forma documental, y que su programa “Memoria del Mundo” tiene por objeto garantizar la preservación del patrimonio documental del mundo y un acceso universal al mismo, Reconociendo que esos recursos de información y expresión creativa se elaboran, distribuyen, utilizan y conservan cada vez más en forma electrónica, y que ello da lugar a un nuevo tipo de legado: el patrimonio digital, Consciente de que el acceso a dicho patrimonio brindará mayores oportunidades de creación, comunicación e intercambio de conocimientos entre todos los pueblos, Entendiendo que este patrimonio digital se encuentra en peligro de desaparición, y que su preservación en beneficio de las generaciones actuales y futuras es una preocupación urgente en el mundo entero, por lo que se establecen los siguientes artículos:

EL PATRIMONIO COMO HERENCIA COMÚN
Artículo 1. Alcance
Articulo 2. Acceso al patrimonio digital

VIGILANCIA CONTRA LA PERDIDA DEL PATRIMONIO
Artículo 3. El peligro de pérdida
Artículo 4 - Necesidad de pasar a la acción.
Artículo 5 - Continuidad del patrimonio

MEDIDAS NECESARIAS
Artículo 6 - Elaborar estrategias y políticas
Artículo 7 - Seleccionar los elementos que deben conservarse
Artículo 8 - Proteger el patrimonio digital
Artículo 9 - Preservar el patrimonio cultural.

ATRIBUCIONES
Artículo 10 - Funciones y atribuciones.
Articulo 11. Alianzas y cooperaciones.
[8] Archivos en formato electrónico…, op. Cit., p. 18.
[9] Ibídem., p. 21.
[10] Ibid., p. 34.
[11] Diario oficial de la Federación. México, 20 de febrero de 2004.
[12] ib., p. 69.
[13] Seminario de Conservación de Obras y Documentos sobre Soportes Digitales.
Descripción: Este seminario es un espacio que pretende la reflexión sobre la conservación, preservación, documentación y registro de obras de arte y documentos audiovisuales que residen y, o fueron producidos de origen sobre soportes electrónicos.
   El objetivo es buscar de manera conjunta e integral las estrategias y mejores metodologías para preservar este patrimonio artístico y documental que está en alto riesgo. La reunión contará con la presencia y concurrencia de diversos especialistas internacionales y nacionales, artistas y productores audiovisuales, así como de personal especializado en el control de colecciones, museos, bibliotecas y archivos dedicados al arte electrónico, al patrimonio audiovisual y el reuso y acceso de los documentos leídos por maquinas. Las tareas principales están dirigidas a investigadores del arte, del cine, de la televisión y de los medios audiovisuales, de la imagen fotográfica analógica y digital, a investigadores y curadores. Pero también a un público multidisciplinario constituido por especialistas encargados de resolver el control, la organización, documentación y catalogación de colecciones de arte contemporáneo electrónico, archivos audiovisuales y mediatecas.
Justificación: Durante más de cincuenta años diversos documentos audiovisuales fueron producidos sobre soportes fiables y de rápida obsolescencia tecnológica. De estos procesos de la técnica no han escapado registros sonoros, de video, fílmicos, y obras de arte electrónicas o instalaciones y  performance que usaron los medios audiovisuales para documentar su puesta en escena. Los creadores de vanguardia exploraron nuevas tecnologías para apropiarse e insertar sus discursos estéticos y preocupaciones, y con ello se incorporaron a un terreno –que tecnológicamente hoy- es un reto para la permanencia de esas expresiones artísticas y documentales. Lo mismo se puede afirmar de todos aquellos rollos de película amateur de 8 y S8 mm que fueron transferidos a cintas de video y después a discos compactos con el sano objeto de garantizar su reproducción. Sin embargo, ese patrimonio de la vida cotidiana y de un colectivo e imaginario social inmediato también está en riesgo, de lo contrario no encontraríamos estos productos culturales devaluados y puestos a la venta en los mercados de pulgas o en la basura.
   Es a través de intercambio de información, análisis y estudio de experiencias y casos específicos que se diseñan estrategias y metodologías para resolver un problema común. Este seminario pretende reunir a los actores que entran en este juego de producción, exhibición, acceso, estudio y conservación de productos culturales cuyos soportes no tienen esperanza de vida igual que los libros.
Agenda: El seminario se llevará a cabo en tres días de conferencias y mesas redondas (29-31 julio 2009) con la participación de especialistas mexicanos y extranjeros y de dos talleres, uno dedicado al registro y documentación de obra electrónica y otro que abordará documentos de documentos audiovisuales.
   Las instituciones convocantes son Fundación Televisa (Dirección de Artes Visuales), Centro Nacional de las Artes (Centro Multimedia), la Embajada Americana, el Instituto Goethe, la Fundación Coppel, la Fundación Jumex y el Museo Universitario de Arte Contemporáneo UNAM.
   Sedes: Aula Magna José Vasconcelos de CNA y el MUAC donde se desarrollarán los talleres.
[14] La Jornada, año veinticinco, Nº 8965, viernes 31 de julio de 2009. Sección de cultura, p. 4ª.

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