lunes, 6 de mayo de 2013

TORRES TIPO "NECAXA", CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN.

CURIOSIDADES ELÉCTRICAS DE ANTAÑO, EXHUMADAS HOGAÑO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   En el curso de los últimos meses de 1954 y primeros de 1955, fueron desmantelados los circuitos 3 y 4 la vieja línea de transmisión a 85 kV entre la subestación de El Salto en Necaxa y la subestación de Cerro Gordo. Tal línea fue planeada por el Ing. Frederick Stark Pearson, fundador de la Compañía de Luz. En esa segunda mitad del siglo XX, la línea de 85 kV se sustituyó por una a 220 kV, misma por la que circulaba la energía generada en el Sistema hidroeléctrico de Necaxa, abatiendo las pérdidas de transmisión por calentamiento y otros factores.
   En un principio, allá por 1905, por la línea aquí mencionada se transmitían valores de 60 kV, que pasaron más tarde, a los de 85 kV. Para que aquello se volviera una realidad, permitió que Pearson visitara, desde 1900 la exuberante región de Necaxa, convenciéndose de las enormes posibilidades que la zona ofrecía para generar energía eléctrica, aprovechando para ello sus cuencas y caídas de agua.

Torres que, con el tiempo se bautizaron como tipo “Necaxa”. La imagen corresponde al año de 1909. Col. del autor.

   No pasó mucho tiempo antes de que se comenzara a producir fuerza motriz que se transmitía hasta la ciudad de México a lo largo de una distancia de 157 kilómetros. Fue necesario habilitar un ferrocarril que sirvió como medio de comunicación y traslado, mismo que fue de enorme utilidad para realizar la carga y descarga de las partes que integraban todas aquellas torres levantadas en el trazo de los 157 kilómetros ya mencionados. Por aquella época, enviar corriente eléctrica a larga distancia era un verdadero problema ya que para hacerlo se requería un voltaje elevado o emplear conductores de extraordinario espesor, evitando con ello riesgosas caídas de voltaje que hubiesen provocado alteraciones en la transmisión de la energía. Además, cuando había necesidad de interrumpir la corriente para hacer una compostura, se producía un “arco eléctrico” a veces de varios metros de extensión con los consecuentes riesgos.
   Para evitar tales circunstancias, fue perfeccionado un switch en aceite que seguía utilizándose 50 años después de la puesta en servicio de Necaxa, switch que podía manejar voltajes elevados dentro de tanques de aceite con la misma sencillez con que se gira el apagador que hace funcionar un foco de baja potencia.
   Más tarde se presentó otro problema técnico: ¿Qué material debería emplearse en los postes para el sostén de los cables? Y es que hasta antes de que la ingeniería decidiera la estructura peculiar de las torres de transmisión, se utilizaban postes de madera, por lo que uno de los detalles a resolver era evitar poner este tipo de soporte uno tan cerca del otro, lo que significaba una operación sumamente costosa y de difícil conservación. De ahí que se decidieran por torres de acero estructural armadas en acero ángulo con todas sus partes galvanizadas. Cada una tenía 16.5 metros de altura total, incluyendo los 1.5 metros que penetraban en el suelo para afianzarlas.
   Las tres mil torres que en ese tiempo sostenían 4,200 toneladas de línea de transmisión, fueron calculadas para soportar un empuje lateral en cada aislador de aproximadamente 800 kilos y para resistir vientos hasta de 160 kilómetros por hora. En el tramo de Necaxa a México, se levantaron para transmitir la corriente, dos series de 500 torres cada una.
   Sobre cada torre se tendieron dos circuitos, compuestos cada uno de tres hilos; los cables conductores eran de cobre del número tres ceros (3/0 AWG), cinco hilos y corazón de yute.
   Además de los cables conductores, cada torre llevaba un circuito telefónico con alambre de hierro, colgado tres metros debajo de los cables (algo así como el hilo piloto), que servía para reportar los desperfectos a lo largo de la línea. Poco después, como medida adicional de seguridad, se instaló un sistema de telégrafo inalámbrico que se usaba cuando no funcionaba el teléfono.
   Una revista publicó en el año de 1906 el siguiente comentario:
   “…la obra se ha terminado. La portentosa línea de transmisión que viene a la ciudad de México desde una distancia de 157 kilómetros, en línea recta, cruzando montes y valles, representa el núcleo de un vasto sistema de distribución, que por su inmensidad, es la parte más maravillosa de todo el mecanismo que forma la Compañía de Luz”.
   A pesar de los cuarenta metros de altura que desde entonces lucían las nuevas torres de transmisión, no se olvidará la importante función que las antiguas desempeñaron en los albores de la industrialización de México, así como a su constructor, el visionario Doctor Frederick Stark Pearson.
(Datos tomados de la Revista LyF, año I, Nº 10, de junio 1º de 1955, p. 3-6.).

NOTA:

Si desea entrar en contacto con el autor de estos trabajos de investigación, recopilaciones, y demás asuntos relacionados con la reconstrucción de la historia de Luz y Fuerza del Centro, o simplemente conocer su obra, con gusto lo remito a la "liga" en que aparecen sus datos curriculares:


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Muchas gracias.

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