CURIOSIDADES
ELÉCTRICAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
El 7 de octubre de 1957, el entonces
Presidente del Consejo de Administración de la Compañía, el Sr. William H.
Draper Jr., pronunció importante discurso ante los miembros del Club de
Ejecutivos de Ventas en México, donde anunciaba que el 25% de las acciones
preferentes con derecho a voto de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz,
estaba ya en poder de accionistas de México y que una nueva emisión de acciones
comunes, sería ofrecida en el Mercado de Valores de México, en el curso de lo
que restara de aquel año.
Por su interés, he aquí la sustancia del
discurso mencionado.
Hace dos años se ofreció, con éxito, en el
mercado de valores mexicano, una emisión de bonos en moneda nacional y de
acciones preferentes en moneda canadiense, de nuestra Compañía. Desde entonces
los inversionistas mexicanos han estado adquiriendo más acciones preferentes,
hasta el punto que en la actualidad alrededor del 25% de la emisión total de
acciones preferentes, cada una de las cuales tiene derecho a voto, está en
poder de inversionistas en México. Partidas regulares de nuestros bonos en
dólares y de nuestras acciones comunes también han sido adquiridas por
mexicanos, en el mercado mundial de valores. Tanto las acciones comunes como
las preferentes han estado pagando dividendos; se pueden obtener en forma
nominativa o al portador, están registradas en la Bolsa de Valores de México y
se cotizan diariamente. Pueden obtenerse al precio del mercado en cualquier
cantidad deseada por los inversionistas del país o por las compañías mexicanas
de inversiones. En el curso de los próximos meses esperamos poder ofrecer una
nueva emisión de acciones comunes en el mercado mexicano de valores.
Aún
con el estado de cosas planteado, los programas de obra seguían su curso. Aquí el
avance del proceso constructivo de la planta termoeléctrica de Lechería.
Es una política meditada de nuestra Dirección
y de nuestro Consejo de Administración, el invitar al capital mexicano hasta
donde sea posible, y el conseguir capital extranjero sólo para complementar los
requerimientos para poder suministrar la creciente demanda de energía eléctrica
en la zona que servimos.
Al continuar desarrollándose el mercado
mexicano de valores y ofrecerse mayores oportunidades para la conversión de los
crecientes ahorros del público en México, vislumbro que una proporción cada vez
mayor de nuestros requerimientos de capital provendrá de los inversionistas
mexicanos. Esta tendencia se advierte ya y ello nos complace. La situación
ideal sería aquella en que cada consumidor decidiera ser un accionista de la
Compañía que ayudara a financiar sus nuevas obras y que participara en sus
utilidades.
El nuevo edificio de oficinas, ubicado en el cruce de
Melchor Ocampo y Marina Nacional se convirtió en otro reto para los compromisos
asumidos por la empresa.
Durante los últimos diez años las venta de
energía eléctrica de la Compañía, de cerca de mil millones de kilowatt-horas en
1946, habían aumentado en 1956 a cerca de dos mil quinientos millones de
kilowatt-horas. Esto significa un aumento total de 133% anual durante el
periodo de diez años, en el uso de electricidad para los hogares, el comercio y
las industrias de esta zona. Este es un ritmo de crecimiento muy por encima del
promedio mundial. Este extraordinario crecimiento en el uso de electricidad
para los hogares, comercio se industrias, es ante todo un tributo a la
iniciativa y al esfuerzo del pueblo de México para industrializar su país lo
más rápidamente posible, y una consecuencia de las estables condiciones
políticas y económicas de que disfruta.
Para hacer posible lo anterior, el activo
total de la Compañía de Luz, que hace diez años era de 123 millones de dólares
canadienses, aumentó a 221 millones de dólares al 31 de diciembre de 1956, es
decir, aproximadamente en 100 millones de dólares en un periodo de 10 años.
El Sr. Draper dijo que el costo promedio de
la energía eléctrica en 1946, de 1.73 centavos de dólar canadiense por
kilowat-hora, se había reducido a 1.43 centavos moneda canadiense en 1956, diez
años más tarde. Más adelante afirmó que:
Por lo tanto, referido a un valor monetario
más o menos constante, la energía eléctrica costó 20% menos en 1956 que diez
años antes. Aún con el aumento en las tarifas que se nos concedió en enero de
este año, el precio promedio de venta en 1957 es solamente de 1.6 centavos
canadienses por kilowatt-hora, o casi 10% menor ahora que en 1946. Pregunto,
¿cuántos artículos de consumo en el Canadá, en los Estados Unidos, o en México,
aún sobre la base de valores monetarios más o menos constantes, se están
vendiendo ahora a precios más bajos que al final de la segunda guerra mundial? Comparativamente,
la energía eléctrica es el artículo de consumo más barato que se puede adquirir
en la actualidad.
Después de referirse al entendimiento a que
se llegó en 1950 entre la Compañía, las autoridades gubernamentales y el Banco Mundial,
que sentó con éxito las bases para la ampliación tan grande efectuada desde
entonces, de las instalaciones con que cuenta la Empresa para la generación,
transmisión y distribución de energía eléctrica, y de las de la Comisión
Federal de Electricidad que se encuentran interconectadas a su sistema, el Sr.
Draper concluyó:
La experiencia mundial ha demostrado
claramente que el capital privado, consistente de capital local disponible
complementado por el capital extranjero hasta donde sea necesario, aunado a una
dirección privada del negocio operando bajo una regulación tarifaria razonable
y con utilidades suficientes para asegurar el pago regular de dividendos que
atraigan el nuevo capital necesario, representa el mejor método para financiar
y poder suministrar la constantemente creciente demanda de energía eléctrica.
Desde luego es esencial la supervisión
gubernamental de las tarifas y del servicio eléctrico para asegurar una debida
protección de los intereses del público. La comprensión y cooperación del
Gobierno son igualmente necesarias. El éxito de la política anunciada por el
Gobierno de alentar y complementar, pero no de suplantar, a la iniciativa
privada, puede ilustrarse muy bien con la cooperación dada en 1950 a nuestra
Compañía por el Gobierno y por el Banco Mundial, que cimentó el constante
desarrollo de los servicios eléctricos suministrados por la iniciativa privada
en esa zona.
Nosotros en la Compañía de Luz –terminó el Sr.
Draper-, nos comprometemos a hacer los
mayores esfuerzos, continuando este desarrollo y sirviendo al público lo mejor
posible, justificando así la confianza del Gobierno y de nuestros consumidores.
Revista LyF, Año IV, N° 39, del
1° de noviembre de 1957, p. 13-16.
La parte sustancial del discurso recogida
aquí, nos deja mirar todo un conjunto de escenarios totalmente distintos a los
que privan en la actualidad. Evidentemente se deja notar la presencia del
pensamiento que tendría entonces una administración supeditada al capital de
inversionistas extranjeros y que comenzaba a mostrar síntomas de
resquebrajamiento por ciertos conflictos económicos que pusieron la condición
de la empresa en bajo perfil. Sin embargo, a pesar de ese estado de crisis
reflejado en los matices con que ilustró su conferencia el Sr. Draper, pronto
haría acto de presencia un capítulo fundamental en la vida de la empresa: el de
su nacionalización, cosa que ocurrió en septiembre de 1960.
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