LUZ
y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. LÍNEAS DE TRANSMISIÓN… O LÍNEA DEL TIEMPO.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Esto se apuntaba en octubre de 1958 sobre
los avances que aquella infraestructura sumergida ubicada en buena parte de la
ciudad de México, la cual para entonces estaba creciendo exponencialmente, como
hasta hoy.
Tomando en consideración el incremento de la
demanda de energía en la ciudad de México, la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza
Motriz, S.A., ha considerado necesario ampliar el sistema de transmisión y
distribución, para lo cual ha empezado activamente la instalación de un nuevo
cable subterráneo de 85,000 voltios que vendrá a ser una extensión al anillo
actual.
El primer eslabón de este sistema de
alimentación, está constituido por dos circuitos de 85,000 voltios que, en
forma de anillo, rodean a la ciudad y alimentan las subestaciones que reducen
el voltaje a 20,000 y 6,000 voltios para facilitar la distribución de la
energía.
Este nuevo cable que tendrá una longitud de
más de 13 kilómetros enlazará la Subestación de Tacubaya con las subestaciones
Condesa, de reciente creación, Narvarte y Taxqueña.
Debido a que la ruta que seguirá este
circuito cruza por zonas céntricas de la ciudad, no es posible instalar una
línea de transmisión aérea y es necesario utilizar cables subterráneos.
La instalación del cable en el tramo
Tacubaya-Condesa, será efectuado a través de las siguientes calles: Calzada del
Avestruz, Avenida Jalisco, Benjamín Franklin, Mazatlán hasta la Avenida
Veracruz, en cuya esquina está localizada la Subestación Condesa. La longitud
aproximada en este tramo es de 3 ½ kilómetros y está dotado de tres pozos de
visita.
Desde este punto, está proyectado continuar
por la Avenida Veracruz, cruzar el Parque España y seguir por las avenidas
Nuevo León y División del Norte, hasta enlazar las subestaciones Narvarte y
Taxqueña, con una distancia total de 10 kilómetros. En cada uno de estos dos
tramos se instalarán cinco pozos de visita y los del último tramo, o sea
Narvarte-Taxqueña, serán permanentes de concreto.
El diseño y la instalación de cables
subterráneos para voltajes altos, como es el de 85,000 voltios, presenta
problemas especiales de aislamiento y requiere una instalación de máxima
calidad para asegurar la continuidad del servicio. Así, en los lugares donde la
resistencia térmica es de 140 watts-centímetros o menos, la trinchera o cepa
donde va enterrado el cable debe tener un ancho de 77 cms. por 1.45 mts. de profundidad.
El ducto del cable es un tubo de acero de aproximadamente 12 ctms. de diámetro
exterior y un espesor de pared de 4.8 milímetros, el cual está provisto de un
recubrimiento de somastic, constituido por asfalto, mezcla, arena y asbesto en
polvo. Ester ducto se coloca en el centro de una “cama” de arena del río
Papalotla que está graduada según especificaciones, ya que contiene un 7 ½ % de
arcilla. Con esta arena se rellena la cepa hasta una altura de 58 ctms. y luego
se usa tierra común sin piedras grandes, para el relleno total. En zonas
tepetatozas, donde la resistencia térmica es de 200 watts-centímetros o más, la
trinchera debe tener 1.20 metros por 1.68 metros de profundidad y va
completamente relleno de arena especial del río Papalotla con objeto de
facilitar la disipación del calor producido por la corriente que circula en el
cable.
El problema esencial en el aislamiento de
cables de alto voltaje, es evitar que se formen bolsas gaseosas, las cuales
pueden formarse por las distintas variaciones de temperatura en el conductor.
Estas variaciones hacen que el aislamiento
hacen que el aislamiento y el forro metálico se dilaten y se contraigan
indistintamente. Al contraerse, la deformación del forro no desaparece por
completo, quedando un hueco entre el conductor y el aislamiento. Para evitar
este fenómeno, en la instalación se emplearán tres cables monofásicos con
aislamiento de papel impregnado y forro de polietileno, colocados en el
interior del ducto. Este estará lleno de nitrógeno a una presión de 14.1 Kgs. por
centímetro cuadrado, la cual constantemente, está comprimiendo el forro de
plomo y el aislamiento, evitando que se formen huecos o bolsas en el interior
del cable. El uso de un gas inerte como el nitrógeno, elimina la posibilidad de
explosiones o incendios.
Las uniones entre tubos van soldadas. Estas soldaduras
deben ser de la mejor calidad para que no haya posibilidad de una fuga de gas. Para
controlar esta calidad se saca una radiografía de cada soldadura.
Además de todas estas protecciones, la
instalación del cable incluye una manguera enterrada más o menos en el centro
de la trinchera, la cual cada 7 centímetros tiene perforaciones de 4 ½ milímetros
en toda su longitud, y sirve para humedecer el relleno cuando en la trinchera
se registran temperaturas de 70° C o más.
La supervisión de la instalación está a
cargo de los Ingenieros Jacinto Viqueira Landa y Ricardo Herrerías del
Departamento de Construcción, quienes cuentan con el asesoramiento directo del
Ing. Jorge Luque Loyola, Subd-Director de Construcción y del Sr. Bertil R.
Gustring, Técnico de la Phelps Dodge Cooper Products Corporation, de Nueva
York, fabricantes y proveedores del cable que se requiere en esta importante
ampliación del anillo a 85,000 voltios.
Revista LyF, año VI, N° 62,
Octubre 1° de 1959, p. 4-6.
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