viernes, 16 de enero de 2015

DANIEL BÁEZ BONORAT, PINTOR.

PERFILES DE LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

   En el curso de los primeros meses de 1966, Daniel Báez Bonorat presentó, en la Galería HEITLER, en las calles de Génova N° 32, Col. Juárez, Ciudad de México su exposición personal denominada 20 Óleos de Báez, entre los cuales se encontraban:

1.-Formas armónicas
2.-Símbolo táctil
3.-Secuencia rosa
4.-Irradiación azul
5.-Figura 12
6.-Ambiente niebla
7.-Interior del cuadro
8.-Factura cromática
9.-Textura comprimida
10.-Artificio formal
11.-Texturado
12.-Color local
13.-Cadencia en roda
14.-Textura mayor
15.-Armonía formal
16.-Signo yuxtapuesto
17.-Forma súbita
18.-Textura menor
19.-Textura integral
20.-Interior gris


    Todas ellas, por su denominación, pudieron haber sido obras de un hacedor, iconoclasta y contestatario por naturaleza, sobre todo en una época que daba condiciones para “estallar” como artista en esa forma. Todo parece indicar que en ese sentido, Báez Bonorat cumplió con ese objetivo y logró exteriorizar una serie de inquietudes que, como pintor sólo se verían materializadas en obras con sello personalísimo, como puede ser esta que aquí comparto con ustedes:


   El texto que sirvió para la presentación de dicha muestra, y escrito por Francisco García Palomino advierte sobre los quehaceres de Daniel Báez en la siguiente forma:

DANIEL BÁEZ es, en el presente, un ciudadano del futuro. Su preparación académica y su ya larga carrera de artista no lo han privado de su virtud de liberto. En sus obras impregnadas de una arrolladora independencia, no se reflejan el influjo de ninguna escuela, ni mucho menos de ninguna intervención personal. DANIEL BÁEZ, artísticamente, no pertenece a ningún grupo. Es su método, tal vez descubierto por él en forma involuntaria, y en un instante de revelación, lo que da a sus obras logradas espontáneamente, la frescura y condición dinámica que faltan a tantas otras obras creadas con esfuerzo y dificultad por otro tipo de artistas que pretenden –siempre- consumar la obra artística humana o bien utilizar el arte para obtener fama, empresa, bien lo sabemos, rara vez coronada por el éxito.
   DANIEL BÁEZ no es ni un exótico ni un rebelde. Su condición fuera del medio artístico, de elemento social honesto y productivo, es bien conocida por todos. Mas que un pretendido Mesías –como hay tantos- o un ganador de lugares en la brega artística, BÁEZ es un solitario explorador y un descubridor.
   Su método artístico, apoyado tal vez en sus tenaces inquietudes acerca de las ciencias sicológicas y los temas filosóficos, toma, más que nada, el papel de un peldaño en la larga evolución del artista por el amplio camino de la vida y la creación. Muchos seguirán sus pasos, así como DANIEL BÁEZ ha sido un producto de lo mejor de las actitudes artísticas del pasado, las cuales, sin constituir escuela, son en cambio fuente de inspiración inagotable, con frecuencia oculta e incomprendida.
   No es posible ignorar en la obra de DANIEL BÁEZ, su mensaje futurista. Sus formas hablan, con colores luminosos y caracteres vivos y aparentemente indefinidos, de las inquietudes humanas, en una época en la cual, como la nuestra, se acusa una resurrección de la poesía épica, del espíritu aventurero, del interés científico y del afán libertario contra todos los prejuicios ancestrales.
   En los trazos de DANIEL BÁEZ, aparecen, de súbito, seres extraños, que acechan, con sus naturalezas inusitadas, desde la obscuridad. Paisajes acuáticos y celestes y fenómenos luminosos indescriptables (sic) nos hablan de las estrellas y del afán incontenible del hombre por romper sus cadenas materiales.


Daniel Baez Bonorat, trabajó en el Departamento de Planeación e Ingeniería-Ingeniería Eléctrica en los años 60 del siglo pasado. Colección "Griselda Guevara" (q.e.p.d.)

   También presentó algunas de sus obras en la muestra denominada “Confrontación 66”.

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