lunes, 23 de febrero de 2015

EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Leo con profundo interés toda aquella literatura que proviene o aborda a esa generación de vida muy corta conocida como “estridentismo” (1921-1927). Mucho encuentro de semejanza con la forma de pensar con aquella generación de trabajadores smeitas que coincidieron en el tiempo. Sin embargo, uno de los integrantes de esta corriente literaria fallida, Arqueles Vela, y en la mirada de Rodrigo Trujillo se ve entendido como sigue:

   Teniendo en cuenta la dicotomía, propuesta por Yurkievich, entre vanguardia modernólatra y vanguardia apocalíptica o pesimista, la de Arqueles Vela parece acercarse a la pesimista y angustiada, a la que, en palabras del mismo Yurkievich, es la de la asunción desgarradora de la crisis, la del absurdo como universal negativo, la de la imagen desmantelada, la de la visión desintegradora.[1]

   Ante esa cita, demoledora, encuentro hoy en la también demoledora situación de nuestro país, un panorama desolador que han venido forjando gobiernos tecnócratas o neoliberales los cuales, con sus políticas al servicio de la nada han producido la siguiente realidad: “De las más elevadas en AL, la economía informal de México”, donde el 57% de la población económicamente activa se encuentra ubicada. Es decir, en las calles, en las estaciones del “Metro”, o en cuanto lugar o espacio les permite una urbe, no las fábricas, no las oficinas. No los centros de trabajo apropiados. Eso ya no existe para una clase trabajadora que ha perdido toda posibilidad de ubicarse en una fuente digna, con objeto de obtener a cambio un salario que le permita el desarrollo de una vida digna. Además, otro de esos “grandes logros” de esos gobiernos que despedazan al país es haber incentivado al narcotráfico. Lo anterior va de la mano con lo recién declarado por el Papa Francisco en el sentido de que Argentina no se “mexicanice” si desde el Vaticano ve los riesgos de todo el aparato concebido también por el narcotráfico. ¡Vaya designación, la que se ha ganado nuestro pobre país!, sometido a la brutal realidad en las limitantes de crecimiento de su producto interno bruto (PIB) lo cual es tratado por diversos funcionarios con una serie de declaraciones, bastante patéticas por cierto.
   El colmo es que la diplomacia se impaciente y deslice su incomodidad enviando un mensaje al Vaticano mismo para que se explique o se desdiga de lo ya dicho, cuando la verdadera operación, la que debe realizar el gabinete en pleno está en lo más profundo de un México que sufre y padece y atender con seriedad todo aquel origen de los problemas que provocan su descomposición. Es impresionante que sucedan ese tipo de hechos, y más aún que los políticos sean incapaces de resolver un problema de órdenes muy serios. Los mexicanos estamos sumamente ofendidos con todo aquello que sucede en términos de las políticas aplicadas, cualquiera de ellas que no traen consigo resultados favorables. Padecemos el acoso de una campaña electoral que sólo nos orilla a despreciar la inmundicia que puede haber en el gasto, el despilfarro de grandes sumas de dinero que diario se van por las coladeras de la desilusión. No hay actualmente un solo político que esté convertido en ese “puntito de esperanza”, en el asidero que permitiría, como es el caso de lo que acaba de ocurrir recientemente en Grecia, o en España con PODEMOS, opciones que han venido a darle a esos dos castigados países un aliento. Muchos creemos que fijar un modelo como estas dos realidades puede ser bueno. Un golpe de timón así le conviene a México.

Hace muchos años se publicó en La Jornada esta hermosa composición…
Fotografía de Duilio Rodríguez, con mi admiración.

   No tenemos mucho espacio para saber a dónde movernos, y esa es una realidad que nos causa inconformidad. El fracaso de toda una larga serie de episodios donde se han visto envueltos infinidad de personajes públicos: escándalos, contubernios, enjuagues, acuerdos y demás “lindezas” no tiene comparación. Hace muchos años, o más bien son muchos años los que llevamos padeciendo este fenómeno, y no tenemos para cuándo. La práctica del arte de la política se perdió irremediablemente. Hoy queda de todo aquello un remedo, pero la realidad que se vive en las calles es terrible. Día a día crece el ambulantaje, se desforestan los bosques, se descuida el campo, nuestros litorales se encuentran suba provechados, el dólar se cotiza arriba de los quince pesos, las tasas de interés en los bancos no representan ninguna gran posibilidad para los ahorradores... En fin, que la lista puede ser bastante larga, y no terminaríamos de enunciar los grandes y graves problemas que afronta México. Las generaciones de estudiantes y potenciales trabajadores enfrentan el terrible panorama del outsourcing, de la contratación engañosa donde no se les garantiza ni un salario justo, ni la seguridad social merecida. Pero tampoco las condiciones más dignas para una posible y honrosa vejez, a partir de la pensión que tampoco es, en estos tiempos algo que preocupe a un gobierno que procurar destapar un hoyo para tapar otro y así, írsela llevando, como si esto fuera patear el bote y esperar a que el sexenio termine, para encontrar en nuevos puestos la alternativa de brincar o de pasar de este puesto a aquel otro, disfrutando de los beneficios que una clase política ha sabido construir perfectamente, como un blindaje a todo tipo de impunidad.
   Falta pues, que se haga política en serio, en todos los sentidos: económica, social, cultural, de adoctrinamiento si pretenden forjarse una esperanza y la confianza también por parte de la sociedad que espera… y parece ser que seguirá esperando algo así como la llegada de un “Mesías” que entre esto, y la inconformidad social hay un paso
   Estas son apenas una serie de muestras sobre lo que nosotros, ciudadanos de a pie vivimos y padecemos hasta en tanto no veamos una muestra sólida de solución a la problemática de un país que se les está yendo de las manos a quienes un día decidieron convertirse en representantes de determinados sectores de la sociedad, y que no responden, ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores. Tampoco en la Presidencia de la República, ni en Gobernación. Con todo lo anterior: ¿Qué clase de país se le va a entregar a las generaciones venideras?
   Me despido con López Velarde, apenas susurrando unos versos, los de su “Suave Patria”:

Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.

24 de febrero de 2015,
a propósito del día de la bandera. 




[1] Daniel Chávez y Vicente Quirarte (Coordinadores): Nuevas vistas y visitas al estridentismo. Toluca, México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2014. 168 p., p. 17.

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