martes, 3 de marzo de 2015

LA REVISTA "LUX"..., UNA POR UNA..., Y LAS QUE SIGAN. JUNIO DEL AÑO 1928. REVISTA LUX N° 6.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. 

Portada del N° 6, correspondiente al mes de junio de 1928.

   Sobre un fondo anaranjado intenso, y encerrada en un círculo perfecto, aparece la composición de una mujer que no se detiene del poste con bandola, sino que ha subido hasta la punta del mismo con alguna “manea” o “pretal”. Además, el dibujante logró que su mano izquierda se atenazara de la cruceta, mientras que con la mano derecha, la trabajadora empuña unas pinzas de electricista, con las cuales realiza el entorchado en uno de los tres aisladores tipo alfiler que forman el remate del poste de distribución. Con un juego de sombras, siendo la del rostro aquella que destaca notoriamente, José Amaro da énfasis al género femenino. Lamentablemente no logró su cometido, pues tanto la cara como parte del cuerpo caen en la desproporción. Al igual que Amaro, también fueron autores de portadas en ese primer año otros viejos compañeros como Luis David, Vicente Rivera Melo, y Eugenio Romero, “todos ellos modestos aficionados que dedican los pocos instantes que su trabajo les deja libres al sublime arte, compitiendo dignamente con los que de él hacen una profesión”.
   Buena parte del contenido en este número fue dedicado a un asunto primordial de suyo. Me refiero al Convenio que con los años derivaría en el primer Contrato Colectivo de Trabajo. En este “borrador” se tuvieron las primeras muestras de aquellos afanes por contar con un clausulado justo, que defendiera al trabajador, el cual asumía, desde su contratación misma “derechos y obligaciones” y aquí, el conjunto de disposiciones parece ser el modelo más que digno para garantizar al obrero un ambiente laboral donde la corresponsabilidad entre la empresa y el sindicato velen en el “arreglo de las diferencias personales o individuales que a cada uno de ellos afecten”. Los grandes temas que se abordan son el de Vacantes, Cambios de empleos, Trabajos temporales, Duración del trabajo, Días de descanso y días festivos, Permisos, Útiles que se proporcionarán a los empleados y obreros, Ayuda a los empleados y obreros para su instrucción, Proveeduría, Antigüedad, Préstamos, Accidentes de Trabajo, Enfermedades y accidentes fuera del trabajo, Jubilaciones, Comisión Mixta y la Duración del Convenio.
   Todo lo anterior, propuesto en un documento de 53 artículos, el cual quedó sometido a revisión por parte de la Empresa, la cual respondió en una primera etapa, con argumentos que no correspondían ni con la realidad, pero tampoco con filosofía y madurez como habría sido de esperar por parte del “patrón”, lo cual representaba un primer gran problema, pues ello implicaría el esfuerzo de redoblar la propuesta originalmente planteada buscando codificar y decodificar cada uno de sus párrafos hasta lograr que cada una de aquellas partes ofreciera y alcanzara el equilibrio deseable. Por tal motivo, la “Editorial” fue dedicada a tan relevante circunstancia, y con ello dejar muestra de uno de los primeros textos que manifiestan por un lado la postura combativa del Sindicato, y por otro el discurso que va a prevalecer en las páginas de la publicación, el cual todavía se mantiene bastante “terso”, si lo comparamos con los de otras épocas en que adquiere elevadas dosis de justo reclamo.
   En ASPECTOS, Delfino Revilla, entonces Secretario del Trabajo hace un severo cuestionamiento a la presencia descarada de la usura, misma que cayó como una epidemia para causar daño, en algunos casos irreversible de trabajadores que, por alguna causa caían en las redes de aquel inveterado sistema de cobranza por parte de prestamistas desconsiderados. Lamentablemente aquello se enquistó por años y fue imposible evitarlo, pues nunca falta necesidades e imprevistos que desgraciadamente vienen a “salvar” ese tipo de personajes con la consiguiente e imperdonable sangría nada más llegado el día de la raya.
   En la sección denominada “Información Científica”, se aborda el tema sobre “El rayo artificial”, lo que supone la enorme posibilidad de llevar este tipo de fenómeno natural de alta tensión al mismísimo laboratorio, con objeto de conocer valores que puedan ser susceptibles de ser calculados o medidos.
   La curiosa página de “Sincronizando en falso”, deletreada por Armando Mitote no es otra cosa que un diálogo sostenido entre dos trabajadores que “chismean” de lo lindo los más recientes acontecimientos habidos con ciertos personajes a quienes ventilan a más no poder, exhibiendo en algunos casos sus impericias, debilidades y hasta cierta condición que termina poniéndolos como “lazo de cochino”, expresión que usamos con frecuencia en México para referirnos a o a las personas que pasaron por una severa prueba de críticas y desacreditación.
   Pareciéndose más a un relato corto que a un cuento, La Tierra de promisión (añoranzas y esperanzas), sección a cargo de Ego, deja ver la perspectiva o balance de un hombre que ha alcanzado la madurez como ser humano, pero que en el fondo encuentra una razón profundamente poderosa para sentirse “iluminado”. He aquí su afirmación:
   “¿Será la tormenta que inquietó mis sueños? Sí, es ella, la misma, pero al fin la tengo en mis manos, obediente, y a un mandato de mi amada, surge de repente con su haz de luces a mi encuentro. La conozco bien, es la ELECTRICIDAD con su cauda de promesas y de luz, que sale a recibirme, ufana, invitándome, graciosa, a descansar”.
   Tiempos aquellos en que los adelantos que recoge y hace suyos este concepto de la modernidad, es justo por aquellos años un tema que interesa, fascina, como fue el caso entre los “estridentistas”, que apenas un año atrás alcanzaron a darle a “Estridentópolis” un significado que no prosperó, pero cuya idea era concebir la ciudad del futuro, y donde uno de los principales componentes era la electricidad, convertida, transformada en diversas expresiones que impulsó una época en la que estaban dadas las condiciones para alcanzar el progreso.
   En páginas centrales, comenzó a forjarse la que después sería una sección imprescindible: “Gráficas mundiales”, que daban cuenta de diversos aspectos, como reportaje visual de tantos asuntos como fuesen notables uno como el otro.
   Tras una convocatoria en algún número anterior, esta tuvo eco y se materializó en la donación de varios libros por parte de trabajadores como Vicente Aburto, Carlos Padilla, Rosendo Esquivel, Samuel Gutiérrez, Juan Parra y G. A. Orihuela, quienes legaron a la Biblioteca diversos títulos que fueron a enriquecer su acervo.
   Una famosa narración de las ya célebres “Leyendas históricas” de Heriberto Frías, pasó a enriquecer varias páginas de esta edición hemerográfica, lo cual deja ver que por muchos años se mantuvo la buena decisión de incluir, lo mismo cuentos, leyendas, pequeñas novelas y poemas, obra e inspiración de grandes plumas de la literatura mexicana que oscila entre el modernismo o el vanguardismo, como también es el caso de la publicación del célebre poema A Gloria, inspiración del recientemente fallecido poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón, a quien se dedica la página respectiva “In memoriam”. Y luego el cuento, hablando de cuentos, como el que escribió Enrique Kistemaeckers dándole el título “El brillante robado”, siguiendo en buena medida, los patrones que impuso por aquel entonces, y ya lo había afirmado en reseñas anteriores, el modelo de Revista de Revistas.
   Infaltables noticias deportivas, la página festiva donde abundan pequeños chistes y caricaturas y hasta la inserción de un curioso poema que, dada su composición y estructura no dudo en incluir a continuación:

NOR MELITÓN Y ÑA CLETA

Procedentes de la Antigua
y ya cercanos a Puebla,
cabalgan nor Melitón
y su comadre ña Cleta.
Dícele ella: -“Por aquí
del guachinango en la tierra
y como son tan robones
temo, Melitón,, nos vean”.
-¿Y qué nos pueden hacer?
No seajté mala pareja
ni medrentosa: si vienen
tengo una lata, ñá Cleta,
que rute sola”… Y en esto
y como si algo temieran
ñá cleta y nor Melitón
miran para una eminencia
en la que estaban sentados
dos charros con escopetas.
Y ñor Melitón le dice:
-Oigajté en lejanaj tierras
vale máj meter talón…
Y al punto los dos caballos
partieron a la carrera,
cual relámpagos pasando
ñor Melitón y ña Cleta.

JOSÉ M. ESTEVA.

   Tal poema, de profundo sabor campirano, recoge las evidencias del que seguramente fue un camino plagado de bandidos, al puro estilo de las narraciones que Manuel Payno dejó en sus “Bandidos de Río Frío”. El lenguaje, literal y coloquial al mismo tiempo tiene la entonación que dos pacíficos pobladores reflejan entre el temor de andar por esos caminos de Dios y la posibilidad de escapatoria frente al peligro que imponen “dos charros con escopetas”.
   Junto a este agradable testimonio, cierra nuestra publicación con las “Notas Cinematográficas” que bien podrían darle a Ángel Miquel[1] nuevas evidencias sobre los diversos significados que estaba cobrando la relevancia de dicha expresión de las artes.


[1] Me refiero al trabajo que Ángel Miguel ha visto publicado: Disolvencias. Literatura, cine y radio en México (1900-1950). México, Fondo de Cultura Económica, 2005. 207 p. (Colección Popular, 448).

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