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viernes, 25 de noviembre de 2016

¡QUÉ LES PASA!

EDITORIAL. 

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Este gobierno va de incompetencia en incompetencia. La suma de las mismas es tal que sería inalcanzable hacer el recuento de todos los daños que ha producido, además de manera impune.
   La más reciente ofensa es la que, en forma por más descarada y deshumanizada emitieron Carlos Ramírez y Carlos Noriega, presidentes de la Consar y de la Amafore:

 
Disponible en internet noviembre 25, 2016 en: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/25/portada.pdf

   Al margen del sustento que mueve a quienes proponen tal medida, aunado a modificar los beneficios y cobrar impuestos a las pensiones, todo ello en conjunto es la rúbrica del despojo a toda aquella acumulación de contribuciones que se destinan por parte del ingreso que tiene un trabajador para tener, justo al llegar a la edad de retiro una jubilación digna. Por supuesto que tal escenario no es común denominador en nuestro país, por lo que muchos adultos mayores apenas cuentan con unas cantidades que los obligan a vivir en medio de diversas limitaciones.
   Independientemente de que el Fondo Monetario Internacional estima –y traigo aquí una pequeña cita de la nota también publicada en el diario aquí citado, en su pág. 31- “que el déficit fiscal por pensiones se incrementará en un punto porcentual como proporción del producto interno bruto (PIB) durante los próximos cinco años y empezará a disminuir gradualmente hacia 2040”. Pero lo anterior no es, o no debería ser condicionante para el intento que ahora pretenden estudiar, discutir, e incluso aprobar, pues se percibe que la secretaría de Hacienda no ve con malos ojos tal modificación.
   Duelen todos los insultos que se cometen día a día por parte de quienes nos gobiernan, pero este ofende profundamente, pues los índices de jubilados va en aumento y la supervivencia es una obligación del estado. El trabajador hizo lo suyo durante su vida laboral. Y muchos de nosotros, activos o no, despedidos o no, contratados bajo diversas figuras laborales creamos precedente al darnos de alta al amparo del régimen del Instituto Mexicano del Seguro Social. En el cumplimiento que quedó establecido se tiene claro que alcanzar los 65 años de edad genera, en automático la posibilidad de una digna y justa pensión que no necesariamente alcanza a ofrecer los mínimos indispensables que hoy día se requieren, tomando en cuenta que el ritmo de vida para el jubilado cambió radicalmente; sobre todo en términos de salud. Este factor incide terriblemente pues las personas se vuelven más vulnerables a esa edad, e incluso antes si se ha generado alguna enfermedad. Por otro lado y si se tuviera un escenario en el que la media es un buen estado de salud, el disfrute, aunque no pleno, cubre ciertas necesidades.
   Pero el hecho es que además de toda la larga lista de malas noticias, esta viene a ser como una cubetada de agua fría, y se recibe en medio de pésimos augurios. Por ahora, el gobierno no ofrece soluciones. Entre los eufemismos de que suele echar mano, la mentira encubierta es uno de sus mejores instrumentos. Son hábiles, dichararechos pero poco o nada honestos.

25 de noviembre de 2016.


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