EDITORIAL.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Este gobierno va de incompetencia en
incompetencia. La suma de las mismas es tal que sería inalcanzable hacer el
recuento de todos los daños que ha producido, además de manera impune.
La más reciente ofensa es la que, en forma
por más descarada y deshumanizada emitieron Carlos Ramírez y Carlos Noriega,
presidentes de la Consar y de la Amafore:
Disponible
en internet noviembre 25, 2016 en: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/25/portada.pdf
Al margen del sustento que mueve a quienes
proponen tal medida, aunado a modificar los beneficios y cobrar impuestos a las
pensiones, todo ello en conjunto es la rúbrica del despojo a toda aquella
acumulación de contribuciones que se destinan por parte del ingreso que tiene
un trabajador para tener, justo al llegar a la edad de retiro una jubilación
digna. Por supuesto que tal escenario no es común denominador en nuestro país,
por lo que muchos adultos mayores apenas cuentan con unas cantidades que los
obligan a vivir en medio de diversas limitaciones.
Independientemente de que el Fondo Monetario
Internacional estima –y traigo aquí una pequeña cita de la nota también
publicada en el diario aquí citado, en su pág. 31- “que el déficit fiscal por
pensiones se incrementará en un punto porcentual como proporción del producto
interno bruto (PIB) durante los próximos cinco años y empezará a disminuir
gradualmente hacia 2040”. Pero lo anterior no es, o no debería ser
condicionante para el intento que ahora pretenden estudiar, discutir, e incluso
aprobar, pues se percibe que la secretaría de Hacienda no ve con malos ojos tal
modificación.
Duelen todos los insultos que se cometen día
a día por parte de quienes nos gobiernan, pero este ofende profundamente, pues
los índices de jubilados va en aumento y la supervivencia es una obligación del
estado. El trabajador hizo lo suyo durante su vida laboral. Y muchos de
nosotros, activos o no, despedidos o no, contratados bajo diversas figuras
laborales creamos precedente al darnos de alta al amparo del régimen del
Instituto Mexicano del Seguro Social. En el cumplimiento que quedó establecido
se tiene claro que alcanzar los 65 años de edad genera, en automático la
posibilidad de una digna y justa pensión que no necesariamente alcanza a
ofrecer los mínimos indispensables que hoy día se requieren, tomando en cuenta
que el ritmo de vida para el jubilado cambió radicalmente; sobre todo en
términos de salud. Este factor incide terriblemente pues las personas se
vuelven más vulnerables a esa edad, e incluso antes si se ha generado alguna
enfermedad. Por otro lado y si se tuviera un escenario en el que la media es un
buen estado de salud, el disfrute, aunque no pleno, cubre ciertas necesidades.
Pero el hecho es que además de toda la larga
lista de malas noticias, esta viene a ser como una cubetada de agua fría, y se
recibe en medio de pésimos augurios. Por ahora, el gobierno no ofrece
soluciones. Entre los eufemismos de que suele echar mano, la mentira encubierta
es uno de sus mejores instrumentos. Son hábiles, dichararechos pero poco o nada
honestos.
25 de noviembre de
2016.
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