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sábado, 26 de octubre de 2013

FERROCARRIL QUE DESAPARECE.

ATENTA INVITACIÓN
ESPERO CONTAR CON SU AMABLE PRESENCIA.

LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. DEL ANECDOTARIO ELECTRICISTA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   Para 1956 dejó de funcionar un medio de transporte que fue vital en muchos sentidos para las obras del la hidroeléctrica de Necaxa. Me refiero al ferrocarril Necaxa-Carmen, del que traeré hasta aquí las notas que, en su momento preparó para la ocasión don Francisco Javier González Pardo, antiguo trabajador en Luz y Fuerza del Centro.

   Actualmente[1] se desmantela la vía de ferrocarril propiedad de la Compañía de Luz, que comunicaba las poblaciones de Necaxa, Huauchinango y Totolapa, con su terminal la Estación El Carmen en el Estado de Puebla. Por dicha vía se transportó durante muchos años y principalmente en épocas de construcciones, la maquinaria pesada y materiales que se utilizaron en las instalaciones que hoy conocemos por el Sistema Hidroeléctrico de Necaxa.
   Con este motivo, nos complace reproducir a continuación una amena narración sobre este ferrocarril que nos fue enviada por el señor Francisco Javier González Pardo, trabajador jubilado que fungió como Oficial Mayor de la División de Necaxa durante los años de 1909 a 1939.

   El ferrocarril Necaxa-Carmen, propiedad de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., fue siempre un pequeño ferrocarril industrial pero que, con el paso de los años, logró hacer historia.
  

   La línea comunicaba las poblaciones de Necaxa y Huauchinango Totolapa y su terminal, Estación El Carmen, del estado de Puebla. En una breve extensión de 30 Kms. el ferrocarril ascendía o descendía la friolera de 700 metros con pendientes hasta de 7.5% a través de una de las zonas montañonas más imponentes y pintorescas de la República. En el recorrido, se prodigaban hasta 315 curvas, algunas de ellas de 60 grados, usándose en la vía, riel de 40 libras.
   El ferrocarril contaba con 3 locomotoras de montaña tipo cremallera de 33 toneladas marcha Shay, 5 locomotoras de bielas de 20 toneladas marca D.K. Porter; 25 plataformas de distintas capacidades hasta 30 toneladas y 15 carros caja de diversa capacidad.


    Con este equipo se transportaron durante la época de construcción de las presas, canales, plantas y túneles del Sistema Necaxa, toda la maquinaria pesada y materiales en general que se requirieron. Para pasajeros se disponía de dos carros llamados “Necaxa” y “Carmen”; tres autovías marca American Oldsmobile y Adda. En estos cinco vehículos se trasladaban trabajadores y empleados a distintos lugares. Con frecuencia el ferrocarril transportó a los señores Ing. G. R. G. Conway y W. H. Fraser, Presidente y Gerente, que fueron por mucho tiempo de la Compañía, quienes solieron acompañar a personajes distinguidos en la política, la industria y las finanzas de México.
   Con seguridad no hubo ningún ferrocarrilito particular en toda la vida de México, que haya transportado a cinco Presidentes. A bordo de los mejores carros de pasajeros viajaron por los vericuetos de la zona hidroeléctrica de Necaxa, a lo largo del tortuoso trayecto, los señores Presidentes Gral. Don Porfirio Díaz, Don Francisco I. Madero, Gral. Álvaro Obregón, Gral. Venustiano Carranza y Gral. e Ing. Don Pascual Ortiz Rubio. En sus giras los acompañaron miembros de sus Estados Mayores y de sus gabinetes.
   Tal vez el hecho más extraordinario en la historia de este ferrocarril, construido para propósitos tan diversos, fue la conducción del cadáver del Presidente Carranza, procedente del pueblo de Tlaxcalaltongo hacia Beristáin, Puebla, para ser conducido posteriormente por el ferrocarril Hidalgo a la Ciudad de México.
   La visita de los Presidentes estuvo más que justificada por tratarse de conocer las instalaciones de una Compañía entonces joven, que desde aquel tiempo habría de tener una importancia trascendental para toda la República y en especial para el abastecimiento de energía eléctrica de la zona central. La trágica muerte del Presidente Venustiano Carranza, lo hizo figurar, fortuitamente, en uno de los episodios más dolorosos de la historia de la Revolución Mexicana.

Revista Alquimia (Sistema Nacional de Fototecas) N° 47. Enero-abril, 2013. Año 16, N° 47, p. 37.
Autor no identificado. El ataúd e Venustiano Carranza, de Villa Juárez a Necaxa, Puebla, 1920. Clave: AFFT 20559

   El ex – ferrocarril de Necaxa construyó un ramal de 7 Kms. que conectaba los diversos puntos del Sistema con Tlalchichica, ramal que se hizo indispensable para la construcción de la planta de Tepexic.
   Los imperativos del progreso hicieron que este pequeño ferrocarril resultase inútil. La carretera lo desplazó. Pero no podemos menos de publicar esta nota reminiscente puesto que el ferrocarril no solamente escribió una página industrial de gran importancia para la Compañía y para México, sino que él y sus trabajadores tomaron parte en episodios que ha registrado nuestra historia.

   Encantador y entrañable relato de un hombre, de un trabajador que debe haber experimentado muchas jornadas contemplando el ir y venir de este “ferrocarrilito” que un buen día, como todo lo que empieza debe terminar, así también su historial, quedando en el recuerdo de muchos, y en el que hoy día y para su fortuna, se conservan dos de las máquinas mencionadas, y que pueden apreciarse en el Museo Tecnológico de Chapultepec.



[1] Revista LyF, Año II, N° 26, de octubre 1° de 1956, p. 9-11.

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