CURIOSIDADES
ELÉCTRICAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
A finales del siglo XIX se inauguró en la
ciudad de México el servicio de tranvías eléctricos. Tanto José Guadalupe
Posada como Antonio Vanegas Arroyo de inmediato trabajaron para divulgar en
“hojas de papel volando…” un bonito grabado del aguascalentense y algunos
versos que más o menos rezan así:
AÑO DE 1900
ALEGRE INAUGURACIÓN
Del eléctrico tranvía
Tuvo lugar el día 5
De este febrero en la Villa.
Muchísima
concurrencia
Agrupábase al efecto
Y hartos ¡vivas! y
además
Buena música de
viento.
Hubo algunos
machucados
Pero entró en la
diversión
Este suceso chistoso
Para acabar la
función.
Harto pulque y
enchiladas
Y otras cosas de
tragar
Amenizaron muy bien
La gran inauguración
(. . . . . . . . . .
. . . .)
Diecisiete años más tarde, en una publicidad
que registra la prensa de aquel momento, aparece otro anuncio, bonito,
encantador, pues no hay otra forma de interpretar el bucólico mensaje de la Cía.
De Tranvías de
México, S.A., que contaba con una fuente de alimentación ubicada en el
mismo Xochimilco y que era una de las casas en cuyo interior estaban varias
unidades generadoras. Además se revela un ingenuo y atrevido aire provinciano
metido en la ciudad que en su fondo quiere impulsar la idea de que, al margen
de la tradición, se encuentra la modernidad entendida a partir del tendido de
las vías –los nuevos canales de navegación- por donde armónicos tranvías
realizarían viajes dominicales coincidentes con los días festivos para que todo
aquel que lo planeara, saliera al campo para recuperar las energías perdidas en
una ciudad cuyas presiones empujaban a tomar tal decisión. Esta publicidad
corresponde a la que la mencionada compañía de tranvías publicaba en la prensa
allá por 1917. Y es que después de México, en esa época todo era Xochimilco…
pero también Cuautitlán esos lugares que hoy prácticamente se encuentran unidos
en la enorme mancha urbana que hace del Distrito Federal una de las ciudades
más grandes del mundo. Aquellos eran otros tiempos dichosos y gozosos al mismo
tiempo que permitían tomarse estas libertades de anunciar, como hoy se sigue
anunciando el uso pero de otros servicios de transporte. Este tiene la
peculiaridad de haberse difundido, además en un año de suyo importante como fue
el de 1917. Así que lo que se consiguió de manera orgullosa como fue la Constitución Política
servía como el más lejano de los telones de fondo inscritos en esta inserción,
misma que proporcionaba la dirección y el costo para conseguir y pagar el
pasaje prometido, cuyo costo ascendía a 70 centavos en primera y 40 en segunda
con la consiguiente garantía del ¡viaje redondo!
Me imagino un mundo diferente sin peseras, invasiones multitudinarias de
vendedores ambulantes en las calles y sí una imagen como la que aquí nos
presenta el conjunto publicitario donde se suman varios factores de inminente
felicidad para el sufrido “defeño” dispuesto a recuperar las fuerzas bajo las
más gratas escenas campiranas de un Xochimilco clásico, aquel que fue
recuperado en el filme maravilloso de “María Candelaria”, por ejemplo.
Subestación
de Xochimilco (vistas externa e interna). México, 1910. Col. del autor.
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