domingo, 1 de diciembre de 2013

LA SERPENTINA.

LUZ… A LOS POETAS. FUERZA… A LOS POETAS.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.


   En la revista Historia y vida me encontré recientemente con un pequeño, pequeñísimo reportaje que recrea el paso por esta vida de Loïe Fuller, aquella mujer que, al igual que Annabelle Withford Morre, llegaron a ser intérpretes, cada una en su natural expresión, de la que en su momento se conoció como “danza de la Serpetina”, inmortalizada cada interpretación tanto en el cine como por la pintura de Toulouse-Lautrec. Esto entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. El encanto de aquellas danzas estaba fundado, entre otras cosas por el uso de interminables metros de seda empleados en los vaporosos vestidos, así como por la aplicación de sales luminiscentes que creaban efectos escénicos que terminaron cautivando a quienes tuvieron oportunidad de apreciar aquellas funciones. Tal danza era considerada como “fantasmagórica” sirvió como elemento de inspiración entre diversos artistas de la época. Y en efecto, como el motivo de la presente serie es seguir reuniendo elementos que sustenten la presencia de la luz como motivo de inspiración, me permito traer hasta ustedes las dos páginas de la revista anunciada al principios de estas breves notas, y que sirve como uno más de estos capítulos que, en su momento integrarán un sólido repaso en el que la poesía encargada de recoger la luz de inspiración, es por otro lado, la fuerza que alienta nuestros mejores anhelos, los que nos animen a seguir adelante.


Historia y vida N° 534. Canarias, España, 2008, p. 12 y 13. 
   
Annabelle Withford Morre quien también ejecutaba la danza de la Serpetina, sólo que ella lo hizo ante el kinetógrafo de Edison en una versión de enero de 1895, por lo que la “Serpentina”, al igual que aquella otra interpretada por Loïe Fuller se convirtieron en un punto de atracción sin precedentes.

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