miércoles, 15 de enero de 2014

RECUPERACIÓN DE MATERIALES POR PARTE DE LOS ALMACENES GENERALES.

CENTROS DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.
  
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   La Compañía de Luz recupera parte del costo de sus instalaciones, mediante la venta oportuna de equipos inútiles u obsoletos y materiales de desperdicio. Además de obtener un ingreso de cierta cuantía por este concepto, rehabilita artefactos y piezas que posteriormente se emplean nuevamente.
   Los Almacenes Generales de la Empresa tienen a su cargo esta tarea para la cual disponen de una cuadrilla de trabajadores bajo la dirección de un Subsobrestante. 



  La recuperación empieza en todas las dependencias de la Compañía, las que tienen el encargo de retirar los equipos y materiales en mal estado (para bajas) y concentrarlos en el Almacén. El propio Almacén lleva a cabo revisiones periódicas de sus existencias para separar lo que no utiliza y enviarlas a los patios de recuperación. La venta de materiales no utilizables o la rehabilitación de unos y otros, contribuye a que los centros de trabajo se mantengan limpios.



   Una vez en los patios de recuperación, personal especializado los examina cuidadosamente, seleccionando aquellos artículos que son factibles de reparación mientras que el resto se concentra en lotes uniformes de acuerdo con la clase de materiales de que se trate.



   Posteriormente ordenado y clasificado el material de desecho, se ofrece al público al mejor postor; en algunas ocasiones es posible recuperarlos y entregarlos al comprador en los lugares de donde proceden, como fue el caso del riel proveniente del desmantelamiento del ferrocarril “Beristáin-Necaxa”.



   Por orden de importancia, el cable de línea de transmisión y el alambre de cobre desechados ocupan el primer lugar en las ventas de materiales, mientras que el segundo lugar corresponde a la chatarra.
   En esta forma los Almacenes han establecido una eficiente organización para la recuperación y venta de equipos y materiales de desecho.

Fuente: Revista LyF, año IV, N° 30, del 1° de febrero de 1957, p. 2-4.

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