jueves, 30 de octubre de 2014

LA ROTUNDA (MIGUEL OTERO SILVA).

LUZ A LOS POETAS… FUERZA A LOS POETAS.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Miguel Otero Silva (26 de octubre 1908-28 de agosto de 1985), escritor venezolano, además de periodista, ingeniero y político en su país. En esta ocasión debo evocar que LUX. La revista de los trabajadores recogió uno de sus versos, lo hizo suyo y finalmente lo publicó en noviembre de 1935. Esto sucedió en su número 11…

Cortesía del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS).

   Por su interés y curiosidad, me parece oportuno reproducirlo de manera facsimilar.

“Cátedra Miguel Otero Silva”. 24 de mayo 2010. [en línea], 2014, http://catedramos.blogspot.mx/ [consulta: 30 de octubre de 2014]





SEVERIANO RODRÍGUEZ e IGNACIO QUINTANA ALCÁNTARA.

PERFILES DE LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

LOS ABUELITOS DE LA FAMILIA: SEVERIANO RODRÍGUEZ e IGNACIO QUINTANA ALCÁNTARA.

   En la Revista LyF, año VI, N° 60, del 1° de agosto de 1959, p. 11-13 se publicó un interesante reportaje en el que dos viejos trabajadores cuentan sus historias y lo hacen con un sabor que vale la pena recuperar con toda su esencia.

   Vienen a continuación las impresiones de dos trabajadores que cumplen 25 años de haber sido jubilados por nuestra Compañía, habiendo conquistado el cariño de todo el personal, ya que son los “abuelitos” de la familia LyF. Se trata de los señores Ignacio Quintana Alcántara y Severiano Rodríguez.
   Don Ignacio Quintana de 85 años de edad, se jubiló el 2 de agosto de 1934, después de haber prestado sus servicios en la Compañía de Luz durante 34 años. Actualmente vive con su hija Esperanza, la mayor de los cinco hijos habidos en su matrimonio.


   La historia de don Ignacio, relatada por él mismo, se inicia en el año de 1900, cuando ingresó a la Compañía de Luz como Ayudante de Instalador, con un sueldo de 50 centavos diarios. Pocos años después, ascendió a instalador y posteriormente ocupó hasta su jubilación, el cargo de Sobrestante del Departamento de Cables Subterráneos.
   Durante la época que pasó dentro de la Empresa, don Ignacio fue actor de numerosas anécdotas, entre las cuales destaca, la que le aconteció en el año de 1932 cuando se encontraba arreglando una interrupción en un cable de alta tensión, junto con su cuadrilla. Antes de iniciar la reparación, le informaron de la Estación de Nonoalco que la corriente había sido cortada, por lo que confiadamente empezó a arreglar la línea. De repente, al juntar las dos puntas del cable, sintió un fuerte choque que lo hizo volar varios metros, al mismo tiempo que escuchaba una fuerte detonación. Se había producido un corto circuito en el cable que manejaba y que conducía 6,000 voltios. Por un verdadero milagro salió con vida de este accidente que le originó serias quemaduras en la cara y en el cuerpo. Con gran sentido del humor don Ignacio comenta que este “toquecito” le sirvió mucho, pues ahora luce piel nueva. Después de su jubilación, nuestro entrevistado trabajó durante varios años en un taller eléctrico de su propiedad, en donde componía motores. Sin embargo a últimas fechas y a consecuencia de un mal que le aqueja en las rodillas, ha preferido dejar este tipo de actividades y dedicarse a descansar.
   Antes de terminar, agradeció sinceramente la atención de la Compañía, por haber recordado esta fecha memorable, ya que no muchas personas pueden presumir de cumplir 25 años de jubilados y gozar de tan excelente salud como la de don Ignacio.
   El segundo de nuestros entrevistados es el señor Severiano Rodríguez, a quien visitamos en su casa, acompañado de su esposa y dos de sus hijos.


   Nos recibió amable y sonriente, relatándonos que cuenta 80 años de edad y que ingresó a la Compañía de Luz en el año de 1902, cuando la Empresa tenía sus oficinas en San Lázaro. Su primer puesto fue de Ayudante de Instalador, con un sueldo de 75 centavos diarios y que años después, ascendió a Instalador en el Departamento de Conexiones.
   En 1914, plena época de la Revolución, don Severiano pasó al Departamento de Medidores, como tomador de lecturas.
   Un buen día, cuando se encontraba trabajando en el pueblo de Tizapán, se topó sorpresivamente con un grupo de Zapatistas, quienes inmediatamente lo apresaron. Sin ninguna averiguación, los soldados pedían a gritos a su jefe superior que lo fusilaran. Don Severiano afirma que nunca olvidará ese momento, porque todavía suenan en sus oídos las palabras de: “¡québrelo mi jefe, que es Carrancista, québrelo!” casi muerto de miedo, don Severiano trató de explicarles durante más de una hora, que él no era guerrillero de ningún bando. En eso estaba, cuando llegaron los Carrancistas iniciando un terrible tiroteo. Al verse atacados por sorpresa, los Zapatistas se olvidaron del prisionero, cosa que éste aprovechó para escapar y salvarse de la muerte en un hilo.

   Esta es una de las muchas anécdotas que componen la vida del simpático don Severiano, quien posteriormente fue cambiado al Departamento de Pruebas de Medidores, en donde prestó sus servicios hasta su jubilación. Se ha casado dos veces, la primera en 1902 y la segunda en 1921. De sus dos matrimonios, viven actualmente nueve hijos, quince nietos y siete bisnietos. El segundo de sus hijos, Leodegario, tiene ya 25 años de trabajar en la Compañía de Luz y seguramente con el tiempo llegará a obtener una jubilación tan meritoria como la que alcanzó su padre, don Severiano.

miércoles, 29 de octubre de 2014

LITERATURA PROLETARIA. OTRA ENTREGA. CONTINUACIÓN…

LUZ A LOS POETAS… FUERZA A LOS POETAS.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   El presente conjunto de poemas, representa la visión que los redactores de LUX. La revista de los trabajadores tuvo para comprender que tales creaciones significaban o expresaban desde una construcción tan especial como el verso, la dura realidad a la que se enfrenta el hombre en cuanto se somete o es sometido a una condición de trabajo. O al hecho de que este también es capaz de someter a la naturaleza, capaz, desde tan sensible imaginario de reprochar ciertas acciones incorrectas que acomete el propio ser humano (como lo veremos en El lináloe de Fernando Celada). Se trata de seis nuevos ejemplos literarios que van consolidando un propósito, el de concentrar en la presente intención, aquellos ejemplos cuya evidencia es una estela de insinuaciones que refieren –como telón de fondo-, la relación habida entre el hombre y el trabajo, entre el trato desigual que deviene explotación del hombre por el hombre y también el de un descarnado ambiente que resulta de cometer abusos en contra de la naturaleza, reflejo que podremos comprender en la intensa lectura que viene a continuación.

A UN PROFETA

Santa la poesía
Que a los parias anuncia el nuevo día
¡y es tan consoladora!
A tu ensueño de bardo el Sol ya sube:
el astro por vecino enciende aurora,
y desde abajo del confín colora
de topacio la nube.

Mas encorvas el pecho
y abates la cerviz. Nunca derecho
en surco el labrador que siembra el grano!
Creyérase que inclinas los tributos,
parecido al banano,
que dobla la cabeza con los frutos
y muere por servirlos a la mano!

Al ciego y al insano
brindas luz y razón, y al hambre a veces
multiplicas los panes y los peces.

¡Y lloras amargura!
¡E imprecas y te corres!
¡Y elevas los dos brazos, en figura
de templo que sublima un par de torres!

Y estímulos de pena
fecundan más la vena:
ondas acuden a la sed que abrasa,
tienen un surtidor en cada herida,
y no al flujo de vida
fierezas ponen con injurias tasa:
el río bulle y se desborda y pasa.

Virtud o vicio el estro
saca del corazón dulce o siniestro,
e induce al himno deleitable o torvo.
Brisa cambiante que del medio asume
el hálito en el sorbo!
De mecer un jardín toma el perfume
y de rasar un lodadero el morbo.

¿Laureles? No de iluso los desmanes:
ascensiones comienzan por caídas
para las desmedidas
envergaduras y los pesos grandes.
Así de cresta de tajada loma
el buitre de los Andes
brinca, y por un momento se desploma!

Buena la lid si al cabo
en el broquel del bravo
la gloria brilla hirsuta de saetas;
y propicio el volcán del horizonte,
si nevadas y grietas,
para linfas y vetas,
dañan la cumbre y el estribo al monte!

Pero no de la ira
traigas a la canción chispa que prenda
en la turba tremenda
furor que acuse de maldad la lira.
No al árbol de la senda,
no a la encina sagrada el trueno enrosque
llama que cunda por el viento al bosque!

En oscura contienda
la bronca Rebeldía
pugna con la implacable Tiranía.
Oh, que tu alma en su prez, hijo de Apolo,
se ostente al mundo cual antorcha pía;
y en la batalla de la fe y el dolo,
arda y no queme, sino alumbre sólo!

SALVADOR DÍAZ MIRÓN.

NERÓN

No maldigo a Nerón: su alma divina
sobre los siglos del espanto asoma
y su nefasto pebetero aroma
el consagrado altar de Mesalina.

No lo maldigo si a morir destina
entre el incendio y el terror a Roma,
ni lo aborrezco cuando el hierro toma
para rasgar el vientre de Agripina.

Aborrezco a la imbécil muchedumbre
que en medio del escándalo y la lumbre
al cielo mudo levantó sus manos.

Y no supo en sus cóleras divinas
“¡Que con almas se forman guillotinas
donde poder estrangular tiranos!”

FERNANDO CELADA.

LA CUNA VACÍA

¿Qué pule el carpintero con dicha tanta
que nunca más ufano me pareció?
Está haciendo una cuna, canta que canta,
para un hijo del alma que ayer nació.

¿Qué cosa el carpintero labrará ahora
que nunca más siniestro me pareció?
Está haciendo una caja, llora que llora,
para su hijo del alma que ayer murió.

El pobre carpintero, sin dicha alguna,
todas las tardes vuelve solo a su hogar…
se acuerda de su niño, mira la cuna
en silencio se pone triste a llorar…

FERNANDO CELADA.

¡POBRES RICOS!...

¡Pobres ricos…! Tan fatuos, tan pagados,
sin conciencia, sin Dios, sin caridad…
Un puñado de pesos mal pagados
es todo lo que valen. La humildad,

la confianza de los desamparados,
su prudencia, su fe, su estoicidad,
son diamantes ocultos, ignorados,
que valen por toda una eternidad.

Y pensar que hay tan hondas divisiones,
tan injustas, tan fuera de razón:
Por unos pesos más ¡qué de atenciones!

por pesos menos… ¡sólo humillación!
¡Ah, sociedad, destruye tus blasones
que la nobleza está en el corazón!

ALFREDO COELLAR GÓMEZ.

EL LINALOE

Cortó un leñador el tronco carcomido
de un lináloe,
y el pobre tronco envejecido
dijo con un gemido:
¿Por qué me cortas? ¿Por qué?
cuando el leñador lo había herido
y rodaban las hojas a su pie,
exclamó el lináloe adolorido:
¿Por qué me cortas? ¿Por qué?
¿No di mi perfume a las aves
que venían la aurora a alegrar?
¿No sirvieron mis festones de naves
a los pájaros cansados de aletear?
¿No hice a cada retoño
un nido y un hogar?
¿Y no en la primavera y el otoño
fue mi sombra un asilo secular?
¿Entonces, por qué hieres
mi tronco inofensivo?...
El hombre es más altivo,
más injusto y cruel, y lo prefieres.
Yo no haría daño alguno:
mi sombra era piedad
y tú eres importuno
y me has roto la vida con crueldad.
Y al aire el leñador, a Dios le plugo,
que una profunda compasión sintiera,
porque llevaba en su hacha de verdugo
un infinito olor de primavera.

FERNANDO CELADA.

A los héroes sin nombre

Milicias que en las épicas fatigas
caísteis, indistintas e ignoradas,
cual por la hoz del rústico segadas
en tiempo de cosecha las espigas;
que moristeis a manos enemigas,
fulgentes de entusiasmo las miradas,
tintas hasta los puños las espadas
y rotas por delante las lorigas.
¡Oscuros Alejandros y Espartacos!
La ingratitud de vuestro sino aterra
la musa de los himnos elegíacos.
En las cruentas labores de la guerra,
sembradora de lauros, fuisteis sacos
de estiércol, ¡ay! Para abonar la tierra.


SALVADOR DÍAZ MIRÓN.

lunes, 27 de octubre de 2014

LITERATURA PROLETARIA. OTRA ENTREGA.

LUZ A LOS POETAS… FUERZA A LOS POETAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

VIEJA LEY

Hipócrita y cobarde el que obedece
ciegamente al que manda, vil esclavo,
en las cadenas de opresión perece;
pero el que duda y se rebela, crece
y alienta libre como alienta el bravo.

Dios hizo al hombre, y lo formó insumido
al darle voluntad e inteligencia,
y fue Adán un esclavo manumiso
que en vez de la abyección del Paraíso
buscó la libertad de la conciencia.

No habría Humanidad sin este acto,
que fue de rebelión, el más sublime,
y puso al hombre en íntimo contacto
con la Naturaleza, haciendo el pacto
de luchar contra todo lo que oprime:

Contra la secta que su credo impone,
contra el imperio que proclama el fuerte,
contra la ciencia cuando un veto opone,
contra todo principio que baldone,
contra la enfermedad, contra la muerte.

Progreso es redención, y no progresa
quien se funde en la fe, sino el que indaga,
el que a través de la neblina espesa
enciende con su soplo la pavesa
que, por mengua de oxígeno, se apaga.

Grandes no son los hombres que obedientes
inclinan la cerviz a todo yugo;
grandes son los que se alzan insolentes
y a la faz del pasado dicen: “¡Mientes!”
escupiendo en el rostro a su verdugo.

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

FUE LA MALINCHE

¡Fue la Malinche!... dice la sonata
Del viento al agitar sus rehiletes,
Y responden los viejos ahuehuetes,
Al suspirar: ¡Fue la Malinche ingrata!

Los volcanes altísimos de plata,
Que orna el Sol con dorados tafiletes,
Al erguir en el cielo sus copetes,
Dicen la frase que tortura y mata.

Hasta el triste aborigen errabundo
Que lleva un incurable mal profundo
En su alma que tiembla de dolor,

Exclama melancólico y sombrío:
¡Fue la Malinche la que al pueblo mío
Trajo las huestes del Conquistador!

FERNANDO CELADA

Un mitin de electricistas en 1982. Col. del autor.

CÓLERAS

Alzo la frente y al alzarla siento
El orgullo latente de mi raza,
Al ver que se retuerce y me amenaza
El miserable epíteto sangriento.

La envidia ruge cuando tomo aliento
Y el odio, que lo débil despedaza,
Embota en mi desprecio su tenaza
Sin manchar mi altivez con su fermento.

Y la maldad y el odio, y la diatriba,
Rastrean con su mísero trabajo
Sintiendo el bofetón de mi saliva.

Pues consiste la gloria de mi andrajo,
En empujar mi cólera hacia arriba
Por escupir orugas hacia abajo.

FERNANDO CELADA

Fuente: LUX. La revista de los trabajadores. Año XXIII, Julio de 1950, N° 6, p. 46.


jueves, 23 de octubre de 2014

LITERATURA PROLETARIA.

LUZ A LOS POETAS… FUERZA A LOS POETAS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

LOS PARIAS

Allá en el claro, cerca del monte,
bajo una higuera como un dosel,
hubo una choza donde habitaba
una familia que ya no es.
El padre, muerto; la madre, muerta;
los cuatro niños muertos también;
él, de fatiga; ella, de angustia;
ellos de frío, de hambre y de sed!

Ha mucho tiempo que fui al bohío
y me parece que ha sido ayer.
¡Desventurados! Ahí sufrían
ansia sin tregua, tortura cruel.
Y en vano alzando los turbios ojos,
te preguntaban, Señor, ¿por qué?
y recurrían a tu alta gracia,
dispensadora de todo bien.

¡Oh, Dios! Las gentes sencillas rinden
culto a tu nombre y a tu poder;
a ti demandan favor los pobres,
a ti los tristes piden merced;
mas como el ruego resulta inútil,
pienso que un día, pronto tal vez,
no habrá miserias que se arrodillen,
no habrá dolores que tengan fe!

Rota la brida, tenaz la fusta,
libre el espacio, ¿qué hará el corcel?
la inopia vive sin un halago,
sin un consuelo, sin un placer.
Sobre los fangos y los abrojos
en que revuelca su desnudez,
cría querubes para el presidio
y serafines para el burdel!

El proletario levanta el muro,
practica el túnel, mueve el taller;
cultiva el campo, calienta el horno,
paga el tributo, carga el broquel;
y en la batalla sangrienta y grande,
blandiendo el hierro por patria o rey,
enseña al prócer con noble orgullo
cómo se cumple con el deber!

Mas ¡ay! ¿Qué logra con su heroísmo?
¿Cuál es el premio, cuál su laurel?
El desdichado recoge ortigas
y apura el cáliz hasta la hez.
Leproso, mustio, deforme, airado,
soporta apenas la dura ley,
y cuando pasa sin ver el cielo
la tierra tiembla bajo sus pies!


SALVADOR DÍAZ MIRÓN.

A UN JORNALERO

Lírica gracia exorna y ennoblece
¡oh, proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.

Sospechoso el tugurio no parece,
cuando hay en él, como señal divina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.

¡Lúgubre la morada que guarece
miseria que no luce, por mohína,
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.

¡Siniestro el pobre que de hogar carece,
o a su triste refugio no destina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!


SALVADOR DÍAZ MIRÓN.

PARA EL PUEBLO

Quien no sepa sufrir, su escudo deje
sin esperanza de luchar más tarde…
tal vez haya otro indigno que se queje
de recoger las armas de un cobarde.

Tal vez haya un malvado que en la obscura
noche del interés que a vil ampara
nos muerda el corazón con su impostura
y nos ponga su látigo en la cara.

Quien no lucha, no sabe en su porfía
contrarrestar el sufrimiento humano,
y merece por torpe todavía
los recios bofetones del tirano.

El dolor es la prueba y la templanza
de los batalladores varoniles,
¡y a cuántos pobres el desprecio alcanza
sobre su inmundo lodo de reptiles!

¡Triste de aquel que a su dolor no reta!
¡desdichado de aquel que no combate!...
hasta al mismo vencido se respeta
cuando en sus iras de dolor se abate.

FERNANDO CELADA.

EL CARPINTERO

¡Cómo admiro las cúspides que escalas…
tu vencedor aliento de coloso
traspone las alturas que señalas,
como si fuera un cataclismo de alas
precedido de un vértigo grandioso.

Tu mano encallecida no flaquea,
tu brazo poderoso no se abate
y tu cerebro fortalece y crea:
eres sobre tu banco de pelea
un gladiador del siglo, hecho combate.

Lo mismo haces palacios que cabañas:
tu ley es el esfuerzo del trabajo;
tu arsenal son los bosques y montañas
y clavas tu bandera en las entrañas
del árbol colosal que viene abajo.

Tú construyes la cuna blanda y leve
que arrulla al niño en su primer aurora
y el fúnebre sudario que conmueve;
de cada tronco formas un relieve
que el palacio del déspota decora.

Pules y ensamblas al fugaz redoble
que produce el crujido de la escopla,
haciendo enardecer tu frente noble,
como si fuera una gran lira el roble
de donde arrancas fugitiva copla.

Tu escuadra no es la escuadra que bloquea
desprovista ciudad y la consume
y la convierte en tumba y la saquea:
es la que traza el golpe de la idea
sobre el pino fragante de perfume.

No martilleas con injusta mano
las miserias del pueblo a quien provoca
el fatídico golpe del tirano;
tu martillo es más noble y más humano
porque convierte en arte lo que toca.

Tus armas de combate son sencillas,
pero triunfan en todas las cruzadas;
ora pule el formón mil maravillas;
ora arrancas, al tiempo que cepillas,
del macizo oyamel, cintas doradas.

Del tronco altivo que el ciclón desploma
filigranas de rey hacen tus brazos
y noble orgullo por tu frente asoma,
cuando tu mano encallecida aroma
la madera triunfal hecha pedazos.

Al golpe de tu músculo gigante,
vibra la sierra su compás sonoro
y tu respiración es jadeante,
mientras salta el serrín en tu semblante
como una leve polvareda de oro.

Paladín: las alturas que señalas,
muestran una bandera: el Socialismo.
Que entre Dios y el progreso tiende escalas…
¡Haz una enorme sacudida de alas
y atraviesa de un vértigo el abismo!

FERNANDO CELADA.

ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,
próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo,
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos “Caridad”, y ahora
es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.

SALVADOR DÍAZ MIRÓN.

AUDACIA

Basta de timidez. La gloria esquiva
Al que por miedo elude la pelea
Y con suspiros lánguidos rastrea,
Acogido a la sombra de la oliva.

Sólo una tempestad brusca y altiva
Encumbra la pasión y la marea,
Y en empinados vórtices pasea
El abismo de abajo en el de arriba.

¡Oh, rebelde! Conquista la presea;
Goza de la hermosura inebriativa
Y horror a los demás tu dicha sea!

¡Arrostra por la gracia la diatriba,
Y en empinados vórtices pasea
El abismo de abajo en el de arriba!

SALVADOR DÍAZ MIRÓN.


Fuente: LUX. La revista de los trabajadores. Año XXIII, Marzo, abril y mayo de 1950, N° 3, 4 y 5, p. 82-83.