POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Ponencia “Archivo Histórico. El caso de Luz y Fuerza del Centro”, presentada en el evento denominado: “Propuesta de investigación histórica de los archivos metropolitanos”. Facultad de Estudios Superiores “Acatlán”, 20-21 de septiembre de 2007. (Parte 1 de 2).
Estimados y futuros colegas:
Agradezco a las autoridades de la Facultad de Estudios Superiores “Acatlán”, así como por la labor entusiasta de las maestras Graciela Gaytán Herrera y María del Pilar Barroso de haber hecho posible el presente encuentro, actividad que busca situarse en aquellos espacios a los que con frecuencia asistiremos para concretar una investigación, la que multiplicada, será labor cotidiana de nuestro ejercicio como historiadores. Ustedes, historiadores en cierne deben tener a estas alturas una idea más cabal del proyecto que los llevará a concretar su carrera, pero sobre todo la seguridad de que para ello será necesario acudir, en la mayoría de los casos a un archivo histórico, independientemente de la consulta complementaria en biblioteca o del trabajo de campo. Por tanto, el archivo histórico, tema que hoy nos congrega no es otra cosa que un espacio para el almacenaje de la memoria histórica, de todos aquellos elementos que han integrado y constituido –y me permito particularizar-, entornos empresariales como es el caso de Luz y Fuerza del Centro.
El archivo histórico entonces, es una unidad de información que contiene documentos que deben conservarse permanentemente y se genera como resultado de la última fase del ciclo vital del documento donde son visualizados los valores secundarios (informativos, testimoniales y evidenciales) que establecen que ésta debe conservarse como testimonio útil a la sociedad.
En una primera revisión, el Archivo General de la Nación , ese otro gran depósito de la memoria histórica en nuestro país, nos proporciona a los que integramos los archivos históricos diversas herramientas para tratar de funcionar mejor, enfrentando las adversidades que un espacio como ese supone… Y sin embargo, se mueve. Al interior del AGN, existen diversas instancias administrativas pendientes del buen curso que deben seguir archivos como el de Luz y Fuerza del Centro. Por ello, el contacto entre ambas instituciones es permanente desde el momento en que se crean compromisos y responsabilidades mutuas. El curso de introducción a la organización de archivos que el mismo AGN distribuye, aparece en un cuadro perfectamente explicado el “ciclo vital del documento”. Veamos.
Así como el tipo de valoración que influye en la toma de decisiones para conservar o destruir la documentación o los acervos que pasan o que tienen como destino el Archivo Histórico.
Pues bien, la estancia en un archivo histórico no debe ser vista ni como castigo ni como marginación. Antes al contrario, es un orgullo pertenecer a un área donde permanentemente surge la oportunidad no solo de conocer información que le va dando forma al curso y desarrollo (en este caso de Luz y Fuerza del Centro, surgida desde el 24 de marzo de 1903) sino de afinar y consolidar los conocimientos históricos en combinación con otras especialidades inherentes al espacio del archivo. Me refiero concretamente a la restauración, aspectos fotográficos, catalogación e incluso legislación y normatividad vigentes; de otra forma no se entendería el significado ni la función del archivo histórico.
Como Ingeniero Mecánico Electricista, título que obtuve en la Facultad de Estudios Superiores “Cuautitlán”, profesión que he ejercido en Luz y Fuerza del Centro, me ha permitido conocer la infraestructura y su funcionamiento a mayor y menor escala. Luego, en mi formación como historiador, tanto en la maestría y ahora como doctorante de la misma carrera, ello me ha permitido combinar perfectamente una serie de elementos que facilitan la interpretación y el reconocimiento de diversos acervos sin que ello no signifique ni la totalidad, ni tampoco el absoluto, que para eso de la historia sabemos perfectamente todos los aquí reunidos qué significados tiene para nosotros la tentadora postura de la historia absoluta. En todo caso, relativa, y no siempre. A propósito, quiero recordar ahora ese hermoso consejo que Edmundo O´Gorman nos legó al respecto:
Quiero una imprevisible historia como lo es el curso de nuestras mortales vidas; una historia susceptible de sorpresas y accidentes, de venturas y desventuras; una historia tejida de sucesos que así como acontecieron pudieron no acontecer; una historia sin la mortaja del esencialismo y liberada de la camisa de fuerza de una supuestamente necesaria causalidad; una historia sólo inteligible con el concurso de la luz de la imaginación; una historia-arte, cercana a su prima hermana la narrativa literaria; una historia de atrevidos vuelos y siempre en vilo como nuestros amores; una historia espejo de las mudanzas, en la manera de ser del hombre, reflejo, pues, de la impronta de su libre albedrío para que en el foco de la comprensión del pasado no se opere la degradante metamorfosis del hombre en mero juguete de un destino inexorable.
Y ahora, permítaseme una licencia. Lo he dicho a lo largo de estos últimos años, cuando se me pregunta del porqué de tan contrastante formación académica. Mi respuesta es clara y sencilla: “Prefiero la vocación a la profesión”, pero ello me ha conducido a la gozosa circunstancia de entender día a día en la cotidiana labor al interior del archivo histórico los misterios de lo que hoy es Luz y Fuerza del Centro.
Pues bien, es momento de acercarnos un poco a sus preciados acervos para que tengan idea precisa de su contenido. Antes que todo, es preciso decirles que el Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro es de reciente creación: el 3 de enero de 2005. Tiene como objetivo capital, y conforme a la revisión del Contrato Colectivo de trabajo “determinar lo necesario para constituir de acuerdo con sus posibilidades y de conformidad con la normatividad de la materia, un archivo histórico sobre la electricidad en la región [central] del país”.
Cinco son las edades que ha acumulado nuestra empresa, desde 1903 a la fecha:
1903 – 1960: The Mexican Light & Power Company. Se le concesiona el 24 de marzo de 1903 la explotación de las caídas de los ríos Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla en el estado de Puebla, iniciando sus operaciones el 6 de diciembre de 1905.
1960 – 1963: Con la nacionalización de la industria eléctrica, ocurrida el 27 de septiembre de 1960. Del concepto The Mexican Light & Power Company pasa a Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.
1963 – 1974: Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A.
1974 – 1994: Se autoriza a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. los actos necesarios y procedentes para su disolución y liquidación.
1994 – a la fecha: A partir del 9 de febrero de 1994, se crea el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
Para efectos y criterios del Archivo Histórico, éste es el más apropiado.
Sus integrantes han realizado visitas permanentes a otras instituciones, han acudido a congresos, seminarios, cursos y también han conseguido integrarse a la capacitación cuyos avisos son conocidos a través, entre otros del enlace que se tiene por medio de su correo electrónico con portales como “H-México”.
Al interior del AH-LyFC se han llevado a cabo sesiones de trabajo donde ha sido posible conocer elementos de historia de México en lo general, particularizándose en lo relacionado con períodos como el porfiriato, la revolución y luego de todos los gobiernos postrevolucionarios, en uno de los cuales, el sexenio de Adolfo López Mateos se llevó a cabo la nacionalización de la industria eléctrica (esto, el 27 de septiembre de 1960), considerando entre otros elementos los de la etapa conocida como “el milagro mexicano”.
Ha puesto en marcha diversas actividades que se corresponden con el principio de recuperación del patrimonio documental de la empresa. Se ha realizado un amplio trabajo de escaneo de imágenes que van de 1903 a la fecha, destacando entre otros, el material dedicado a los procesos constructivos de varias de sus instalaciones más emblemáticas. Existe un álbum que consideramos como la “joya del AH-LyFC”. Dicho documento se ocupa de dar un panorama general sobre el daño a la infraestructura de la Mexican Light & Power Company en febrero de 1913, durante el dramático episodio de la “Decena trágica”. Y como este compendio de información, existen otras colecciones de imagen que nos permiten identificar usos y costumbres, empleo de maquinaria, condiciones de trabajo en otras épocas y otros tantos discursos siempre presentes en la interpretación y valoración de la fotografía.
Del mismo modo se han realizado labores de rescate no sólo de carácter documental. También fotográfico, de filmoteca, planos y algunas piezas de bulto las que en conjunto, forman parte del soporte fundamental en organizaciones primero. Más tarde, en la elaboración de la base de datos, etapa en la que nos encontramos trabajando intensamente. Hoy día ha logrado integrar una parte considerable del patrimonio documental que en buena parte, dará luz al respecto de lo que es y ha sido LyFC a su paso por esos poco más de cien años de existencia.
De hecho, al convertirse en un archivo público, ya han acudido varios usuarios a solicitar información relacionada con el acervo, prestándoles el apoyo pertinente en función de lo que hasta ahora se tiene catalogado o en condiciones de ponerlo a disposición de investigadores e interesados sobre los asuntos de esta empresa peculiar. En su constante acercamiento con el AGN, institución de la que hemos recibido una importante asesoría, obtuvo su alta en el Registro Nacional de Archivos con el código MX09016AHLFC, con fecha del 23 de febrero de 2007.
En febrero de 2006 el AH-LyFC solicitó a la Filmoteca de la U.N .A.M. la custodia de una importante colección de materiales fílmicos en diversos formatos (8, 16 y 35 mm ); una pulgada así como en Beta y VHS para su revisión, diagnóstico y almacenaje. Esto último dentro de las condiciones más apropiadas como las requeridas por material en su mayoría de acetato de celulosa. El material cinematográfico propiedad del AH-LyFC cuenta con las imágenes más antiguas filmadas en 1928 y hasta nuestros días.
Como resultado de su apertura a la consulta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Consejo de la crónica de la ciudad de México, la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Instituto de Investigaciones Estéticas y recientemente en el “Encuentro de Archivos Históricos” convocado por el Archivo Histórico del Distrito Federal, han tenido oportunidad de conocer y divulgar aspectos diversos de sus acervos, tanto documentales como fotográficos.
Otras áreas de LyFC han solicitado el apoyo del AH-LyFC para identificar con precisión las fechas de origen de ciertos departamentos o secciones. Tal es el caso de Cobranzas, Almacenes, Talleres. Incluso el propio departamento de Archivo y Correspondencia ha podido reconocer su origen, por lo que este año de 2007 celebrará su cincuentenario.
Respecto al significado que tiene el patrimonio de LyFC en tanto documentos, piezas y otros elementos de valor histórico, el AH-LyFC trabaja intensamente en crear una conciencia clara que radica en establecer la dimensión y el significado de todos esos elementos de alto contenido testimonial. Por tanto, es preciso decir que era necesaria la creación de un Archivo Histórico para comenzar a “provocar” un ambiente benéfico y positivo capaz de tocar fibras sensibles y con ello generar el sentido de pertenencia así como ideas más claras sobre lo que significa un documento separándolo del concepto que se tiene del simple y llano “papel”.
Por otro lado, cuenta con un proyecto integral cuyo propósito es lograr la expansión de la cultura en la entidad. Dicho proyecto abarca una biblioteca especializada, el museo institucional y, desde luego, el Archivo Histórico.
CONTINUARÁ.
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