domingo, 15 de junio de 2014

ASÍ LUCÍA EL EDIFICIO DEL S.M.E. EN 1945.

LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. DEL ANECDOTARIO ELECTRICISTA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Así lucía el edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas, predio que fue adquirido por la  propia institución en 1939, en la entonces calle de “Artes” N° 45 (hoy “Antonio Caso” N° 45). El Arq. Enrique Yañez, que a la sazón era miembro de la Unión de Arquitectos Socialistas y de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR, por sus sigas), junto con Ricardo Rivas propusieron el proyecto, inspirados en las tendencias funcionalistas de Charles Édouard Le Corbusier. Se inauguró el 15 de julio de 1941, cuando entonces era Secretario General el C. Francisco Sánchez Garnica, con la asistencia, como invitado de honor, del entonces Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho

El edificio del S.M.E. en 1945. LUX. La revista de los trabajadores, Año XVIII, N° 6, del 30 de junio de 1945, p. 25.

En circunstancias muy especiales, y con la obra muy avanzada desde el mismo año de 1939, David Alfaro Siqueiros fue a plasmar en una de sus áreas más emblemáticas, la escalinata que va de la planta baja al primer piso la genial obra denominada “El retrato de la burguesía”.
   En la propia página del Sindicato podemos enterarnos a detalle de sus características generales. Veamos.

La Composición

La obra se encuentra en el cubo de escalera y ocupa los tres muros que componen este espacio útil; también el techo fue pintado, constituyendo un claro ejemplo de integración plástica, que es la armónica concurrencia de artes como la pintura y la arquitectura.
La integración de la pintura al espacio arquitectónico se dio en este caso de la siguiente manera: La ventana del muro izquierdo fue utilizada como soporte, trazándose sobre el vidrio un cuadriculado que divide la superficie translúcida en multitud de pequeñas ventanas, conformando la fachada de un edificio, del mismo estilo que el inmueble sindical.
Otro ejemplo de integración son los pasamanos tubulares de la escalera, que logran tener continuidad en la superficie de la pintura. Esta es una ingeniosa incursión de lo real, lo tridimensional hacia la bidimensionalidad del arte pictórico.


 El Significado

Para comprender cabalmente el mensaje de la obra debemos ubicarla en el contexto que la produjo: Había estallado ya la Segunda Guerra Mundial, los Nazi-Fascistas amenazaban con la expansión de sus dominios; Europa se veía afectada en todos los ámbitos por la ola destructiva del conflicto fue un segundo momento en que la tecnología se aplicaba decididamente a la aniquilación masiva. Algunos artefactos, como el ferrocarril, anteriormente símbolos del progreso, pasaron a ser útiles en la guerra inter-territorial, transportando armas y ejércitos, lo mismo que prisioneros destinados a los campos de concentración. El desarrollo tecnológico produjo maquinaria tan sofisticada como la que puede verse emplazada en todo el mural, principalmente se inventaron o mejoraron las armas que, por tierra, aire y mar, hicieron de esta guerra una de las más cruentas que se han dado en la historia.
Siqueiros, quien había regresado de España donde pudo presenciar el inicio de todo ello, deseaba representar en toda su crudeza las contradicciones de la guerra imperialista.
Lo primero que podemos identificar, al subir por las escaleras, es a los fascistas que están marchado uniformemente ante las arengas de un loro, pintado en alusión a Hitler y Mussolini, que en una de sus manos porta una tea, la cual más que libertaria es de índole incendiaria y destructiva. La otra mano se encuentra oculta en su casaca, en tanto que la primera mano, la izquierda, la que porta la antorcha, parece moverse hacia abajo para mostrar una flor diminuta, de color morado, como si fuese poca y decepcionante la compensación por la destrucción comenzada.


La antorcha que tiene el loro le conecta directamente con la destrucción de un edificio que en el segundo plano se ve ardiendo. Se trata del "Reidstag", el parlamento alemán, que en su frontón ostenta las palabras "Liberte", "Egalite", "Fraternite", las divisas de la Revolución Francesa , ideales de las modernas Repúblicas, cuyas instituciones fueron anuladas durante el régimen de Hitler.
En el centro de la composición, que corresponde al muro central, de donde se da un orden radial a la composición, podemos ver la figura de una máquina que produce dinero, su cuerpo metálico se combina con partes orgánicas, con los tentáculos de un pulpo, por demás monstruosos por el hecho de tener fauces que devoran a los hombres.
Las monedas brotan y caen a los lados del armatoste; pero si analizamos el proceso de su producción descubrimos con horror que se debe a la sangre que está corriendo hacia arriba, en dramática alegoría de la explotación del hombre por el hombre. En un juego metafórico muy al gusto de José Renau, colaborador de Siqueiros.
En el remate de la máquina está un par de aves de caza, mejor dicho, de rapiña, sombría caricatura de las águilas imperialistas, tanto la nazi como la norteamericana, avisándonos el pintor que su crítica se enfila también a la potencia norteamericana, puesto que del cuello de uno de los buitres está colgado el cuerpo de un hombre negro, principal segregado en la sociedad más representativa del capitalismo. 


 Los beneficiados por la explotación económica son los personajes que Siqueiros pinto en las esquinas del cubo de la escalera. En la derecha los militares y en la opuesta los integrantes de la burguesía, los principales, los enemigos de clase que Siqueiros empleo en este, su retrato.
Los militares tienen sus medallas ensangrentadas, son los criminales de guerra. Por otro lado, los rostros de la burguesía permanecen ocultos, porque tienen mascaras antigases, los que permiten ser inmunes antes las armas químicas, inmunidad que les proporciona su capacidad económica, puesto que en toda guerra ellos son los menos expuestos a la muerte y al sufrimiento.
De entre el grupo de capitalistas surge una bayoneta que atraviesa aun "gorro frígio", que es alegórico de la democracia y la República , que la propia burguesía instituyó retornando las ideas clásicas. No debemos olvidar que la burguesía es la clase social que combatió al feudalismo, que sus ideas fueron las liberales; pero que finalmente devinieron en la forma de opresión capitalista.
En la parte baja del muro fueron pintados con mucho detalle algunos cuerpos mutilados, en el muro derecho se apilan frente a las ciudades arrasadas por el fuego y la metralla. Se destaca una columna de mármol, de orden jónico, que ha sido reducida a escombros por la guerra, el simbolismo es claro, la Segunda Gran Guerra fue otro atentado contra la civilización.


El pintor sintió esta crisis e igualmente deseaba poner en crisis a los valores burgueses, lo que queda de manifiesto al pintar agrietado el suelo sobre el que están parados los militares y los capitalistas. El pavimento se destruye y permite ver un mundo subterráneo, que es el de los proletarios, que con su trabajo sostienen a la sociedad.
Por el recurso de colocar a los obreros en el nivel subterráneo es posible encontrar paralelos significativos entre este mural y la película "Metrópolis" de Fritz Lang, y como en aquella cinta expresionista se plantea aquí una actitud solidaria con los trabajadores, pero a diferencia del final conciliador de la película, el pintor ha planteado una salida violenta, que puede verse en la figura de un hombre que porta su fusil en actitud de guerra. Pero puede verse en su atuendo, que no se trata de un soldado profesional, es un civil que ha tomado las armas para desatar la otra guerra, no la imperialista, -que es como Siqueiros calificaba a las guerras mundiales- sino la revolucionaria, en términos del pintor-político.
Siqueiros nos hace recorrer con la vista secuencialmente, las imágenes que se plasmaron en los tres muros; pero también nuestro cuerpo se desplaza al ascender por las escaleras. Lo que hace de esta obra suya, que es de carácter espacial un recorrido en el tiempo, a manera de narración visual.
Así nuestra mirada llegará inevitablemente al techo, donde se hace la antítesis con respecto a la parte baja de la obra, que es sombría y triste. Por el contrario en la techumbre se sugiere un final luminoso, corolario de la lucha, sentido de la Historia , según lo concebía el pintor, como lo deseaban tantos otros hombres beligerantes; aquellos que intentaban tomar “al cielo por asalto". Luís M. Urbina

Sindicato Mexicano de Electricistas 1939

Estas pinturas concebidas y realizadas colectivamente por David A. Siqueiros, José Renau, Antonio Pujol y Luis Arenal, fueron comenzadas en julio de 1939 y terminadas en octubre de 1940.
Representan el proceso actual del capitalismo hacia su muerte.
El demagogo, movido ocultamente por la fuerza del dinero, empuja a las masas a la gran hecatombe.
Un mecanismo monstruoso, coronado por la águila imperialista, resume la función general del capitalismo, transformando la sangre de los trabajadores, que forman la infraestructura del actual sistema económico: en raudales de oro que alimentan a las distintas encarnaciones del imperialismo mundial generador de la guerra.
La revolución surge impetuosa, dispuesta a acabar con la explotación y la matanza sobre las que se sustenta el régimen clasista de nuestros días.
Coronándolo todo el sol de la libertad, resplandece sobre un conjunto simbólico de elementos de trabajo, solidaridad, paz y justicia.

Disponible en internet, junio 15, 2014 en: http://www.sme.org.mx/quiensomos/mural.html


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