LUZ y FUERZA DE
LA MEMORIA HISTÓRICA. DEL ANECDOTARIO ELECTRICISTA.
POR: JOSÉ
FRANCISCO COELLO UGALDE.
Así
lucía el edificio del Sindicato Mexicano de Electricistas, predio que fue
adquirido por la propia institución en
1939, en la entonces calle de “Artes” N° 45 (hoy “Antonio Caso” N° 45). El Arq.
Enrique Yañez, que a la sazón era miembro de la Unión de Arquitectos
Socialistas y de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR, por
sus sigas), junto con Ricardo Rivas propusieron el proyecto, inspirados en las
tendencias funcionalistas de Charles Édouard Le Corbusier. Se inauguró el 15 de
julio de 1941, cuando entonces era Secretario General el C. Francisco Sánchez
Garnica, con la asistencia, como invitado de honor, del entonces Presidente de
la República, Manuel Ávila Camacho
El edificio del S.M.E. en 1945. LUX. La revista de los trabajadores, Año
XVIII, N° 6, del 30 de junio de 1945, p. 25.
En circunstancias muy especiales, y con la
obra muy avanzada desde el mismo año de 1939, David Alfaro Siqueiros fue a
plasmar en una de sus áreas más emblemáticas, la escalinata que va de la planta
baja al primer piso la genial obra denominada “El retrato de la burguesía”.
En
la propia página del Sindicato podemos enterarnos a detalle de sus
características generales. Veamos.
La Composición
La obra se encuentra en el cubo de
escalera y ocupa los tres muros que componen este espacio útil; también el
techo fue pintado, constituyendo un claro ejemplo de integración plástica, que
es la armónica concurrencia de artes como la pintura y la arquitectura.
La integración de la pintura al espacio
arquitectónico se dio en este caso de la siguiente manera: La ventana del muro
izquierdo fue utilizada como soporte, trazándose sobre el vidrio un
cuadriculado que divide la superficie translúcida en multitud de pequeñas
ventanas, conformando la fachada de un edificio, del mismo estilo que el
inmueble sindical.
Otro ejemplo de integración son los
pasamanos tubulares de la escalera, que logran tener continuidad en la
superficie de la pintura. Esta es una ingeniosa incursión de lo real, lo
tridimensional hacia la bidimensionalidad del arte pictórico.
El Significado
Para comprender cabalmente el mensaje
de la obra debemos ubicarla en el contexto que la produjo: Había estallado ya
la Segunda Guerra Mundial, los Nazi-Fascistas amenazaban con la expansión de
sus dominios; Europa se veía afectada en todos los ámbitos por la ola
destructiva del conflicto fue un segundo momento en que la tecnología se
aplicaba decididamente a la aniquilación masiva. Algunos artefactos, como el
ferrocarril, anteriormente símbolos del progreso, pasaron a ser útiles en la
guerra inter-territorial, transportando armas y ejércitos, lo mismo que
prisioneros destinados a los campos de concentración. El desarrollo tecnológico
produjo maquinaria tan sofisticada como la que puede verse emplazada en todo el
mural, principalmente se inventaron o mejoraron las armas que, por tierra, aire
y mar, hicieron de esta guerra una de las más cruentas que se han dado en la
historia.
Siqueiros, quien había regresado de
España donde pudo presenciar el inicio de todo ello, deseaba representar en
toda su crudeza las contradicciones de la guerra imperialista.
Lo primero que podemos identificar, al
subir por las escaleras, es a los fascistas que están marchado uniformemente
ante las arengas de un loro, pintado en alusión a Hitler y Mussolini, que en
una de sus manos porta una tea, la cual más que libertaria es de índole
incendiaria y destructiva. La otra mano se encuentra oculta en su casaca, en
tanto que la primera mano, la izquierda, la que porta la antorcha, parece
moverse hacia abajo para mostrar una flor diminuta, de color morado, como si
fuese poca y decepcionante la compensación por la destrucción comenzada.
La antorcha que tiene el loro le conecta directamente con la destrucción de
un edificio que en el segundo plano se ve ardiendo. Se trata del "Reidstag",
el parlamento alemán, que en su frontón ostenta las palabras
"Liberte", "Egalite", "Fraternite", las divisas
de la Revolución Francesa , ideales de las modernas Repúblicas, cuyas
instituciones fueron anuladas durante el régimen de Hitler.
En el centro de la composición, que
corresponde al muro central, de donde se da un orden radial a la composición,
podemos ver la figura de una máquina que produce dinero, su cuerpo metálico se
combina con partes orgánicas, con los tentáculos de un pulpo, por demás monstruosos
por el hecho de tener fauces que devoran a los hombres.
Las monedas brotan y caen a los lados del armatoste; pero si analizamos el proceso de su producción descubrimos con horror que se debe a la sangre que está corriendo hacia arriba, en dramática alegoría de la explotación del hombre por el hombre. En un juego metafórico muy al gusto de José Renau, colaborador de Siqueiros.
Las monedas brotan y caen a los lados del armatoste; pero si analizamos el proceso de su producción descubrimos con horror que se debe a la sangre que está corriendo hacia arriba, en dramática alegoría de la explotación del hombre por el hombre. En un juego metafórico muy al gusto de José Renau, colaborador de Siqueiros.
En el remate de la máquina está un par
de aves de caza, mejor dicho, de rapiña, sombría caricatura de las águilas
imperialistas, tanto la nazi como la norteamericana, avisándonos el pintor que
su crítica se enfila también a la potencia norteamericana, puesto que del
cuello de uno de los buitres está colgado el cuerpo de un hombre negro,
principal segregado en la sociedad más representativa del capitalismo.
Los beneficiados por la explotación
económica son los personajes que Siqueiros pinto en las esquinas del cubo de la
escalera. En la derecha los militares y en la opuesta los integrantes de la
burguesía, los principales, los enemigos de clase que Siqueiros empleo en este,
su retrato.
Los militares tienen sus medallas
ensangrentadas, son los criminales de guerra. Por otro lado, los rostros de la
burguesía permanecen ocultos, porque tienen mascaras antigases, los que
permiten ser inmunes antes las armas químicas, inmunidad que les proporciona su
capacidad económica, puesto que en toda guerra ellos son los menos expuestos a
la muerte y al sufrimiento.
De entre el grupo de capitalistas surge
una bayoneta que atraviesa aun "gorro frígio", que es alegórico de la
democracia y la República , que la propia burguesía instituyó retornando las
ideas clásicas. No debemos olvidar que la burguesía es la clase social que
combatió al feudalismo, que sus ideas fueron las liberales; pero que finalmente
devinieron en la forma de opresión capitalista.
En la parte baja del muro fueron
pintados con mucho detalle algunos cuerpos mutilados, en el muro derecho se
apilan frente a las ciudades arrasadas por el fuego y la metralla. Se destaca
una columna de mármol, de orden jónico, que ha sido reducida a escombros por la
guerra, el simbolismo es claro, la Segunda Gran Guerra fue otro atentado contra
la civilización.
El pintor sintió esta crisis e
igualmente deseaba poner en crisis a los valores burgueses, lo que queda de
manifiesto al pintar agrietado el suelo sobre el que están parados los
militares y los capitalistas. El pavimento se destruye y permite ver un mundo
subterráneo, que es el de los proletarios, que con su trabajo sostienen a la
sociedad.
Por el recurso de colocar a los obreros
en el nivel subterráneo es posible encontrar paralelos significativos entre
este mural y la película "Metrópolis" de Fritz Lang, y como en
aquella cinta expresionista se plantea aquí una actitud solidaria con los
trabajadores, pero a diferencia del final conciliador de la película, el pintor
ha planteado una salida violenta, que puede verse en la figura de un hombre que
porta su fusil en actitud de guerra. Pero puede verse en su atuendo, que no se
trata de un soldado profesional, es un civil que ha tomado las armas para desatar
la otra guerra, no la imperialista, -que es como Siqueiros calificaba a las
guerras mundiales- sino la revolucionaria, en términos del pintor-político.
Siqueiros nos hace recorrer con la
vista secuencialmente, las imágenes que se plasmaron en los tres muros; pero
también nuestro cuerpo se desplaza al ascender por las escaleras. Lo que hace
de esta obra suya, que es de carácter espacial un recorrido en el tiempo, a
manera de narración visual.
Así nuestra mirada llegará
inevitablemente al techo, donde se hace la antítesis con respecto a la parte
baja de la obra, que es sombría y triste. Por el contrario en la techumbre se
sugiere un final luminoso, corolario de la lucha, sentido de la Historia ,
según lo concebía el pintor, como lo deseaban tantos otros hombres
beligerantes; aquellos que intentaban tomar “al cielo por asalto". Luís M.
Urbina
Sindicato Mexicano de Electricistas 1939
Estas pinturas concebidas y realizadas
colectivamente por David A. Siqueiros, José Renau, Antonio Pujol y Luis Arenal,
fueron comenzadas en julio de 1939 y terminadas en octubre de 1940.
Representan el proceso actual del
capitalismo hacia su muerte.
El demagogo, movido ocultamente por la
fuerza del dinero, empuja a las masas a la gran hecatombe.
Un mecanismo monstruoso, coronado por
la águila imperialista, resume la función general del capitalismo,
transformando la sangre de los trabajadores, que forman la infraestructura del
actual sistema económico: en raudales de oro que alimentan a las distintas
encarnaciones del imperialismo mundial generador de la guerra.
La revolución surge impetuosa, dispuesta a acabar con la explotación y la matanza sobre las que se sustenta el régimen clasista de nuestros días.
La revolución surge impetuosa, dispuesta a acabar con la explotación y la matanza sobre las que se sustenta el régimen clasista de nuestros días.
Coronándolo todo el sol de la libertad,
resplandece sobre un conjunto simbólico de elementos de trabajo, solidaridad,
paz y justicia.
Disponible en internet, junio 15, 2014 en: http://www.sme.org.mx/quiensomos/mural.html
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