EDITORIAL.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Poco más de seis años atrás, una de las
consignas de aquel gobierno de cuyos nombres y personajes no queremos
acordarnos, fue la de que independientemente de generar la extinción de Luz y Fuerza del Centro, las demás
responsabilidades en el ámbito de la producción, generación, transmisión,
distribución y comercialización de la energía eléctrica quedaban en manos de la
Comisión Federal de Electricidad. Apenas
comenzar este 2015 que se nos va, y bajo la figura de otro gobierno que ha
demostrado unas capacidades que espantan y alucinan, aprobó por vía de las
cámaras la Reforma energética y sus leyes secundarias, con lo que quedaba
sentenciado a nada el contenido del Art. 27 constitucional, que tantas veces
salió como referencia de que ellos, los señores del gobierno, tenían que
recordar en una lección que parece no interesarles, bajo los influjos de la
postmodernidad y el neoliberalismo más feroz que la humanidad haya vivido. Por esas
sencillas razones, en las que los países del tercer mundo tienen que someterse
a los dictados del gran capital, está el hecho de la última noticia con que nos
dejan claro el mensaje de sus propósitos: “En 2016, primera licitación para
transmisión eléctrica”, lo que significará la apertura a inversionistas
privados, nacionales y extranjeros para el manejo, en principio de las líneas
de transmisión que conectarán al Itsmo de Tehuantepec con el centro del país… y
de ahí, ¡pa´l real! con lo demás.
Disponible
en internet: diciembre 21, 2015 en:
Lo anterior parece poca cosa, pero significa una más de las burlas que se cometieron, en principio con la propia Luz y Fuerza del Centro, y a lo que se ve, quien podrían seguir en la lista de sentenciados sea la propia Comisión Federal de Electricidad, que parece más vulnerable debido a que su base trabajadora se debe a un contrato colectivo “blanco”, con lo que sus agremiados se encuentran en condiciones más riesgosas de perder su fuente de trabajo… y esto, por parte del gobierno “con la mano en la cintura”.
La antigua defensa que hizo de su territorio
Luz y Fuerza del Centro tenía unas
razones innegables, pues ello suponía la indeseable presencia de empresas que,
en la supuesta apertura de las licitaciones, impulsadas por los intereses de
unos cuantos funcionarios, suponía que, sin problemas se enquistaran en el
ámbito de control de esta paraestatal, misma que, a través de su sindicato, el Sindicato Mexicano de Electricistas,
simplemente tuvieron que retirarse ante las presiones, pues de habérseles
permitido libertad de acción, diversas empresas extranjeras, habrían podido
extender sus influencias sin ningún empacho.
No habiendo más alternativa que la
extinción, Luz y Fuerza del Centro y
su gran plantilla de trabajadores pagó con creces el costo de un alto valor de
intereses que, desde el sexenio de Luis Echeverría Álvarez ya estaban
contemplados. Sin embargo, fue con el “presidente del empleo” quien puso en el
paredón a esta centenaria empresa, a la que remató en forma indigna, y cuyo
saldo fue, además, el de 44 mil trabajadores sin empleo… ¡vaya paradoja!
Hoy, el sistema de un nuevo capitalismo que
quiere mostrar todas sus capacidades, como imperativo de la modernidad que aquí
y ahora se ha plantado amenazante y ensoberbecido, busca afanosamente
establecer sistemas de producción que satisfagan sus más oscuros deseos, sin
que valga de mucho la enorme lucha que viene realizando por un salario digno –inexistente
por otro lado-, para la clase trabajadora que no tiene, por ahora, más
alternativa que someterse a dichos dictados.
Este nuevo capítulo, ensombrece los ánimos
para un país que siguen entregando a la voracidad del capital, incapaz por otro
lado, de resolver el enigma de una vida honesta para la clase trabajadora, la
cual se convierte en el alma y motor de una nación con largas pretensiones de
avanzar por el camino correcto. Sólo que sus gobernantes no han sido, como se
puede concluir, lo mejor de lo mejor desde hace mucho tiempo.
21
de diciembre de 2015.
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