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viernes, 27 de marzo de 2015

MANIFIESTO CULTURAL PARA LUZ y FUERZA DEL CENTRO

CENTROS DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.
ALGUNOS ASPECTOS SOBRE EL NOBLE PROYECTO DEL ARCHIVO HISTÓRICO QUE LUZ Y FUERZA TENÍA CONTEMPLADO. NOTAS y RECUERDOS.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Superado el siglo XXI, con su infinita variedad de situaciones, ofrece al ser humano retos y necesidades de todo tipo. Esto significa, como ya lo dijo Carlos Fuentes,[1] el triunfo de la siguiente etapa de la revolución que tiene que ver con el progreso de la humanidad.
   Servidos de ese instrumento, contamos entonces con la capacidad de discernir, digerir y asimilar de forma acelerada todo acontecer humano, mismo que implica convivir con infinidad de valores, uno de los cuales, el conocimiento se convierte en herramienta eficaz.
   Hace poco más de un siglo, un corrido popular era reflejo del escandalizado e inquieto comportamiento social, justo cuando comenzaron a circular por diversas arterias de la ciudad de México los tranvías eléctricos. Dice así una de sus cuartetas:

Ya vesté, la luz eléctrica,
el telégrafo, el fonógrafo
y otras mil cosas también,
que asustan a casi todos.[2]

   Escribo estas notas justo cuando transcurre el 24 de marzo de 2007. La fecha por sí misma no significaría nada si antes no se menciona el hecho de que hoy se cumplen 104 años de la creación de Luz y Fuerza del Centro. Por tal motivo, parece un hecho relevante el que tras haber acumulado tal cantidad de tiempo y seguir siendo si no la primera, sí la pionera activa de la industria eléctrica en México, merezca tener un espacio idóneo para concentrar la memoria histórica de su paso por varias épocas en todas las cuales se ha consolidado no sin antes haber enfrentado difíciles batallas. Hoy día, cuenta con una Biblioteca, un Archivo Histórico surgido hace dos años. A lo anterior, sólo falta agregar la creación de un museo. Sin embargo, es preciso integrar este proyecto tridimensional en un solo espacio que permita dar a conocer la acumulación del conocimiento sobre la electricidad y el uso que el hombre y las distintas sociedades han dado a este invento maravilloso.
   Sin embargo, la biblioteca así como parece estar marginada, se ha estancado en un atraso de suyo peligroso, al no ofrecer fuentes específicas de consulta actualizadas y mucho menos plegarse a recursos tan indispensables como la computación y la Internet. Por lo tanto, es preciso mejorar las condiciones en el acervo, poner al día sus instalaciones y prestar un servicio inmejorable con salas de consulta confortables en donde se encuentren conectadas a la red varias computadoras, entre otros servicios de calidad.
   Del mismo modo, el Archivo Histórico cuenta ya con un avanzado proceso de capacitación que ha llevado a sus integrantes a poner en marcha los primeros pasos de la catalogación en materiales como fotografía en diversos soportes, documentos y planos, entre otros. Realiza labores permanentes en el rescate de acervos hasta reunir, por ahora una parte considerable del patrimonio documental que en buena medida, dará luz al respecto de lo que es y ha sido Luz y Fuerza del Centro a su paso por esos poco más de cien años de existencia. Es bueno recordar que nuestra empresa ha transitado hasta por cuatro épocas diferentes, a saber:

1903–1963: The Mexican Light & Power Company, concepto puesto en marcha desde 1898 por la empresa trasnacional que el 10 de septiembre de 1902 se constituye de acuerdo a las leyes canadienses. Se le concesiona el 24 de marzo de 1903 a la explotación de las caídas de los ríos Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla en el estado de Puebla, iniciando sus operaciones el 6 de diciembre de 1905. El 27 de septiembre de 1960 sucede la histórica nacionalización, por lo que, entre ese año y 1963 ocurre la necesaria transición que permitiría la plena identificación con la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.

1963–1974: Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A.

1974–1994: Se autoriza a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. los actos necesarios y procedentes para su disolución y liquidación. Por tanto, adquiere desde ese momento la figura de Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. (En liquidación) con asociados tales como: Compañía de Luz y Fuerza de Pachuca, S.A., Compañía de Fuerza del Sureste Mexicano, S.A., Compañía Mexicana Meridional de Fuerza, S.A. y Compañía de Luz y Fuerza de Toluca, S.A.

1994 y hasta nuestros días: A partir del 9 de febrero de 1994, se crea el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro, con personalidad jurídica y patrimonio propio.

   Por lo que respecta al Museo Institucional, esta idea se ha planteado directamente a partir de la puesta en marcha del Museo de sitio en la planta Necaxa, inaugurado en marzo de 2003, celebrando así el centenario de Luz y Fuerza del Centro. Con el tiempo, otras tantas piezas han ido integrando la que podría ser la etapa del Museo Institucional a la altura, incluso del Museo Tecnológico de la C.F.E. o del Museo de la Luz.
   ¿Debe o no Luz y Fuerza del Centro contar con un espacio para divulgar tanto conocimiento como el que es resultado de sus 104 años de vida?
   La respuesta no puede ser más contundente: ¡¡¡Sí!!!
   Requiere para su consolidación la suma de voluntades, tanto de la empresa Luz y Fuerza del Centro y sus funcionarios como del Sindicato Mexicano de Electricistas y sus trabajadores, de un cúmulo de sensibilidades extraordinarias que lleven a buen puerto este proyecto que pueda estar a la altura del esfuerzo conseguido por otras instituciones que no han tenido más espíritu que fijar su atención en la necesidad de divulgar la cultura y el conocimiento, sin más.
   Esas tres esferas y luces del saber deben contar con un espacio específico en el que coincidan de manera orgullosa lo que es, ha sido y deberá seguir siendo Luz y Fuerza del Centro, sobre todo en el corazón de nuestro país, área geográfica y neurálgica también en donde tiene auténtica presencia.
   Los espacios pueden ser muchos, pero también muy estudiados para preservar debidamente ese patrimonio que requiere de instalaciones, lo mismo en un edificio emblemático que en un conjunto de construcción moderna, con áreas proyectadas ex profeso, ofreciendo el debido confort, y los mejores recursos que cualquier museo, biblioteca o archivo histórico pueden dar a sus usuarios o visitantes.
   Por lo tanto, quienes hoy integramos el Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro, nos sentimos obligados a emitir este MANIFIESTO, dirigiéndolo a los más altos funcionarios de la orgullosa empresa Luz y Fuerza del Centro, así como a los dirigentes fundamentales del Sindicato Mexicano de Electricistas con objeto de sensibilizarlos al respecto de un proyecto que merece toda la atención. Ignorarlo sería un auténtico riesgo, si no se plantea el sentido de conservación de un patrimonio, por ahora intangible pero que necesita más que nunca la unidad, sin que se perjudique su esencia original, dejando a un lado posibles diferencias. El Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro ha logrado recientemente integrarse al Registro Nacional de Archivos que coordina el Archivo General de la Nación, instancia que depende directamente de la Secretaría de Gobernación. Ha entendido también que al sumarse al cumplimiento irrestricto de un marco jurídico, busca conservar celosamente un patrimonio histórico que merece ser divulgado entre sus propios trabajadores –activos y jubilados-, así como entre la comunidad de estudiosos y público en general. Si a tal proyecto se suma la Biblioteca y el Museo Institucional, habremos logrado materializar uno de los proyectos más acariciados, que serán auténtica manifestación de orgullo no sólo entre quienes integran la comunidad de Luz y Fuerza del Centro, sino del país en su conjunto.
   Si nuestra labor implica convencer, los motivos expuestos en el presente MANIFIESTO son claros y evidentes, por lo que estamos seguros de que contaremos con el apoyo incondicional de todas las partes a quienes va dirigida la propuesta.

Las más sinceras felicitaciones a Luz y Fuerza del Centro por su 104 aniversario.



[1] Carlos Fuentes: “Juan Ramón de la Fuente en la Cátedra Julio Cortázar”. En Revista de la Universidad de México, nueva época, Nº 26, abril de 2006, p. 82. Dice el autor de “Terra nostra”: “(…) Me refiero a la transformación técnico-informativa que impulsa y refleja lo que podemos considerar una tercera revolución de la modernidad. La primera fue la revolución de la tierra (Magallanes) y de los cielos (Copérnico). La segunda, la revolución industrial de los siglos XIX y XX. Y la tercera, la creciente globalización de la información, la ciencia y la tecnología como motores del desarrollo.
   “Sujetos de la primera revolución (descubrimiento, conquista y colonización), objetos de la segunda (reserva de materias primas y mano de obra barata), debemos ahora prepararnos para ser actores, partícipes plenos y no ya ancilares, de esta nueva y tercera revolución”.
[2] Electra. El magazine de luz y fuerza y tranvías. Año VII. Enero y febrero de 1933, Nº 75, p. 11. “El corrido de “los eléctricos”.

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