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sábado, 6 de septiembre de 2014

UN ACRÓSTICO DEDICADO A JUAN JOSÉ RIVERA ROJAS.

LUZ A LOS POETAS… FUERZA A LOS POETAS.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

ACRÓSTICO AL CAMARADA JUAN JOSÉ RIVERA ROJAS.[1]

   Una elogiosa serie de poemas dedicados a este personaje, del que ya se ha hecho referencia en otros materiales, sobre todo aquellos que dieron cuenta del caso denominado “El Veronicazo”, refieren las grandezas, pero sobre todo las exaltaciones a quien convertido en “intocable” de la cosa política, terminó siendo reverenciado, a pesar de mostrar  comportamientos cargados de ensoberbecimiento, mismos que se desplegaron en esos mismos términos a lo largo del periodo en que Rivera Rojas estuvo al frente del Sindicato Mexicano de Electricistas. En todas las publicaciones de LUX, parece haber un común acuerdo para no mostrar al dirigente sino como lo que era: un auténtico “Maquiavelo”.



   A continuación, una muestra de aquellas demostraciones cuya lectura y análisis quedan en la conciencia de cada lector, procurando que sirva su contenido para entender hasta qué grado de valor humano se pueden demostrar sentimientos… pero también intenciones oscuras.

ACRÓSTICO

PLEITESÍA A JUAN JOSÉ RIVERA ROJAS DE LOS ELECTRICISTAS DE TOLUCA

Paladín del Deber y del Derecho,
Luchador incansable y sin complejos:
Eres faro de luz en cada pecho,
Inmarcesible amor en tus consejos.
Tienes como dosel la Gloria misma,
En tu senda, el laurel sirve de alfombra;
Sereno ante lo caótico del cisma,
Inclinarse a tus pies, viste, la sombra
Audaz y aleve de mentido prisma.

¡Ahora el labio con fervor te nombra!

Jamás la lucha fue tan enconada.
Unidos el soborno y la perfidia,
Ahogar quisieron, en dantesca lidia
Nuestra fe en tu honradez acrisolada.

Jano prestóse azas a la emboscada
Oteando de los próceres el oro,
Sin ver que tu prestigio y tu decoro
Eran una barrera insuperada.

Resiste de la burda mascarada,
Invencible, escudado en el Derecho
Viendo llegar la recia turbonada,
Eras Júpiter mismo en la refriega.
Rayos lanzando con tu mano airada
A semejanza de la imagen griega.

Rendidas ya por fin oro y escoria
Obstáculos del Bien para el Obrero,
Justo es que de los hechos en memoria
A tu nombre hecho luz de faro y gloria,
Sirva de pedestal el Orbe entero.

Del gremio en que has vivido y que te aclama,
El espíritu noble lo reclama.

Luce ya en el Oriente nueva aurora;
Ondea nuestro pendón como en otrora,
Sin que rachas de viento huracanado,

Empéñense en dejarlo desgarrado,
Lealtad como la tuya, ya no existe;
Entereza y valor, sólo son mito
Con que la cruda realidad se viste.

Tu levantaste el débil que aherrojado
Redaba en un abismo de miseria
Indefenso, ridículo y befado
Como si fuese un arlequín de feria.
Infundirle valor, delito era;
Sentir piedad y extender la mano
Tratando al desvalido como hermano,
Arrostrando el zarpazo de la fiera,
Sólo era privilegio de espartano.

Dios o el Destino y el Arcano mismo
Entregándose a ti, salvó al civismo,

Tiemble de hoy más la tiranía insolente
Obsecada en subir por la pendiente
Laboriosa del mal; ya no intimada;
Unidos de la paz en el camino.
Contigo iremos, desafiando al sino,
A luchar y vencer en la partida.

31 de mayo de 1948.

Rodolfo D. García S.




[1] LUX. La revista de los trabajadores, año XXI, Números 7, 8, 9 y 10. Octubre de 1948, p. 59.

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