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miércoles, 15 de abril de 2015

LA REVISTA "LUX"..., UNA POR UNA..., Y LAS QUE SIGAN. OCTUBRE DEL AÑO 1928. REVISTA LUX N° 10.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   A invitación, sugerencia o insinuación de la fotografiada, la portada de LUX muestra un tono color naranja. Y es que, quien parece ser Norma Talmadge, actriz de cine mudo, cuya figura pudo haberse dado a conocer en las exhibiciones de la época, en algo que no solo fue aquella estela. También la de sus encantos, debajo de un naranjo que por eso los editores de la revista decidieron darle el lugar de honor:

Portada de la revista LUX, octubre de 1928.

   De inmediato, la “Página del Comité” se engalanó con la firma del entrañable Mateo Huarte, entonces Subsecretario de Trabajo, quien invocó a la “Justicia”, como elemento de su discurso, mismo que desborda a partir de ciertos y delicados acontecimientos que tuvieron lugar en la “hermana División de Necaxa” debido al trato autoritario que manifestaba el que fuera superintendente de la planta, un señor de apellido Proamer, quien al excederse en sus funciones generó una serie de quejas. Derivado de ello, y en un primer intento se formó una Comisión, misma que se trasladó hasta la planta para entrevistarse con el causante de aquellos conflictos. Parece no prosperó aquel empeño y la cosa empeoró al entrar en juego personas ajenas al Sindicato. Tal fue la dimensión del problema que, Mateo Huarte mismo, designado para acompañar al Secretario General en nueva comisión, acudieron el día 15 de octubre de 1928 para visitar al señor W. H. Fraser, entonces Gerente General de “The Mexican Light and Power Company, Limited”, o lo que es lo mismo la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A. a quien pusieron al tanto de aquel caso. Tal era la dimensión del mismo, que Fraser les prometió acompañarlos, cosa que ocurrió un día después, cuando se encaminaron con rumbo a la planta hidroeléctrica de Necaxa.
   Llevadas a cabo las discusiones, y formado el comité resolutivo, este tuvo que enfrentar la actitud temperamental de Proamer, “que no se presta a esta clase de discusiones”, todo ello frente al Sr. Fraser, a quien se le pidió constantemente “justicia por los atropellos cometidos por los trabajadores, por los señores Proamer y Naier”, este último también sujeto de cuestionamiento, convertido en esos momentos en un “mal elemento para los trabajadores de esa División, sino aun para la República pues parece ser un mal extranjero y de muy malos antecedentes”. El punto central de todo aquello fue juzgar a Proamer quien “no es un hombre capacitado para tratar con gente trabajadora de esta naturaleza, que si es verdad que no se les debe tratar con mimos y palabras dulces, sí, con rigor, pero dentro de la decencia y justicia a que un trabajador cumplido y honrado tiene derecho, pues muy fácil le fue al señor Fraser comprender esta razón que muy atinadamente convirtió en justica, acordado que el señor Superintendente fuera removido para evitar futuros trastornos”.
   Aún así, la redacción de LUX cuestionó algunas palabras emitidas por Huarte. Aquí una muestra.
   “Su poca costumbre de escribir para el público, le hace incurrir impensadamente en otra falta de expresión, que quizá suene mal en algunos oídos de compañeros trabajadores. Estamos con el articulista, en que no se debe tratar a aquellos con mimos y palabras ducles; a nosotros como a él mismo, esto nos resultaría empalagoso. Pero –dice- sí con rigor aunque dentro de la decencia y justicia…, etc. Creemos que con esto último bastaba. Con que los jefes sean decentes y justos, nos conformamos. No hace falta que además nos pongan caras de ogros al hablarnos o dar órdenes. Sospechamos que el compañero Huarte no quiso expresarse así, pero lo hizo y nosotros no podíamos dejarlo sin comentario”.
   Huarte mismo, en su texto cerró con la frase “Para la censura, el desprecio”. Pues ello le costó un severo extrañamiento de la redacción, que así lo dejó asentado:
   “Finalmente y en sus últimas líneas, comete un error, y ese sí, intencionalmente. Para la censura –dice- el desprecio. No comprendemos cómo pudo escribir lo anterior un camarada que en nuestra Agrupación ha ocupado el puesto más importante, el de Secretario General, y que aspira nuevamente a ocupar. Loa censura no solamente debemos tolerarla, sino que debemos pedirla y desearla todos, sea cual fuere el puesto que ocupemos. Si nadie nos hace ver nuestros errores; si nos endiosamos hasta el punto de pensar que somos infalibles, no seremos capaces de corregir los defectos en que incurramos y esto, según el puesto que cada cual ocupe, siempre lleva aparejadas graves consecuencias. Sólo los dictadores, los autócratas, no admiten la censura, y creemos, compañero Huarte, que usted no aspira a erigirse en dictador.
   “Por lo demás, nuestra cordial felicitación a los miembros del Comité que tan eficazmente laboraron por el destronamiento y expulsión de los dos negreros que por tan largo tiempo amargaron la existencia de nuestros camaradas de Necaxa…”
   A lo que se ve, la parte crítica que caracterizó a LUX no tuvo nada que ver con tendencias o personajes. Si había que dejar caer la fuerza demoledora de la razón con las palabras apropiadas, ese fue uno de los principios éticos donde la libertad de expresión quedaba de manifiesto.
   Habiendo dado cuenta del caso en particular, de pronto nos encontramos con esta nota en la pág. 5, a un lado de “Temas Sociales”:


   Eran ya las primeras evidencias del que en poco tiempo se convertiría en uno de los equipos de futbol más reconocidos y populares en nuestro país.
   En “Informaciones, Noticias y Comentarios Gremiales”, se abundó en los hechos de Necaxa. Allí se reitera la expulsión de Proamer y Naier. Para sustituir a aquel, fue designado el señor ingeniero H. L´Hoist, quien era hasta esos momentos Superintendente en la División de Toluca, considerado “caballeroso jefe, que en todo momento ha demostrado sus mejores disposiciones a fin de que los trabajadores queden satisfechos de su ecuanimidad y justiciero trato”. El común denominador que se mantuvo en las diversas jefaturas de la Compañía fue habiéndose constituido a partir de la presencia de un mando de origen extranjero, lo que representó en muchos momentos la incómoda realidad que se percibía entre la figura del dominador y el dominado y más aún cuando aquel pudiera mostrar ideas contrarias a las de los propios trabajadores.
   Se anuncia en esta misma sección el generoso obsequio de 50 ejemplares del libro “Incienso y Lágrimas” escrito por Pascual M. González, que fue en su momento Secretario del Interior de la “Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, S.A.” Estos fueron repartidos en una de las asambleas y otros tantos obsequiados entre los colaboradores espontáneos para con la revista.
   En “Psicología”, el Profesor José Beristáin dejó nuevamente plasmados una serie de valores relativos a este propósito humano que puede contar con estímulos positivos, pero también negativos, según sea el escenario donde se fundan sus intenciones.
   Francisco de Celis, Secretario de Instrucción, nos sorprende en “Los grandes inventos” con el tema “Invención de la Lámpara Incandescente”. Allí trata con sorprendente dominio la forma en cómo evolucionó el invento del que fue padre intelectual el famoso Tomás Alva Edison.
   Así comienza su colaboración: “Edison celebra dos aniversarios cada año. El de su nacimiento, el 11 de febrero, y el de la invención de la lámpara incandescente, el 21 de octubre”.
   De Celis da un completo panorama sobre lo que significó el quehacer del famoso inventor que estableció su domicilio y también su laboratorio al interior del mismo en Menlo Park, Nueva York. La lámpara fue un hecho a partir de aquella fecha ya conocida, durante el año de 1879. El recuento de aquella hazaña es largo, y como no olvidar aquella vieja y única grabación en voz de Porfirio Díaz, quien agradeció a Edison luego de un intercambio epistolar, con palabras de aliento que quedaron rematadas con la fecha del 15 de agosto de 1909. Ni tampoco aquel gesto del propio inventor, cuando este envió al propio Sindicato Mexicano de Electricistas y en 1926 una carta firmada de puño y letra de la que hoy día poco se sabe, aunque el último dato que tengo al respecto es que se encuentra bajo resguardo, lo cual ya es un respiro, dada la importancia del documento y dado el desdén con que se actúa en contra de los patrimonios culturales del S.M.E.

SE SUPRIME UNA SECCIÓN FUNESTA.

   Así se daba a conocer el siguiente y lamentable hecho:

Hacía tiempo que los compañeros instaladores y montadores del D.F., que forman el “Sindicato Mexicano de Electricistas Particulares”, nuestra hermana Agrupación, venían gestionando, ya directamente, ya por medio del Comité Central de la Confederación Nacional de Electricistas y Similares, que fuera suprimida la Sección de Comprobación dependiente del Control Electrotécnico de México, por considerarla una verdadera lacra social, que no sólo no rendía ninguna utilidad al Gobierno, sino que también constituía una pesadilla para el público, quien no podía menos de echarse a temblar cada vez que un Inspector de dicha Sección aparecía a comprobar las instalaciones que se ejecutaban, por los atropellos a que estas visitas daban origen.

   La nota sigue, y se afirma en ella que el entonces Secretario de Industria, Comercio y Trabajo, Sr. Dr. Puig Casauranc, intervino en forma puntual y decidida para suprimir aquel departamento. Por lo tanto, en asamblea del S.M.E. celebrada el 16 de octubre se decidió enviar un mensaje de agradecimiento a dicho funcionario, agregando que se le solicitara también con objeto de “lograr la destitución del creador de esa vergüenza gubernamental, ya que es, sin duda, el elemento que más se opone al progreso de nuestra institución”.
   Parece ser que la persona a quien se estaban refiriendo nuestros antiguos compañeros como el fundador de dicha Sección, fue uno de los Jefes de Control, el señor H. Hutchison, contra el que parece ser existían numerosas quejas que ameritaban su destitución.
   La “Pagina Científica” se ocupó en aquella ocasión de los fenómenos de alta frecuencia revelados en los laboratorios de una casa fabril norteamericana, lo que tenía que ver con el desarrollo de las lámparas incandescentes y los experimentos en los tubos vacíos de gran potencia. “Lecturas para obreros” sección a cargo del profesor J. R. Cruz dio a conocer la Difusión científica “Cosmogenia” con ideas como la que sigue:

El poder que da fuerza y leyes a la materia, que lanza al espacio esos mundos innumerables, designándoles un inmutable camino; ese poder desconocido, ese arquitecto sublime del universo, queda para nosotros eternamente incomprensible. La inteligencia humana que se eleva y se pierde en las altas esferas de la especulación, encuentra una barrera inabordable sobre la cual se hallan escritas estas dos palabras: DUDA y FE.

   Y como en ese mes se recordaban una vez más a los difuntos, no faltaron verdaderas muestras en verso que, a modo de “Calaveras Sindicales” se elaboraron por “Simón el Enterrador”, versos que además tuvieron un toque ultraísta, es decir, aquella forma literaria que se confrontaba con el modernismo y que en México tuvo su mejor ejemplo entre el grupo de los “Contemporáneos” que encontraron en el movimiento estridentista justo el oponente perfecto para generar la que sería una de las mejores muestras que no solo quedó reducida al rico despliegue de escritos, sino que también los artistas se unieron a dicho movimiento y legaron diversas obras que en casos concretos como el de Ramón Alva de la Canal o de Leopoldo Méndez, los que en su conjunto animaron más adelante la creación de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR, por sus siglas), movimiento estético que hizo suyo el referente obrero. Como resultado de esa influencia, vienen a continuación los diversos ejemplos en verso que quedaron de manifiesto en LUX:


   Desde luego la columna imprescindible de Armando Raspa, y mejor conocida como “Sincronizando O.K.” volvió a hacer de las suyas, poniendo a santos de cabeza y a líderes sindicales en evidencia.
   En esta ocasión, el segmento de ilustraciones, para el cual se utilizó un color violáceo muy al estilo de Revista de Revistas y otras publicaciones semanales o mensuales de la época, presenta en su primera página a Lon Chaney caracterizado al estilo operístico de Ruggero Leoncavallo y su ópera “Los payasos”. Lo que llama la atención son tres apuntes de Miguel Covarrubias donde ya se insinúan sus inclinaciones para crear y recrear los sabores de la danza, representación por la que mostró enorme interés. Imposible no compartir una muestra:


   Como podremos ver hasta aquí, LUX ya no era una casualidad. El lugar que ocupó en breves meses fue para conseguir elogiosos comentarios y una muy buena reputación. Si bien sus “colaboradores” seguían siendo firmas como la de Heriberto Frías, que en esta ocasión LUX recogió de sus “Leyendas Históricas” la de “Guerrero Relámpago”.
   Aparece por primera vez, si no me equivoco el prospecto de quienes se lanzaban a la “Campaña Electoral”, siendo los candidatos Felipe Bustos y Mateo Huarte para la Secretaría General; Vicente G. Rodríguez para la Secretaría del Interior. José V. Arias, se propone “para cualquiera de las Secretarías Interior o Exterior, en las que de seguro dará magníficos frutos”. También estaban en aquella propuesta Carlos Álvarez Varela, Tesorería o como Secretario del Trabajo. Carlos F. Padilla, se le propuso para el puesto de Tesorero. Roberto Cornejo, Secretaría del Interior. Magdiel Romero, Secretaría del Exterior; Alfonso Zetina, en la Secretaría del Exterior; Antonio Vallejo, Secretario de Actas; Daniel Hernández, Subsecretaría del Trabajo; Gregorio Azpeitia y Luis Carrillo para ocupar el cargo como Subsecretario Tesorero. Finalmente se propuso la reelección tanto de Francisco de Celis y José R. Cruz para las Secretarías de Instrucción. Esa fue la “planilla” en 1928.
   No faltó la “Sección poética” con “Primer Amor” de S.E. Ayala y “Sarcasmo” de Jesús G. Rodríguez, antiguos compañeros en la recordada Compañía de Luz. “Una novela corta: La Venus de Color”, texto de Adelardo Fernández Arias, llegó a su fin en este número de octubre.
   También se publica el novedoso “Aviso Telegráfico”, lugar en donde por un pago simbólico, diversos trabajadores ofrecían sus servicios fundamentalmente como Electricistas.
   Con el balance anterior, llega a su fin la reseña del número correspondiente a octubre de 1928.

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