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sábado, 9 de mayo de 2015

LA REVISTA "LUX"..., UNA POR UNA..., Y LAS QUE SIGAN. DICIEMBRE DEL AÑO 1928. REVISTA LUX N° 12.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

Portada de la revista LUX, diciembre de 1928.

   De entrada, encontramos un saludo que ofrece Felipe Bustos, recientemente elegido como Secretario General del S.M.E., y quien hizo una invitación para que la comunidad toda de trabajadores agremiados en este emblemático sindicato afirmara el camino trazado. Dicha empresa resultaba difícil, complicada pero ante tal escenario no era posible claudicar. De ahí que su arenga, desplegada con sólida vehemencia fuese en esos momentos el estandarte empuñado a la vanguardia como símbolo de la lucha obrera, y donde los electricistas siempre fueron referente.
   La portada, lograda en tonos con tendencia al rojo, muestra a un niño descalzo, realizando labores de “aguador”, uno de aquellos oficios que venían desde la época del virreinato y que pervivieron no solo en el siglo XIX. También, y como puede comprobarse, seguía siendo una actividad en el avanzado siglo XX. Creo que es notorio el hecho de que el mensaje subliminal intentaba evitar que los niños se convirtieran en una extensión de la mano de obra forzosa, en la que además no percibían más que una ridícula compensación. La recia mirada, esa armonía corporal que consigue el equilibrio, incluso el de los dos recipientes que lleva cargando, se fortalece con otro elemento apenas perceptible como es lo intenso de un sol al que hace frente su moreno rostro el que, para fortuna del fotógrafo, se observa completo, y donde ese sombrero de palma queda de lado, pues nuestro personaje se sabía retratado. De todo lo anterior se tiene como resultado –además-, una imagen que refleja condiciones de miseria, abuso, inocencia, ternura, dolor, y una rara condición donde el artista recupera el momento en que ese niño tiene que hacer un alto en el camino y, sin mirarse las ropas logra imponerse en un primer plano, mientras que, como telón de fondo se tiene otra realidad. Esta se pierde ante el llamado que su silencio implora en la dilatada resignación que también es posible apreciar.

Detalle de la portada.

   Varias páginas se ocupan del reciente suceso de las elecciones generales en que se decidió elegir al nuevo Comité Ejecutivo del Sindicato., mismo que quedó integrado como sigue:

Secretario General, Felipe Bustos; Interior, José V. Arias; Exterior, Vicente G. Rodríguez; Trabajo, Roberto Cornejo; Tesorero, Carlos Álvarez Varela; Actas, Antonio Vallejo; Instrucción, Francisco de Celis; Subsecretario del Trabajo, Daniel Hernández; Subtesorero, Gregorio Azpeitia; Instrucción, José R. Cruz.

Comisión de Hacienda: Carlos F. Padilla, Presidente; Francisco S. Garnica y Francisco González, Vocales.

Comisión de Honor y Justicia: Guillermo B. Bravo, Presidente; Manuel Arroyo y Francisco Ayala, Vocales.

Comisión Mixta: Luis Jardón, Presidente; Carlos Téllez y Antonio Nájera, Vocales.

Comisión de Prensa: Pedro Ruiz Saiz, Presidente; Alberto Torres y Gabriel Álvarez, Vocales.

Comisión Técnica de Trabajo: Hipólito P. Sepúlveda, Presidente; Delfino Revilla y Andrés Vilchis, Vocales. 

   Se presentaron los discursos del caso y se prestó juramento, así como la entrega del Comité saliente al que, a partir de esos momentos, 14 de diciembre de 1928 tomaba la estafeta de las responsabilidades. Concluyó aquella ceremonia con un festival, donde participaron desde un sexteto y el reparto de premios que supieron “conquistarse los alumnos de las clases que se imparten en nuestra Agrupación, durante el pasado curso escolar…” Un baile, vino a ser el feliz desenlace de aquel acontecimiento, el cual se desarrolló en el Salón ubicado en Tacuba 2.
   En sus “Lecturas para obreros”, José R. Cruz confeccionó un texto que sirvió como balance de todo lo realizado en 1928. En seguida, “El Hombre y el libro” se convirtió en otra serie de ideas que vinculan la alianza habida entre aquellos que, pretendiendo cultivarse, formarse dentro de un ambiente para ampliar sus conocimientos, estos son dados a partir de la buena selección de obras literarias, porque “Cada libro, pues, es un acarreo al gran edificio de la inteligencia, siempre en construcción, y que no se acabará nunca, por más años y siglos que dure el mundo”.
   En “Propaganda Cultural” dan a conocer los diversos métodos para erradicar un problema entonces presente en algunos sectores: el analfabetismo, para lo cual se indica que “nuestro Sindicato, con la valiosa ayuda de la Cía. Mexicana de Luz y Fuerza, gasta alrededor de $5,000.00 anuales en el sostenimiento de su Escuela para Obreros, y que, individual y colectivamente, estamos obligados todos los que nos honramos en pertenecer al Sindicato Mexicano de Electricistas, a aprovecharnos de estos nobles esfuerzos”.
   Y mientras Gonzalo Palma se desborda en un artículo que tituló “Inteligencia y músculo”, exaltando las virtudes que estos dos términos representan tanto en el cultivo corporal como en el industrial, Rubén Prado en “Victoria del Bloque El2ctrico (sic), hace una defensa de la disputa que se dio a partir de contender –en buena lid- y dentro del proceso de las jornadas electorales, contra la “Vieja Guardia”, es decir que hubo a partir de ese momento una confrontación que dejaba ver la forma práctica de distanciarse, precisamente de las formas del pensamiento que defendían los antiguos trabajadores, frente a las novedosas actitudes que detentaban nuevas generaciones de obreros, lo cual trajo como consecuencia ríspidas actitudes que alcanzaron el subido tono de las discusiones. Y no se habla más que la puesta en práctica de un suceso donde al amparo de un mero “carácter altamente quijotesco” surgieron diferencias ideológicas que de mucho sirvieron para proponer nuevas rutas en ese largo camino de la lucha obrera que se estaba alcanzando al interior del S.M.E.
   Una página de honor es la que recoge el conjunto de diversos alumnos que se distinguieron en los cursos impartidos en aquella recordada escuela que comenzaba a dar sus frutos, ya fuese en la primaria elemental, o el primero y segundo grado superior, así como en los tres niveles en inglés. He aquí, como homenaje de aquel primer cuadro de estudiantes tan memoriosa lista y la respectiva imagen que hoy nos lo recuerda:



   En la continuación de tan grata lectura, encontramos la “Sección Científica”, la cual se ocupa, como ya lo he hecho en “Curiosidades eléctricas de antaño exhumadas hogaño” el tema sobre el “Cincuentenario del Alumbrado Eléctrico”, y donde a partir de ese gran invento, que luego perfeccionaría Tomás Alva Edison, las grandes ciudades de nuestro país se verían beneficiadas de la instalación de este servicio, mismo que alcanzó sus mejores días durante la octava década del siglo XIX y de ahí, en adelante.
   Otro tema que era imposible dejar de lado, tiene que ver con el pulimento de la “Nueva Ley del Trabajo”, de la que se ofrecen en este número otros aspectos relacionados con los planteamientos establecidos en el Art. 123 de nuestra Constitución, pues a partir de la discusión que, en algo así como “sesión permanente” estableció la Confederación Nacional de Electricistas y Similares, de la que entonces Salvador Celis Gutiérrez figuraba como Secretario General, se fijó el compromiso de discutir, ante el Ministro de Gobernación aquel asunto donde la propia Confederación “profundamente alarmada [veía] amenazados los Contratos Colectivos de Trabajo que tiene celebrados con las diversas empresas que explotan electricidad en el país… [a partir de] los procedimientos para establecer el Seguro Social…” asunto de notoria relevancia desde aquellos tiempos y que, casualmente en el nuestro, a 80 años de distancia parece ser una omisión deliberada de parte de los nuevos gobiernos que ya no respetan ese imperativo.
   Confieso que, como aficionado a los toros, la presencia en “Conceptos” del artículo “Las Corridas de Toros”, escrito por José Batlé Ordóñez me somete a opiniones encontradas, debido a los interesantes argumentos que plantea su autor, sobre todo en unos momentos en que dicho espectáculo se encuentra en un momento de absoluta vigencia. No recurre a lugares comunes, lo que ya es de agradecer, y lo hace reflexionando seriamente en aspectos que terminan convirtiéndose en una seria y equilibrada postura, donde pone de manifiesto algunos pasajes que cuestionan la crueldad habida para con los toros, así como su sensata advertencia de que “Si uno de los fines más preciados de la civilización es el de suavizar los caracteres y las costumbres y hacer cada vez más efectivos los dictados de la moral, la plaza de toros es contraria a la civilización”.
   La sección gráfica ilustra en siete retratos de “ovalito” a los nuevos Secretarios del Sindicato Mexicano de Electricistas, en interesante armonía y equilibrio de la composición. Voltea uno la página y allí están las “Gráficas Mundiales”, interesantes de suyo, como por ejemplo esa apreciación de diferencias habidas entre el que fue un villorrio, es decir la antigua población de los Ángeles, en California (E.U.A.) en 1853, donde “los mexicanos son perseguidos, despreciados de la ciudad que fundaron”, para luego encontrarnos con una vista aérea del mismo sitio, pero ahora convertido en una gran urbe, moderna y cosmopolita.

Los Ángeles en 1853…

…Los Ángeles, vista aérea, en 1928.

   Armando Raspa en “Sincronizando O.K.” vuelve a hacer de las suyas, pues sostiene una figurada conversación con “Trolín”, personaje caricaturesco que hizo suyo la revista Electra que, como se sabe, era el medio de difusión impulsado por la empresa. Por cierto, tengo el honor de presentárselos:

Electra. El Magazine de Luz y Fuerza y Tranvías, año III, Junio de 1929, N° 47, p. 27.

   Las infaltables “Selecciones poéticas” recogen sentidos versos de Juana de Ibarbourou, Rosario Sansores y J. Antonio Gómez. Angustia, Como se va la vida –dos interesantes sonetos-, y Venganza tres cuartetas… todas ellas reuniendo una exquisita vena literaria.
   En “Una Novela Mensual” aparece el texto de Walter Ottolenghi, “El Filtro del Olvido”.
   Al estilo de los viejos periódicos decimonónicos, donde llegaron a publicarse infinidad de “Charadas” o, como lo asienta el Diccionario de la Real Academia Española: “Acertijo en que se trata de adivinar una palabra, haciendo una indicación sobre su significado y el de las palabras que resultan tomando una o varias sílabas de aquella”, se publicó en “Nuestro concurso” esta adivinanza,[1] la cual además contó con el detalle de ir ilustrada.
   Y así, en medio de aquel notable conjunto de aspectos que daban relevancia a las intensas actividades acumuladas a lo largo de 1928 que se terminaba, también concluyo y por ahora, con esta nueva reseña sobre LUX.

[1] Lo anterior recreando una leyenda, originalmente escrita por la niña Emilia Preciado G. de 13 años de edad. (N. del A.).

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