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viernes, 8 de mayo de 2015

SOBRE ALBERTO ISAAC, “LA FLECHA DE COLIMA” Y COLABORADOR PARA LA REVISTA LyF. (PRIMERA PARTE).

PERFILES DE LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

ALGUNOS DATOS SOBRE ALBERTO ISAAC, “LA FLECHA DE COLIMA” Y COLABORADOR PARA LA REVISTA LyF. (PRIMERA PARTE).

   Los siguientes apuntes, provienen de mi libro –inédito-:

“ELECTROCARDIORISAS: 71 CARICATURAS INÉDITAS DE ALBERTO ISAAC AHUMADA. BREVE ESTUDIO Y BREVE INTRODUCCIÓN DE JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE. ARCHIVO HISTÓRICO DE LUZ Y FUERZA DEL CENTRO”. México, 2013. 88 p. Ils.



   Dice su hijo Claudio Isaac que tras cumplir con la petición de sus hermanas mayores, se efectuó una misa en memoria del también conocido como “la flecha de Colima”, por aquellas sus andanzas acuáticas y natatorias de años mozos. Cuando el padre discurría en su sermón de marras, de pronto éste afirmó que “Dios recién le había comunicado que ya lo tenía en su regazo…”[1]
   Claudio, compadeciéndose del oficiante sólo sacudía levemente la cabeza para tratar de enmendarle la plana al ministro de dios e intentarle decir: “yo lo podía ver –a mi padre- con toda nitidez negando levemente con la cabeza, esbozando una mueca de mofa en los labios, riendo por dentro”.
   Si en los momentos más dolorosos por la reciente ausencia de un ser tan querido y entrañable como Alberto Isaac, el propio hijo nos proporciona la última y más verídica fotografía de su personalidad, es que eso fue a lo largo de sus casi 75 años: un hombre que no se tomó tan en serio la vida salvo en los casos más necesarios e indispensables, pero no por ello los más urgentes.
   Homo Stupidus podría parecer el último libro dedicado a reunir los cartones, los muchos cartones que en vida entregó el infatigable Alberto Isaac. Pero estoy convencido de que siempre hay alguna nueva o desconocida veta que dejan entrever los otros laberintos por donde pudo haber transitado, en este caso nuestro personaje.
   Entre las muchas virtudes que Alberto Isaac solía mostrar para gozo de muchos, envidia de muchos e incomodidad de otros tantos “muchos”, era su infalible impronta como caricaturista (“monero” dirán algunos, con propiedad). Y es que Alberto Isaac también se distinguió como deportista, cinéfilo, director de cine y director también del Instituto de Cinematografía. Dicen quienes le conocieron que desde niño le daba por hacer “monitos” y andando el tiempo fueron motivo de publicación en cuanto medio periodístico o hasta televisivo le abrieron sus puertas. Allí, están para muestra Don Timorato, El Universal Gráfico, y luego como director de la sección de espectáculos en el Esto, ese tabloide en color sepia peculiar, destinado a dar información deportiva y que sigue circulando. De la misma forma, junto con Cabral, Guasp y Freyre, instituciones de la caricatura del siglo XX, realizaron un programa, Duelo de dibujantes que duró la friolera de siete años al aire.


   Empresa nada fácil en una época la suya, plagada de censura, misma razón que su agudo ingenio le ayudó a esquivar en emotiva faena, la de un torero de fama que ha logrado con lances y pases el dominio sobre el bravo toro llegado desde las dehesas de Gobernación, la presidencia de la república o de alguna de las oficinas ocupadas por carteras de alta jerarquía política.
   Punzante, draconiano, visceral y dueño de una carga bastante ácida de humor y capacidad de síntesis, lograba en cada caricatura no el retrato fiel de un personaje del momento, encumbrado fuese a base de escándalo o de gloria. El toque fino y mordaz de su pluma se encargaba de dar forma bajo el decantado consejo de “todo parecido con la realidad…, es mera coincidencia”.
   Así se las ingeniaba Isaac para salir airoso y volver a hacer de las suyas en nuevo alarde de perseverancia monera. Sus mejores creaciones, como ya quedó dicho las puede encontrar el interesado en la prensa nacional, que va de los años cuarenta hasta los últimos días de su vida.
   De Alberto Isaac Ahumada caricaturista hebdomadario o casi de una publicación hasta hoy desconocida como es la revista LyF[2] nos queda muy claro que su línea de trabajo estaba delineada en el rico manantial de propuestas que el entorno de Luz y Fuerza como empresa, y Luz y Fuerza como conjunto de trabajadores pudieran darle para crear y recrear circunstancias propias, en medio de un ámbito en el que lo mismo se sabía dueño del humor más ingenuo que del cáustico para retratar lo cotidiano de unas labores tan específicas como las de esta empresa centenaria. Consciente de su papel en la difusión de ideas, y sin entrar en el terreno de los largos discursos, podía sumarse a cuanta campaña de “seguridad e higiene” se realizara con objeto de evitar, en lo posible los accidentes que por circunstancias muy especiales, pesan en el desarrollo de actividades que ponen en riesgo la vida del trabajador. Para evitarlo, nada más agradable que el humor. “¡Eso, déjenselo a Alberto Isaac!”, parece como si de pronto escucháramos a Fidel Cossío, el entonces director de más de 80 números mensuales, donde casi en todos estuvo presente el apunte gozoso, divertido y punzante de Alberto Isaac que saltaba a la vista con la peculiar cabecera que los adornaba:

   Tierra adentro, publicación del programa cultural Tierra Adentro de Conaculta, dedicó su número 94 a celebrar con todos los honores el paso por este mundo de Alberto Isaac. Aquí una reseña de Mauricio Flores.

ALBERTO ISAAC: PASIÓN, INTELIGENCIA Y ORIGINALIDAD

   Caricaturista, artista plástico, periodista y cineasta, Alberto Isaac (1925-1998) perteneció a una especie rara: "la de los creadores inclasificables y generosos". Y no existe mejor epitafio que "ese reconocimiento, el del trato que se interrumpe dolidamente y continúa incesante en la memoria".
   Así define Carlos Monsiváis la personalidad y obra de quien, creador de una filmografía con 14 títulos, sentenciaba al final de su existencia: "A estas alturas de mi vida, he renunciado a la idea de ser un maestro del cine; soy sólo su esclavo.
   "Vivo en Comala, pueblo de Colima cuyo nombre ha dado la vuelta al mundo. Comala es una comunidad tan famosa como Macondo, Yoknapatawpha o Santa María... La Comala de veras —¡gracias a Dios!— no se parece nada a la Comala de Juan Rulfo... No es un pueblo fantasma. Al contrario, es un lugar risueño de calles de piedra de río, tejados rojos, muros blancos y muchas huertas".
   Una certeza con la cual vivió los últimos años, siempre entregado a sus distintos oficios con pasión, inteligencia y originalidad, según se advierte en la presentación de la más reciente entrega de la revista Tierra Adentro, y que incluye ensayos y testimonios sobre su obra bajo la firma de Alejandro Pelayo, Leonardo García Tsao, Claudio, Emilio García Riera, Gonzalo Villa Chávez, Alvaro Rivera Muñoz y Carlos Monsiváis.
   "En el culto tan sarcástico como entrañable de la provincia, Isaac reunía dos pasiones: la noción de paraíso perdido y el amor por el gran cine norteamericano de los treinta y los cuarenta, ese depósito noble de toda suerte de paraísos perdidos o borrados (...). A la asfixia del terruño, Isaac opone la liberación de la nostalgia.
   "Y de eso tratan, en última instancia, En este pueblo no hay ladrones, Los días del amor (el film más autobiográfico) y El rincón de las vírgenes (basado en textos de El llano en llamas y que él quiso llamar Viejas jijas del demonio, lo que no permitió la censura)", escribe Monsiváis.

Oficio inconfundible

   En el texto Alberto Isaac, el caricaturista, Rivera Muñoz delinea el perfil de quien al abordar el oficio periodístico se hace "inconfundible en una época en que todo se confunde: la derecha con la izquierda, la izquierda con el centro y el centro con lo de adentro.
   "La sensibilidad, el humorismo inteligente y la sátira fina que dan siempre en el punto vulnerable de la víctima sin aniquilarla, el no detenerse en el simple humor sino postulando un ideario político, siempre a la izquierda, y una conciencia crítica, nunca sometida, definen su trayectoria en este género".
   Los trazos de Isaac no perdonaron a nadie. "Con ingenio festivo, expuso en toda su ridiculez lo que subyace en las declaraciones de los actores políticos y las organizaciones de membrete, las expresiones coloquiales, costumbres y tradiciones políticas salpicadas de aforismos, que los estudiosos de la cultura siempre terminan por definir como surrealista", comenta Rivera Muñoz.
   Acompañan los artículos dedicados a Alberto Isaac, ilustraciones de su obra pictórica y ceramística, así como material fotográfico perteneciente a los deudos del artista, la Secretaría de Cultura de Colima y la Cineteca Nacional.


   Pues bien, y ya con el tesoro más que descubierto, queremos compartir con los lectores de este nuevo trabajo la etapa que, como caricaturista tuvo Alberto Isaac en la revista LyF, que va de los años 1954 a 1961. El Archivo Histórico de Luz y Fuerza del Centro, en su afán por difundir su patrimonio documental, ahora tiene el orgullo de ofrecer este legado gráfico de uno de los mejores caricaturistas que hicieron época en la segunda mitad del siglo XX mexicano.
   No puedo terminar sin dejar de citar una declaración, exageradamente seria, pero que rompe con el estilo del Alberto Isaac humorista. Nuestro personaje fue invitado como juez para el concurso “Deportista LyF más popular de 1957”, que por otro lado hizo época.
   Dice el redactor de la nota que “Como es bien sabido Alberto Isaac aparte de tener ese particular ingenio como caricaturista fue un deportista que con su constancia y tezón puso muy en alto el nombre de México en el extranjero, a través de todas las competencias en que participó dentro de la natación.
   “Con este motivo nos hemos acercado hasta él para pedirle que en una forma breve nos dé su opinión con respecto a este concurso, a lo cual nos dice:
   Y aquí las declaraciones llenas de formalidad de Isaac Ahumada:
   “Es encomiable la labor de la Compañía de Luz que se preocupa por estimular a los cientos de trabajadores que prestan sus servicios en ella y que se dedican al deporte sea cual fuere su rama, amateurs o profesionales. El estímulo que puede recibir el deportista como reconocimiento a su esfuerzo de parte de sus compañeros de trabajo, tiende a crear un nuevo impulso y afán de superación…
   ¿Qué funcionario público habrá hecho antes estas declaraciones?
   “Considero –termina Alberto Isaac- que en este evento deportivo es tan apreciable el concursante que ocupa el 10º o 15º lugar (menos mal) como aquel que obtenga el 1er lugar, pues hay que tener en cuenta que si todos son deportistas lo principal es competir, no precisamente ganar”.
   Este es un guiño, el menos conocido de Alberto Isaac, pulcro y correcto en su declaración, pero quiero imaginarlo, apenas terminada la breve intervieu se habrían desatado las carcajadas; las suyas y las de quienes le rodeaban luego de un peculiar y relajado gracejo acompañado, como dijo José Luis Cuevas “de puro humor que son Puro Isaac: ingeniosos, agudos, irreverentes y sobre todo, irresistiblemente divertidos”.
   Termino apuntando el hecho de que este trabajo, reúne 71 caricaturas inéditas, de las que el propio Claudio Isaac, al visitar el Archivo Histórico mostró su asombro por la novedad de un material que simple y sencillamente no conocía. Para Claudio, esto representó una forma más en la que su padre dejó demostrada su capacidad creativa, sobre todo en una publicación de la que pareciera reflejarse sólo un panorama general de la manera en que funcionaban todas sus estructuras. Por fortuna, los editores tuvieron a bien invitar a quien, por aquellos años comenzaba a destacar como notable deportista, pero también como un dibujante el que, al adentrarse en la vida laboral de la entonces Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., pudo acercarse tanto y bien, que entendiendo la forma de ser y de pensar de muchos “electricistas”, supo traducirla en esta suma de la caricatura, cuyo humor blanco da un toque entrañable, ahora que Luz y Fuerza del Centro ya no existe. Ojalá que su recorrido a todos aquellos que formamos parte de esa familia tan particular, nos sea leve y cure, en alguna medida la dolorosa herida que aún sigue abierta.

Ciudad de México, a 13 de febrero de 2013.



[1] Alberto Isaac: Homo Stupidus. Presentación de Claudio Isaac y prólogo de José Luis Cuevas. México, Colima, Gobierno del Estado de Colima, Universidad de Colima, Editorial Cal y Arena, 1998. 185 p. Ils.
[2] La revista LyF comenzó a publicarse en 1954 y sus últimos números salieron en 1961 (se tiene conocimiento del Nº 81, aparecido en noviembre). Como lo indica en su Directorio, fue una Publicación mensual al servicio de los trabajadores de la Cía. Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A. y sus subsidiarias. Autorizada como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos Número Uno de México 1, D.F., el 18 de Noviembre de 1954.

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