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martes, 10 de septiembre de 2013

EDITORIAL.

EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Por estos días se anuncia la presentación como propuesta, de la reforma hacendaria. Ya empieza a ser un tema con fuerte carga de polémica. Me da la impresión de que si bien, propuesta por el ejecutivo, si por alguna razón fuese una medida indebida, no será la figura presidencial el único blanco de ataque. Para ello encontrará en el “pacto por México” el escudo para protegerlo de cualquier ataque, al punto de que sean sus integrantes quienes en una actitud francamente denigrante, se conviertan en algo así como la “tapadera” de los costos que signifiquen medidas de tal naturaleza. Obviamente cualquier reforma en beneficio para un país en desarrollo le vienen bien en la medida en que sus propósitos son los de afectar lo menos que sea posible el ingreso de los asalariados quienes muchas veces terminan convirtiéndose en auténticos pararrayos de tales decisiones, pues son quienes reciben las peores descargas de una furiosa oleada de incrementos, lo que no constituye el mejor aliciente para sus mermados bolsillos, y menos para sus frágiles condiciones económicas, cada vez más vulnerables, debido al efecto incontenible de una crisis.
   Lo peor de todo este panorama es que una reforma como la hacendaria termine por colmar la paciencia de muchos mexicanos que hoy nos hemos visto nuevamente engañados por el ingenioso doble discurso del estado, como se comprobará a continuación, resultado de la que ya va siendo una realidad en el caso de la reforma energética. Todo lo anterior es derivado de la siguiente nota que publicó hace unos días La Jornada: 


  Con el informe anterior queda más que clara la presencia de la Iniciativa Privada en todo aquel territorio que la industria eléctrica nacional debería estar interviniendo, participando. Las cifras que provienen del mismísimo Primer Informe de Gobierno, despejan y confirman las dudas al respecto: “La generación de electricidad por parte de particulares continúa en aumento, mientras la Comisión Federal de Electricidad sigue reduciendo su generación eléctrica”. La sensación que produce este reporte no puede ser más preocupante cuando el mensaje dice: petróleo y electricidad seguirán siendo de los mexicanos, cuando el sector privado parece dispuesto a abarcarlo todo.
   ¿En qué quedamos por fin? Como decía la canción.
   Ya lo ha afirmado en su propio estilo el colega Pedro Salmerón, al manifestar entre sus diversos desacuerdos, el hecho de que Peña Nieto viene a sumarse a los falsificadores de la historia con la serie de permanentes eslabones declaratorios que hoy integran una cadena que ya somete a esta nación con vistas a pulverizar lo poco que queda en pie del artículo 27 constitucional en términos de que

Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos; y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el Derecho Internacional.

   Del mismo modo, se hace indispensable volver a insistir en aquel momento histórico para entender el contenido del discurso que emitió el presidente Adolfo López Mateos, al respecto de la nacionalización de la industria eléctrica, el 27 de septiembre de 1960:

Compatriotas:

Al tomar posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos.
La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución.
Siempre hemos sostenido que alcanzar una meta debe ser punto de partida para más importantes realizaciones, y ahora invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización.
Hemos de velar todos por que la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al pueblo.
No habrá en la industria eléctrica ni merinos ni ladrones, porque contamos no sólo con la energía del gobierno, que habremos de poner en juego, sino con la lealtad de los trabajadores electricistas, que habrán de ser soldados permanentes en la vigilancia de los intereses del pueblo.
Confiamos en su esfuerzo y en su patriotismo para responderle a México que su industria eléctrica se manejará bien, en beneficio del país; honestamente, en beneficio del pueblo; esforzadamente, en beneficio de México.
Yen esta ocasión en que se cumple una etapa más, podemos afirmar: México es cada día más soberano, cada día más libre, cada día más independiente, por el esfuerzo de ustedes, por el esfuerzo de todos los mexicanos.
¡Adelante... México es nuestro!

   Entre aquel propósito y este otro despropósito hay un abismo que pone en entredicho a la nación entera, al destino histórico que sigue persiguiendo para convertirse en un país democrático, donde la justicia y la honestidad prevalezcan como bandera de honor.

Adolfo López Mateos. Disponible septiembre 10, 2013 en: http://www.vocesdelperiodista.com.mx/index.php/component/content/article/1022.html

   Con todo lo anterior, uno se pregunta, ¿con qué siguen al paso que van en este país?


Septiembre 10 de 2013.

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