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miércoles, 25 de septiembre de 2013

EDITORIAL.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   En verdad que es preocupante el desdén que siguen mostrando las autoridades, pero sobre todo el hecho de saber que la justicia en México no es un elemento que se aplique por la parte de los impartidores de la misma, ni desde el territorio mismo de la legalidad (véanse casos recientes como el de Alberto Patishtán Gómez, o su contraste, el penoso contraste de la cancelación  del auto de formal prisión a Elba Esther Gordillo, debido a los errores que se desplegaron en la PGR y la Secretaría de Hacienda, como si se tratara de peccata minuta, y vámonos recio que aquí no ha pasado nada…).
   En este caso tiene que ver con la nota que de nuevo, se localiza en una de las fuentes que parecen tener mayor confiabilidad e imparcialidad al respecto del asunto que prevalece, con respecto al lamentable caso del cobro indiscriminado que sigue consumándose por parte de la Comisión Federal de Electricidad. Veamos su contenido y comentamos después.

La Jornada, del 23 de septiembre de 2013, p. 39.

   Como ciudadanos de a pie, ya se podrá concluir, no tenemos muchas esperanzas, a menos que llevemos apellidos de la aristocracia política para ser escuchados, e incluso, en medio de una impunidad que ofende, pero ofende a los demás, tener, a golpe de decisiones prontas y contundentes la respuesta de lo que nuestros caprichos podrían dictar.
   Pero eso solo sucede en el país de lo imposible, no en México, y sucede para quienes somos un grupo más de la comunidad, los hombres y las mujeres que salimos diario a las calles para buscarnos mantener la vida en trabajos firmes o inestables. Pero mientras esto sucede, la operación de un sistema que administra la que quedó marcada como “Empresa de clase mundial”, no tiene empacho en seguir aplicando sus criterios, decisiones, cortes y amenazas con aquello de las tarifas que siguen sin encontrar control y que afectan lo mismo a consumidores domésticos que industriales, en unos vaivenes, en unos bandazos inexplicables que, muchos me dirán, -pero si esto también pasaba con Luz y Fuerza del Centro-. En efecto, pasaba, pero al menos y en medio de todas las circunstancias, se generaba un acercamiento entre las partes con vistas a resolver esos y otros problemas. Hoy, con el autoritarismo característico de la CFE pocas esperanzas les quedan a los afectados de encontrar una salida afortunada.
   Todo parece indicar que la lucha social, que los movimientos y reclamos hacia lo injusto que son los sistemas prevalecerá para un sistema político y administrativo que sigue manteniendo posturas de “ni los oigo, ni los veo”. Si otra fuese su estrategia, resolver los pequeños y los grandes problemas de un país, tendríamos esperanzas. Mientras tanto, seguiremos padeciendo… pero también seguiremos insistiendo, seguiremos denunciando a estas malas administraciones hasta encontrar el justo equilibrio.

26 de septiembre de 2013.


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