LA LUZ y LA FUERZA DE UNA FOTOGRAFÍA.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Desde
la mirada de un discurso eminentemente empresarial, mismo que se deja notar en
la publicación oficial que LyF editaba hace poco más de 50 años, es posible
apreciar otro tipo de “relaciones diplomáticas” habidas entre la empresa y el
sindicato, ante la presencia del Secretario de Trabajo, justo cuando estaba de
por medio la resolución a las demandas habidas para con el Contrato Colectivo
de Trabajo, mismas que debían ser asumidas por ambas partes desde el momento de
la firma del pliego petitorio, evitándose con ello la amenaza de una huelga.
En esta imagen histórica, puede apreciarse
el momento en que el señor Gustave Maryssael, Presidente y Gerente General de
la Compañía de Luz estrecha la mano del señor Agustín Sánchez Delint,
Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas después de haber
firmado el nuevo Contrato Colectivo de Trabajo. Presentes en la ceremonia entre
otras personas, el Lic. Adolfo López Mateos, Secretario de Trabajo y Previsión
Social y el señor William H. Draper Jr. Presidente del Consejo de
Administración de la Compañía de Luz.
Llama la atención todo un mensaje habido en
ese “apretón de manos”, el cual “signa” protocolariamente el entonces
Secretario de Trabajo, Lic. Adolfo López Mateos, quien apenas dos años más
tarde se convertiría en presidente de México, quien para 1960 terminó
decretando la nacionalización de la industria eléctrica, con lo que daba
garantías a los mexicanos encargados de este importante servicio, bajo el
principio de que
Hemos de velar todos porque
la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que
todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos
estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar
en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al
pueblo.
Así
lo destacó López Mateos en su célebre discurso del 27 de septiembre de 1960.
Hoy, a la velocidad con la que el apetito de
la iniciativa privada va desplegando sus tentáculos, hace ver que la reforma
energética encontró en la infraestructura eléctrica a su primera víctima. Y eso,
lo permitieron los gobierno neoliberales, lo consumó un personaje oscuro que
lanzó a la calle a 45 mil electricistas y lo sigue alentando este otro régimen neopriista,
em –Peña- do en cometer una serie de medidas que atentan, en nuestros días contra
el desconocido espíritu original emanado de la Constitución de 1917, particularmente
en su art. 27 y donde los nuevos integrantes de la clase política parecen haber
olvidado la esencia de tan mancillada “Carta Magna”.
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