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viernes, 13 de septiembre de 2013

UN VIEJO SALUDO DE CORDIALIDAD. MARZO DE 1956.

LA LUZ y LA FUERZA DE UNA FOTOGRAFÍA. 

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.


   Desde la mirada de un discurso eminentemente empresarial, mismo que se deja notar en la publicación oficial que LyF editaba hace poco más de 50 años, es posible apreciar otro tipo de “relaciones diplomáticas” habidas entre la empresa y el sindicato, ante la presencia del Secretario de Trabajo, justo cuando estaba de por medio la resolución a las demandas habidas para con el Contrato Colectivo de Trabajo, mismas que debían ser asumidas por ambas partes desde el momento de la firma del pliego petitorio, evitándose con ello la amenaza de una huelga.
   En esta imagen histórica, puede apreciarse el momento en que el señor Gustave Maryssael, Presidente y Gerente General de la Compañía de Luz estrecha la mano del señor Agustín Sánchez Delint, Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas después de haber firmado el nuevo Contrato Colectivo de Trabajo. Presentes en la ceremonia entre otras personas, el Lic. Adolfo López Mateos, Secretario de Trabajo y Previsión Social y el señor William H. Draper Jr. Presidente del Consejo de Administración de la Compañía de Luz.
   Llama la atención todo un mensaje habido en ese “apretón de manos”, el cual “signa” protocolariamente el entonces Secretario de Trabajo, Lic. Adolfo López Mateos, quien apenas dos años más tarde se convertiría en presidente de México, quien para 1960 terminó decretando la nacionalización de la industria eléctrica, con lo que daba garantías a los mexicanos encargados de este importante servicio, bajo el principio de que

Hemos de velar todos porque la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al pueblo.

Así lo destacó López Mateos en su célebre discurso del 27 de septiembre de 1960. 


   Hoy, a la velocidad con la que el apetito de la iniciativa privada va desplegando sus tentáculos, hace ver que la reforma energética encontró en la infraestructura eléctrica a su primera víctima. Y eso, lo permitieron los gobierno neoliberales, lo consumó un personaje oscuro que lanzó a la calle a 45 mil electricistas y lo sigue alentando este otro régimen neopriista, em –Peña- do en cometer una serie de medidas que atentan, en nuestros días contra el desconocido espíritu original emanado de la Constitución de 1917, particularmente en su art. 27 y donde los nuevos integrantes de la clase política parecen haber olvidado la esencia de tan mancillada “Carta Magna”.

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