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jueves, 26 de febrero de 2015

LA REVISTA "LUX"..., UNA POR UNA..., Y LAS QUE SIGAN. MAYO DEL AÑO 1928. REVISTA LUX N° 5.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.


   Una vez más, los colores rojo y negro vuelven a utilizarse en el diseño de la portada, mismo que pretende mostrar, como pieza en segundo plano un engrane. En el primero, las letras L, U y X figuran en mayúsculas, bajo la idea de afirmación, fortaleza y circunstancia que darían a cada una de ellas el hecho de estar integradas en triángulos semejantes, montadas en una especie de disposición donde el equilibrio permite que se sostengan arrogantes y soberbias, sin riesgo de caer.
   Su “Editorial” se aprovechó para ventilar el caso de un trabajador que pasó de ser sindicalizado a empleado de confianza, lo cual significaba en aquellos momentos un acto de traición. Se denuncia además, que dicho empleado transformó sus actitudes para convertirse en verdugo de los mismos que lo sostuvieron en sus hombros para que –además- asaltara el lugar que indebidamente ocupa.
   En “Página del Comité” escrita por C. Álvarez Varela, entonces tesorero en el S.M.E. sobre las bondades que para 1927, significaba tener reunida una buena cantidad de dinero, reunido a partir de ciertas cuotas, pero sobre todo por las buenas finanzas que se llevaban en su administración, tanto por Lauro Arévalo como por Álvarez Varela. Ello permitió pensar seriamente en que era un momento más que propicio para adquirir un edificio que se convirtiera en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas.
   Luego de las gestiones realizadas para adquirir la casa ubicada en la calle de Colombia N° 9, en el centro de la ciudad de México, por la cual se pagaron $30,000 plata, y acondicionado este para los fines que se seguían, fue realizada la toma de posesión del mismo, realizándose también la ceremonia de inauguración oficial, con lo que desde esa fecha se convirtió en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas, primera agrupación obrera del D.F. que adquiría un edificio propio.
   A la inauguración asistieron en Sr. W. H. Fraser, Gerente General de la Compañía, y todos los altos jefes de la misma. Fraser, tuvo a bien facilitar los $30,000 pesos sin rédito alguno. Por tal motivo, se formó una sociedad con el título de “L. M. Guibara y Cía., Scs., S. en C” la cual facilitó los treinta mil pesos, sin rédito alguno, estipulándose que el Sindicato abonaría $500 mensuales hasta la total solución de la deuda; libertad de aumentar dichos abonos; autorización para hacer las obras y ampliaciones convenientes siempre que aumenten el valor de la finca; concesión de cuatro meses de plazo, por si, en cualquier circunstancia imprevista, no hubiera posibilidad de pagar; si por causa de una desorganización o asunto de índole parecida, no hubiera posibilidad de pagar y, por tanto, tuviera que venderse el edificio, la sociedad L. M. Guibara podría hacerlo, devolviendo al Sindicato las cantidades que hubiera abonado a cuenta del mismo, y si el precio de venta fuera mayor, la diferencia, deducidos los gastos, se entregaría igualmente al Sindicato; dichas cantidades se entregarían al Comité en funciones, previa autorización de las tres cuartas partes de los agremiados, dada por escrito; finalmente, pagada totalmente la suma de $30,000, el edificio pasará a poder del Sindicato, el que, previamente, necesita adquirir su personalidad jurídica. Estas son en extracto las cláusulas del convenio privado firmado entre la sociedad L. M. Guibara y el Sindicato, representado por todo el Comité y las Comisiones que fungían durante el año de 1927.
   La alegría y el entusiasmo en aquella inauguración fue desbordante, y a pesar de lo amplia que era la casa, fue pequeña para dar cabida a la inmensa cantidad de compañeros que en esa noche estuvieron reunidos, celebrando con vibrantes y significativos discursos un acto en el que se daba una prueba palpable de la posibilidad de que exista la armonía entre el capital y el trabajo; basta que por una y otra parte, haya una mutua comprensión, lográndose así alcanzar altos fines.
   La misma publicación, dio razón sobre el “Pacto de Solidaridad que viene a llenar un vacío”, lo cual refiere el convenio que firmaron miembros de los Comités Ejecutivos de la Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, S.A. y del Sindicato Mexicano de Electricistas, debidamente autorizados en asambleas generales extraordinaria y ordinaria, respectivamente celebradas por las mencionadas agrupaciones los días 24 y 31 del mes de mayo de 1928, y cuyas actas de adhieren a este pacto, acuerdan celebrar el presente convenio de solidaridad bajo las siguientes cláusulas:

PRIMERA.-El Sindicato y la Alianza se comprometen a prestarse ayuda solidaria, tanto moral como materialmente, en caso de que cualquiera de ambas agrupaciones tengan un conflicto de carácter general, surgido por dificultades gremiales con su respectiva Empresa, previo estudio de las causas que lo motiven, estando obligados los Comités Ejecutivos en pleno, a hacer las representaciones ante quien corresponda, previa aprobación de asamblea…. Y así, hasta la octava cláusula de un interesante acuerdo representado bajo el siguiente escenario: 

Esta reflexión se publicó en la pág. 7 de nuestra revista.

   En “Ligeros Apuntes sobre Materiales de Construcción” a cargo del Ing. Salvador Eguiarte, trata sobre aquellos elementos que se utilizan en la construcción. Desde la piedra braza, el tabique, la arena, son tres componentes importantísimos en la obra por levantar.
   Destacan en “Informaciones noticias y comentarios gremiales” varias noticias relacionadas con las actividades realizadas al interior del S.M.E. Entre otras se encuentran la de la redacción de un Reglamento del Taller Eléctrico, los avances sobre la integración de la Biblioteca y la necesidad de que dicha área disponga de un Reglamento Interno para su mejor funcionamiento. Se aprovecha para comentar que para entonces ya existían 300 volúmenes, “entre obras científicas, filosóficas, sociales y literarias, cantidad a todas luces insuficiente para llenar la necesidad de nuestros agremiados”. Otro aspecto es que, a través de la Cooperativa de Farmacéuticos se suministraran medicamentos a “nuestros agremiados”. También se notifican los nuevos “Ascensos en conexiones”, sobre los “Practicantes de la línea elevada”, sin faltar la advertencia “Ojo con los agiotistas” y la elaboración de un nuevo convenio, el que tendría que ver con la “reciente Convención Interior de empleados y obreros de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.” del cual sólo se esperaba la respuesta por parte de la Empresa para su aprobación.
   No faltó en “Información Científica” aquello que explicaba el funcionamiento de “Un gigantesco Turbogenerador de Vapor”, ni la nota sobre la “Solemne Inauguración del Taller Electro Mecánico del Sindicato”. Como antecedente, que ya se había hecho alguna mención de las revistas anteriores, es ese antecedente que habría para lo que con el tiempo fue el área de “Programa Habitacional”. En este caso, tiene que ver con la posibilidad de construir casa propia, sobre todo a partir del acuerdo con la “Colonia Industrial, S.A.”
   En la entonces…


…sobre todo si entre la mucha gente que se saluda, existiese “un individuo atacado por un padecimiento infeccioso, lo que lo convierte en fuente copiosa de gérmenes”.
   Un reconocido historiador de la época, don Alfonso Teja Zabre, entonces colaborador de El Universal, tuvo conceptos muy positivos para con el S.M.E., calificándolo para parte de las “asociaciones sindicalistas de trabajadores (…) que provoca deliberaciones, controversias y debates abiertos para estudiar la cuestión social y el problema económico”
   Una nueva sección denominada “Vidas Ejemplares” se ocupa, gracias a la pluma de Ernesto Lozano, ni más ni menos que de fray Bartolomé de las Casas.
   Infaltables, desde entonces las notas deportivas, dejan registro de los triunfos que estaba alcanzando, una vez más, la “novena” que representaba en el beisbol, a S.M.E., y a cuyo frente se encontraba el Secretario General, Luis R. Ochoa.

   Cierra la revista con una sección de humorismo, y por ahora también, así cerramos la revisión de esta emblemática publicación.

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