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sábado, 7 de noviembre de 2015

NOS PERSIGUE LA OSCURIDAD.

LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA y SUS AUTORES INVITADOS.

CRÓNICAS NEURÓTICAS, POR RAFAEL PÉREZ GAY.

SELECCIÓN DE: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Este autor contemporáneo nuestro, entregó el 25 de septiembre de 2006 “Nos persigue la oscuridad”, una más de sus “Crónicas neuróticas”, publicada en la edición de El Universal de aquel día. En esas notas, además de poner como “lazo de cochino” el servicio de la entonces Luz y Fuerza del Centro, su pluma fue conduciéndolo por senderos de la historia donde nadie mejor que el propio Pérez Gay para que nos cuente de qué va la historia…

Crónicas neuróticas
Rafael Pérez Gay.
El Universal del lunes 25 de septiembre de 2006.

Nos persigue la oscuridad

   Los postes de luz pública que iluminan la entrada de mi casa han dejado de abastecer energía desde hace una semana. De noche entramos a la casa por una boca de lobo y al pasado remoto, a una rara oscuridad del siglo XIX mexicano. Meter la llave en la cerradura es una obra mayor de precisión; el sentido del tacto, nuestra única arma. Los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza nos han olvidado. Las tinieblas gobiernan la calle hasta las siete y diez de la mañana. A esa hora indecisa se apaga el alumbrado público, que en nuestro caso nunca encendió, y los charcos de las lluvias nocturnas despiden reflejos artificiales. Sugiero que compremos linternas para que abrir la cerradura no sea un calvario. Mientras adivino a ciegas la ranura Yale, recuerdo que derrotar a la oscuridad ha sido uno de los sueños de los gobernantes de la Ciudad de México y desde luego uno de sus grandes negocios. Las primeras luces públicas de gas iluminaron las calles de la Ciudad de México a la mitad del siglo XIX, cuando Ignacio Comonfort las inauguró en 1857.

INAH, Sistema nacional de Fototecas. N° catálogo: 4435.

   Plateros y San Francisco (después Madero) fue la primera avenida iluminada por los mecheros de gas. Es posible imaginar las sombras que provocaban las débiles luces en las calles de Empedradillo, Coliseo, Palma, a los coches de alquiler rompiendo las tinieblas apenas disputadas a la oscuridad por los destellos del mechero.
   En 1872, los habitantes de la ciudad asistieron a la inauguración del alumbrado de gas en La Alameda Central; la perplejidad de esa mirada descubrió, en 1876, cuatro grandes candelabros de bronce que le quitaron al Zócalo el aspecto lóbrego de sus noches. México salía de las sombras más de cincuenta años después de que las grandes ciudades se iluminaban: la luz de gas llegó a Londres en 1807, a Berlín y Baltimore en 1816, a París en 1819. Vicente Riva Palacio dejó escrita una estampa desconsolada de la ciudad de México a finales del siglo XVIII: "Las calles sin cloacas ni albañales, sin banquetas ni empedrados, forman grandes depósitos de aguas corrompidas, las basuras arrojadas de las casas se reunían en grandes montones que alcanzaban tanta altura, que algunos de ellos y en parajes muy frecuentados, tenían el aspecto de una colina; faltaba el alumbrado público en las noches, pues para suplirlo se había ordenado que los vecinos colgaran un farol en las ventanas o en los balcones de sus casas; ningún arreglo en los mercados, ningún cuidado en la higiene". Aunque iluminar la ciudad con electricidad fue uno de los grandes triunfos del porfiriato, la penumbra dominaba aún a la luz artificial.

INAH, Sistema nacional de Fototecas. N° catálogo: 91522

   En la década de los años ochenta se creó la Inspección del Alumbrado Público. En 1890, la ciudad contaba con 300 luces de arco voltaico de dos mil velas de luz cada uno. Al cambiar el siglo, en las calles de la capital se combinaban el arco voltaico, la lámpara de aceite, la de trementina y el mechero de gas.
   Los atardeceres transparentes eran la puerta de entrada al mundo del delito, la prostitución, el secreto, la vida prohibida. Cuando el siglo XX despuntaba, las calles de la ciudad, en la noche, pertenecían a las tinieblas, a las leyendas de la Colonia, al territorio de los fantasmas, al gobierno de las almas en pena.
   Los artistas hicieron de la noche un gran acontecimiento en sus viajes nocturnos. Conquistaron las sombras y se instalaron en los interiores porfirianos, en el gabinete, en el bar, en el burdel. El arco voltaico produjo imágenes delirantes, un vasto sueño porfiriano que agobió a los modernistas de principios de siglo. A partir de entonces nadie volvió a mirarse de la misma forma en los espejos de la noche.
   En su Crónica del alumbrado público, Emilio Carranza cuenta que en el año de 1900, apenas setenta y cinco poblaciones del país contaban con luces públicas. En 1921, cuando mi abuelo Herminio Pérez Abreu era presidente municipal, la capital tenía un millón de habitantes y ocho mil lámparas públicas. Treinta años después, en 1951, el Distrito Federal de Ernesto P. Uruchurtu tenía tres millones y medio de habitantes distribuidos en una superficie de 249 kilómetros cuadrados y un alumbrado de 35 mil lámparas.

INAH, Sistema nacional de Fototecas. N° catálogo: 382542

   En materia de luces públicas, el pasado nos persigue. En casa estamos a punto de iluminar la calle con antorchas de ocote colgadas en la pared, como hacían los habitantes de Tenochtitlan para señalar la entrada de sus casas. Los enemigos acérrimos de la privatización afirman que tenemos luz para dar y repartir. Tengo mis dudas. Conseguir ocote es dificilísimo, por eso insisto en las linternas. Si viene el ventarrón, el transformador del poste de la esquina va a echar chispas y nos vamos a quedar sin luz afuera y adentro. Una noche volveremos a la oscuridad del siglo XIX. Al tiempo lo hablamos. Por lo menos, el gobierno debería reinstalar el oficio del guarda farolero que traía un chuzo, un farol y un silbato. Por cierto, hay que ir a la tlapalería, necesitamos jergas, cubetas y costales para la inundación y linternas para los apagones. Por ahora, si vienen a casa háganlo en una carroza, cúbranse con una capa y empuñen un bastón: aquí es el año de 1890.


1 comentario:

  1. Hola José Francisco, te comento que trabajo en Gas Natural Fenosa y estamos trabajando una exposición, en la que requerimos precisamente la imagen 91522. Me podrías orientar por favor dónde tengo que ir para solicitarla? muchas gracias!

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