LUZ… A LOS POETAS.
FUERZA… A LOS POETAS.
SELECCIÓN DE: JOSÉ
FRANCISCO COELLO UGALDE.
En la célebre colección “Biblioteca de
autores mexicanos”, editada por la Tipografía de Victoriano Agüeros, se publicó
en 1906 en su número 56 el libro POESÍAS
de Ignacio Pérez Salazar y Osorio, Miembro de la Sociedad de Geografía y Estadística
y de otras corporaciones literarias.
Entre las páginas 325 y 327 se encuentra el
poema En la implantación de la luz
eléctrica, hecho que ocurrió en la ciudad de Puebla un 2 de Abril de 1888, coincidiendo
por cierto con efeméride de suyo emblemática: la que recordaba al General
Porfirio Díaz, triunfal soldado en la batalla del año 1867, fecha con la que se
sentenció a muerte al Segundo Imperio. La madrugada de ese 2 de abril, los
ejércitos de Leonardo Márquez y Porfirio Díaz se enfrentaron en las afueras de
Puebla resultando triunfal aquella batalla para el oaxaqueño quien mantuvo
sitiada y bajo su control la ciudad angelopolitana hasta el 21 de junio
siguiente.
De todo lo anterior, como mera coincidencia,
regreso a los versos de Ignacio Pérez Salazar y Osorio, tal y como quedaron
concebidos
En la implantación de la luz eléctrica.
Por el Atoyac bañada
Se alza esta ciudad
hermosa,
Por sus hazañas,
gloriosa,
Por sus triunfos,
celebrada.
Es del viajero
admirada
Por su clima y por su
cielo,
Y porque ostenta en
su suelo
Obras del genio feliz
Del insigne Tamariz,
Que son del arte
modelo.
Más entre tanta
riqueza
Como le dio la
fortuna,
Tan sólo faltábale
una
A completar su
belleza.
Pero en esta noche
empieza
Mejora tan importante;
Ya luce desde este
instante
La claridad
meridiana.
Ya logra decir ufana:
“En el progreso:
¡Adelante!”
Vista panorámica de Puebla. Ca. 1900. Col. del autor.
Puedes romper, ciudad
mía,
De sombra el negro
capuz,
Que con la eléctrica
luz
La noche tórnase en
día.
Mejora de tal valía
Te da atractivos
mayores;
Por eso brindo,
Señores,
Con la voluntad
mejor,
Por su ilustre
iniciador
Y por sus
implantadores.
También por ti, sexo
bello,
Mitad del alma
querida,
Que imprimes en
nuestra vida
De encanto mágico
sello.
Que con el vivo
destello
De tus ojos, iluminas
Con claridades divinas
Nuestro existir; por ti,
brindo,
Que culto ¡oh, damas!
os rindo,
Bellas rosas sin
espinas.
Puebla, 2 de abril de
1888.
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