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lunes, 12 de mayo de 2014

NARRACIÓN DE HECHOS SOBRE EL AMARGO CASO DEL “VERONICAZO” EN JULIO DE 1952. ASÍ SUCEDIÓ.

EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS. A 100 AÑOS DE SU FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN. (1914 – 2014). PARTE XIV.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   La siguiente, es la narración de la que nos da cuenta el Ing. Raúl González Tescucano, con toda seguridad, uno de los trabajadores que estuvieron muy cerca o al borde de aquel interesante capítulo histórico en la re-construcción del Sindicato Mexicano de Electricistas, la que tuvo que re-configurar también todas sus estructuras para retomar el camino de una democracia que se vio oscurecida por semejante periodo de oscurantismo y regresión.

Así sucedió.

   Estas letras no pretenden ser la historia del que puede llamarse Movimiento de Verónica, no, sólo tratan de hacer recordar lo sucedido en los dos días en que puede considerarse que se gestó éste, a los que ya lo saben, y enterar a su vez a los que por diferentes causas, que no vamos a enumerar, pues no es el momento, no pudieron conocer de principio la actuación de los compañeros que tuvieron el valor y firmeza necesarios para sostener lo que a continuación se explica y que es lo más apegado a la realidad, puesto que está sacado de las versiones que cada uno de los que en este escrito aparece me dio, y lo pude ver en el ya mencionado Movimiento del Patio de Verónica.

ACONTECIMIENTOS DEL DÍA 20 DE JULIO.

   El domingo 20 de julio al igual que los demás domingos del año, en que las cuadrillas del Depto. de Líneas Aéreas trabajan como en día común de la semana, habiendo llegado la gente como de costumbre, a las 7.30 hs. de la mañana, el Representante Sindical del Depto de nombre Manuel Robledo le dijo al Sobrestante del mismo, llamado David Villanueva Zárate: gordito, deseo que la gente no salga pronto a trabajar, pues quiero explicarles algunas cosas; Villanueva accedió a la petición, repartió el trabajo a los cabos y expresó a todos el deseo de Robledo para lo cual se reunieron éstos en el lugar donde guardan sus herramientas o sea el cuarto donde están las bartolinas y que forma parte del edificio del Almacén de Verónica. Ya reunidos, Robledo se dirigió a ellos expresándose así:
-Compañeros, no hagan caso de lo que dice la Prensa, ustedes ya saben lo escandalosa que es, hagan caso sólo del Comité que es el que les informa, los periódicos están pagados y no puede ser verdad su contenido. (Esto les dijo queriendo contraatacar o borrar el efecto que pudiera haber producido la propaganda del periódico Zócalo, salida con anterioridad y que como era adversa a Juan José Rivera Rojas, puesto que criticaba su actuación debido a que había suspendido sólo por antojo una Asamblea que debió haberse efectuado el 16 de julio y que después de haberlo hecho y de que había la seguridad de que ya no estarán en ella elementos que pudieran atentar, como él decía y temía, contra su vida, sino sólo elementos incondicionales, resultó ser que dicha Asamblea sí se había llevado a efecto; pero sólo con dichos elementos).
   Siguió diciendo:
-Compañeros: les voy a dar esta información que traigo del Comité. En el callejón de Pajaritos existe una casa en la cual se están reuniendo elementos que planean atacar el S.M.E. y formar un Sindicato Blanco. Se piensa que entre estos elementos existen compañeros nuestros, puesto que tienen las mismas credenciales sindicales que nosotros, y pensamos por lo tanto, que lo más indicado para dar con esos compañeros es recoger las credenciales de todos los trabajadores y revisarlas, pues cree el Comité que es la única manera de saber con qué numero existen y cuántas son las credenciales del otro bando.
   Esto sin duda lo querían hacer debido al temor que ya demostraba Juan de poder caer de la cumbre, pues él se quejaba y además denunció ante las autoridades, que temía ser víctima de un atentado, que su vida peligraba y que la Cía. estaba dispuesta a pagar $100,000.00 para que lo mataran. Ya habiendo recogido las credenciales, por supuesto que en las Asambleas y al edificio del S.M.E. no entrarán más que sus elementos incondicionales con el pretexto de que lo podían matar, y así podría actuar con la más absoluta libertad en el conflicto que había formado con la Empresa y que hasta la fecha según se había informado por medio de la Prensa, era éste muy grande y difícil de resolver.


Uno de los primeros héroes de aquella gloriosa jornada: David Villanueva Zárate, el cual horas más tarde fue retenido y “secuestrado” en forma violenta por la “policía” de Juan José Rivera Rojas.
En Lux. La revista de los trabajadores, año XXV, 2ª época, 19 de noviembre de 1952. N° 6, Extraordinario, p. 19.

   Siguió diciendo que como todos sabían, el problema que se tenía con la Empresa con respecto a los empleados de confianza que se habían designado, era debido a que ésta estaba violando el Contrato Colectivo de Trabajo y que por lo mismo el S.M.E. ya no estaba dispuesto a seguir tolerando esas violaciones que eran demasiadas, y para que ustedes lo sepan, quieren Juan y el Comité que nos comencemos a preparar para ir a una huelga, para demostrarle así a la Empresa que no nos vamos a dejar imponer sus condiciones, y puesto que ella se pone exigente y no quiere arreglos con el S.M.E., nosotros le enseñaremos a no jugar con nuestras peticiones.
   La gente al oír esto de la huelga, se indignó y con murmuraciones demostró su inconformidad; aunque nadie hacía uso de la palabra. En ese momento el compañero Primitivo Fernández Huerta, que es trabajador del Depto. de Garage y que tiene a su cargo el manejar uno de los camiones de las cuadrillas de Líneas Aéreas, después de haber colocado el carro en el lugar correspondiente para que los compañeros de Líneas Aéreas carguen su material y sus herramientas, y después de haberse cambiado de ropa, regresó cuando se estaba comentando lo dicho por el compañero Robledo, y al darse cuenta de que dentro de uno de los carros hacían mucho ruido con el material, hablaban en voz alta y de que alguien insinuó que se callaran, dijo que dejaran que se desahogaran, pues era claro que ya estaban cansados de todas esas cosas, después de estos se acercó más para oír mejor y se sorprendió de que el que levantara la voz fuera Villanueva, que con toda serenidad se dispuso a hablar. Villanueva casi sin recapacitar sobre lo dicho por Robledo, y aun más, sin consultarlo con los demás, habló en nombre de todo el Depto. diciendo lo siguiente:
   Yo creo que es imposible que exista un grupo que trate de formar otro S.M.E. y que quiera hacerlo Sindicato Blanco, pues como tú debes comprender no podría ser registrado en Trabajo; además, tú sabes que todos los Movimientos anteriores de huelga, el Departamento del cual dependemos, es el más amolado, puesto que tenemos que trabajar dando todos los servicios de emergencia que se requieran, de día y de noche todo el tiempo que dura la Huelga y nuestra actuación nunca ha sido tomada en cuenta por el Comité; queremos que para los movimientos de esta índole se nos tome un poco más en cuenta, para saber nuestros puntos de vista al respecto, que se nos dice a una Asamblea en la que nosotros expongamos nuestro parecer, pues siempre somos los más olvidados en estos movimientos aunque seamos los que más trabajemos.
   Además, mira, Robledo, nosotros no estamos de acuerdo con las actuaciones del Comité puesto que hemos visto que lo único que hacen es crear conflictos que nos acarrean a los movimientos en los cuales nosotros lo único que percibimos a cambio de nuestro trabajo, es el maltrato de parte del Comité, además de perjuicios en nuestra economía doméstica, esto es lo que nos hace no tener confianza ya. Ve y dile al Comité que nosotros no iremos a ninguna huelga o movimiento de esa índole, puesto que él nos merece poca confianza. Ni en los tiempos de la Pre-Constitución, se habían cometido las violaciones que cometió el líder Juan José Rivera Rojas.
   Estas palabras claras y ciertas, dichas por un hombres que ve pisoteados sus derechos por las actuaciones de un Comité que se ha hecho indeseable y que no trata más que de hundirlo, arrebatándole todo derecho de libertad, lo menos que podían hacer, es encender el ansia de liberación de sus compañeros que lo escuchaban, puesto que con esto la opresión que se siente en el pecho se pierde al saber que todavía hay quien se esfuerza por romper el yugo que lo une a una época de terrorismo. Y así con el fin de desahogarse al igual que Villanueva y hacer sentir a los demás sus pensamientos que todavía tienen restos de libertad y de razón, pidieron la palabra los compañeros Miguel Álvarez y Guadalupe Martínez, quienes demostrando que ya no tienen ningún temor exponen al representante de ese Comité indeseable lo siguiente:
   Por su parte, Álvarez expone que la actuación de Juan José Rivera Rojas y su Comité era muy desagradable, pues siempre hablaban mal de Messersmith, que deberían corregir su educación no insultándolo veladamente como lo hacían en las Asambleas; además, que desde que llegó Messersmith no habían dicho ora cosa que no fuera el que le aplicaran el articulo 33 a ese vejete, porque ya estaba demasiado rico, haciendo todo esto de la manera más soez y pidiéndole por medio de los periódicos y revistas que renunciara.
   Dijo también, que el representante sindical era y había sido designado por sus representados, para llevar al S.M.E. el sentir de los trabajadores y no para imponerles su criterio, y que desgraciadamente tenía que ser así, pues todo el que quería exponer su sentir no podía hacerlo sin que le fuera aplicada la Cláusula de Exclusión, con la cual castigaban al que podía refutarles su actuación, puesto que el sentir no podía estar en ninguna forma de acuerdo con el Comité.
   Siguió diciendo, que ese era el sentir de los trabajadores de Líneas Aéreas; pero que si no quería llevarlo al Comité, que le llevase solamente el de él, que era el mismo, pues ya no tenía miedo a la cláusula de exclusión y que se iría contento a la calle, satisfecho de su actuación.
   Para esto, otro trabajador de nombre Jorge Mateos Colín salió en su defensa y para mostrarle su apoyo, dijo: no es justo que tú solo vayas a la calle, nosotros estamos dispuestos a apoyarte en todo lo que tú digas y si es necesario iremos todos a la calle; pero no te dejaremos solo. Con los ánimos más excitados por las frases de sus compañeros, habla Guadalupe Martínez y dice a Robledo: Nosotros los de Líneas Aéreas, nos vamos a unir como un solo hombre; pero no para ir a un movimiento de huelga o a una manifestación como tú quieres, sino para luchar contra todo lo que nos afecte y lesione nuestros derechos; pues ya estamos cansados de ello porque somos los que más trabajamos en ellas y los más olvidados por el S.M.E., además de queyo considero que esos movimientos son con un fin político más que de trabajo, y nos llevarían solamente a sufrir las consecuencias de las que nos arrepentiríamos; como sabes, los que forman el Comité son un grupo de ambiciosos y ladrones por lo mismo.
   Después de haber oído todo lo anterior, el representante Robledo dijo: Bueno, por qué si no estaban conformes con el Comité votaron por él en las elecciones; a lo que Álvarez le respondió: por la sencilla razón de que en veinte planillas se tenía al mismo Secretario General que era Juan José. Con esto Robledo calló.
   Villanueva les dijo a Álvarez, a Martínez y otros: hay que estar comunicados, pues algo nos puede pasar, ya ven que después de una cosa como ésta viene la consignación.
   Juan Hernández Jurado, otro trabajador de Líneas Aéreas, dijo a Primitivo con tono preocupado al haber terminado la junta: no nos vayan a dejar solos, mañana yo creo que les toca a ustedes, pues si no nos ayudan nos van a amolar ya sabes como son, esos, con toda seguridad tratarán de hacerle algo a Villanueva y a los otros que han hablado.
   Como el domingo se trabaja en Líneas de Alta Tensión, las licencias que se hace necesario pedir las pide el Sobrestante, Villanueva en este caso, como de costumbre, se comunicó a Operación Ciudad por medio del teléfono ambulante que usa y le dijo al operador, que en ese día era Eduardo Sánchez Alanís, el cual le preguntó por qué pedía la licencia tan tarde (eran las 9.25 a.m. y siempre se piden a las 8.15 a.m.), a lo que contestó Villanueva: Sabe, Sanchitos, sucedió esto en la mañana cuando llegamos a trabajar (le explicó lo acontecido) y nos opusimos Álvarez, Martínez y yo, porque nos quieren embarcar en un movimiento de huelga y usted debe considerar que ya estamos cansados de todas estas cosas por la forma en que nos tratan, a ver si no nos hacen nada por lo que dijimos; pero total, si nos consigna ni modo.
   Sanchitos le contestó: “Claro”, ya es mucho lo que han hecho éstos, ustedes no se consideren solos, avísenos mañana o pasado, ya saben que estamos con ustedes en cualquier momento y si no cuenten conmigo en lo particular.
   Por su parte Sanchitos, a la hora de entrada había recibido de mal agrado la noticia que salió en el periódico La Prensa y que le fue enseñada por un compañero que trabaja en el Tablero, de ese departamento. En el periódico decía que los electricistas irían a una huelga y a una manifestación en la que iban a demostrar su apoyo a su líder; Sanchitos al ver esto se indignó y pronunció frases de desagrado diciendo que él no iría a nada, pues eso ya era el colmo de la desfachatez del Comité.
   Al hablar con Villanueva, le dijo a éste que si ya había leído el periódico, a lo que le contestó que sí, explicándole lo antes dicho. Después de esta plática, Villanueva recibió la licencia y procedió a trabajar.
   Entre tanto Sanchitos al hacer sus reportes a la diez horas, tuvo una idea de momento que le preocupó; puesto que si los compañeros de Líneas Aéreas quedaban solos, sobre de ellos recaerían todas las represalias que hiciera el Comité, por lo tanto creyó conveniente que siendo domingo y que por esto los del Comité estarían en cualquier parte divirtiéndose y entreteniéndose en todo menos en lo del trabajo, no se darían cuenta de lo sucedido en toda su magnitud y por lo tanto sería provechoso inflar los datos de los acontecimientos, para animar así más a todos los compañeros que pudieran jalar más pronto y mejor. Para llevar a efecto su idea, propuso sin medir las consecuencias adversas que les pudiera ocasionar el que radiaran la noticia él y su ayudante Antonio Zúñiga Mondragón, diciendo con toda serenidad y procurando a la vez que todos tuvieran la impresión que él tenía y se unieran a ello lo más pronto posible, que los Deptos. de L.A., parte del de Operación, de Subestaciones y Cables Subterráneos, se habían sublevado y habían demostrado con palabras su inconformidad con el Comité y su líder máximo, usando para esto el sistema de radio del Departamento de Operación Ciudad y las diferentes vías telefónicas de la Cía., durante todo el turno de trabajo.
   A la hora en que salió, al encontrarse con los compañeros del siguiente turno les manifestó verbalmente lo sucedido incitándolos a que cooperasen con su respaldo.
   A las 14.50 hr. el compañero Villanueva le entregó las licencias y debido al exceso de trabajo él no se acordó de la labor que había hecho y por eso no se la comunicó a Villanueva, siendo así que este ignoraba todo lo que había sucedido en ese tiempo y no pudo dar razón de ello.

CONTINUARÁ.


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