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lunes, 10 de marzo de 2014

CAPITAL MEXICANO EN LA COMPAÑÍA MEXICANA DE LUZ y FUERZA MOTRIZ.

CURIOSIDADES ELÉCTRICAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   El 7 de octubre de 1957, el entonces Presidente del Consejo de Administración de la Compañía, el Sr. William H. Draper Jr., pronunció importante discurso ante los miembros del Club de Ejecutivos de Ventas en México, donde anunciaba que el 25% de las acciones preferentes con derecho a voto de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, estaba ya en poder de accionistas de México y que una nueva emisión de acciones comunes, sería ofrecida en el Mercado de Valores de México, en el curso de lo que restara de aquel año.
   Por su interés, he aquí la sustancia del discurso mencionado.
   Hace dos años se ofreció, con éxito, en el mercado de valores mexicano, una emisión de bonos en moneda nacional y de acciones preferentes en moneda canadiense, de nuestra Compañía. Desde entonces los inversionistas mexicanos han estado adquiriendo más acciones preferentes, hasta el punto que en la actualidad alrededor del 25% de la emisión total de acciones preferentes, cada una de las cuales tiene derecho a voto, está en poder de inversionistas en México. Partidas regulares de nuestros bonos en dólares y de nuestras acciones comunes también han sido adquiridas por mexicanos, en el mercado mundial de valores. Tanto las acciones comunes como las preferentes han estado pagando dividendos; se pueden obtener en forma nominativa o al portador, están registradas en la Bolsa de Valores de México y se cotizan diariamente. Pueden obtenerse al precio del mercado en cualquier cantidad deseada por los inversionistas del país o por las compañías mexicanas de inversiones. En el curso de los próximos meses esperamos poder ofrecer una nueva emisión de acciones comunes en el mercado mexicano de valores.

Aún con el estado de cosas planteado, los programas de obra seguían su curso. Aquí el avance del proceso constructivo de la planta termoeléctrica de Lechería.

   Es una política meditada de nuestra Dirección y de nuestro Consejo de Administración, el invitar al capital mexicano hasta donde sea posible, y el conseguir capital extranjero sólo para complementar los requerimientos para poder suministrar la creciente demanda de energía eléctrica en la zona que servimos.
   Al continuar desarrollándose el mercado mexicano de valores y ofrecerse mayores oportunidades para la conversión de los crecientes ahorros del público en México, vislumbro que una proporción cada vez mayor de nuestros requerimientos de capital provendrá de los inversionistas mexicanos. Esta tendencia se advierte ya y ello nos complace. La situación ideal sería aquella en que cada consumidor decidiera ser un accionista de la Compañía que ayudara a financiar sus nuevas obras y que participara en sus utilidades.


El nuevo edificio de oficinas, ubicado en el cruce de Melchor Ocampo y Marina Nacional se convirtió en otro reto para los compromisos asumidos por la empresa.

   Durante los últimos diez años las venta de energía eléctrica de la Compañía, de cerca de mil millones de kilowatt-horas en 1946, habían aumentado en 1956 a cerca de dos mil quinientos millones de kilowatt-horas. Esto significa un aumento total de 133% anual durante el periodo de diez años, en el uso de electricidad para los hogares, el comercio y las industrias de esta zona. Este es un ritmo de crecimiento muy por encima del promedio mundial. Este extraordinario crecimiento en el uso de electricidad para los hogares, comercio se industrias, es ante todo un tributo a la iniciativa y al esfuerzo del pueblo de México para industrializar su país lo más rápidamente posible, y una consecuencia de las estables condiciones políticas y económicas de que disfruta.
   Para hacer posible lo anterior, el activo total de la Compañía de Luz, que hace diez años era de 123 millones de dólares canadienses, aumentó a 221 millones de dólares al 31 de diciembre de 1956, es decir, aproximadamente en 100 millones de dólares en un periodo de 10 años.
   El Sr. Draper dijo que el costo promedio de la energía eléctrica en 1946, de 1.73 centavos de dólar canadiense por kilowat-hora, se había reducido a 1.43 centavos moneda canadiense en 1956, diez años más tarde. Más adelante afirmó que:
   Por lo tanto, referido a un valor monetario más o menos constante, la energía eléctrica costó 20% menos en 1956 que diez años antes. Aún con el aumento en las tarifas que se nos concedió en enero de este año, el precio promedio de venta en 1957 es solamente de 1.6 centavos canadienses por kilowatt-hora, o casi 10% menor ahora que en 1946. Pregunto, ¿cuántos artículos de consumo en el Canadá, en los Estados Unidos, o en México, aún sobre la base de valores monetarios más o menos constantes, se están vendiendo ahora a precios más bajos que al final de la segunda guerra mundial? Comparativamente, la energía eléctrica es el artículo de consumo más barato que se puede adquirir en la actualidad.
   Después de referirse al entendimiento a que se llegó en 1950 entre la Compañía, las autoridades gubernamentales y el Banco Mundial, que sentó con éxito las bases para la ampliación tan grande efectuada desde entonces, de las instalaciones con que cuenta la Empresa para la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, y de las de la Comisión Federal de Electricidad que se encuentran interconectadas a su sistema, el Sr. Draper concluyó:
   La experiencia mundial ha demostrado claramente que el capital privado, consistente de capital local disponible complementado por el capital extranjero hasta donde sea necesario, aunado a una dirección privada del negocio operando bajo una regulación tarifaria razonable y con utilidades suficientes para asegurar el pago regular de dividendos que atraigan el nuevo capital necesario, representa el mejor método para financiar y poder suministrar la constantemente creciente demanda de energía eléctrica.
   Desde luego es esencial la supervisión gubernamental de las tarifas y del servicio eléctrico para asegurar una debida protección de los intereses del público. La comprensión y cooperación del Gobierno son igualmente necesarias. El éxito de la política anunciada por el Gobierno de alentar y complementar, pero no de suplantar, a la iniciativa privada, puede ilustrarse muy bien con la cooperación dada en 1950 a nuestra Compañía por el Gobierno y por el Banco Mundial, que cimentó el constante desarrollo de los servicios eléctricos suministrados por la iniciativa privada en esa zona.
   Nosotros en la Compañía de Luz –terminó el Sr. Draper-, nos comprometemos a hacer los mayores esfuerzos, continuando este desarrollo y sirviendo al público lo mejor posible, justificando así la confianza del Gobierno y de nuestros consumidores.
Revista LyF, Año IV, N° 39, del 1° de noviembre de 1957, p. 13-16.


   La parte sustancial del discurso recogida aquí, nos deja mirar todo un conjunto de escenarios totalmente distintos a los que privan en la actualidad. Evidentemente se deja notar la presencia del pensamiento que tendría entonces una administración supeditada al capital de inversionistas extranjeros y que comenzaba a mostrar síntomas de resquebrajamiento por ciertos conflictos económicos que pusieron la condición de la empresa en bajo perfil. Sin embargo, a pesar de ese estado de crisis reflejado en los matices con que ilustró su conferencia el Sr. Draper, pronto haría acto de presencia un capítulo fundamental en la vida de la empresa: el de su nacionalización, cosa que ocurrió en septiembre de 1960.

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