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domingo, 18 de enero de 2015

ALFARO STEINBUCH y CHÁVEZ COLÍN.

PERFILES DE LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE

GUILLERMO ALFARO STEINBUCH y ADOLFO CHÁVEZ COLÍN.

   Con notas de Juan Goula González recogemos en esta ocasión los siguientes perfiles.

   Aparece en esta galería de veteranos distinguidos, el Sr. Guillermo Alfaro Steinbuch, cuando le faltan pocos meses para cumplir cuarenta años de servicios a la Compañía. Años fructíferos, polifacéticos.
   El 20 de julio de 1920, ingresaba con el cargo de mecanógrafo de la Gerencia. Posteriormente fue: Encargado de Presupuestos de Contratos; Practicante de Operador; Operador en el Olivar del Conde; con las designaciones de Estimador y otras diversas, prestó servicios en el Departamento de Distribución; en el mismo Departamento, ocupó otros cargos; en 1940, ingresó al Departamento de Contraloría y Estudios Económicos, desempeñando los puestos de Copilador (sic) y Encargado de Reclamaciones y quejas. Finalmente, el 5 de diciembre de 1958, fue nombrado Ayudante del Sub-Jefe del Departamento de Relaciones Públicas, mismo que desempeñaba hasta 1960.


   Estaba próximo el momento de su jubilación, y Alfaro Steinbuch que se encontraba fuerte y sano, contemplaba con satisfacción, sereno por el deber cumplido, la llegada de lo que sería la culminación de una vida dedicada al trabajo y a la creación de una familia.
   Piensa emplear la mayor parte de su tiempo a las atenciones familiares, especialmente ayudando en los estudios a sus dos hijas: de 18 años la mayor, que cursa la Carrera de Contador Público, y de 13 años la menor, que cursa la instrucción Secundaria.
   Los ratos de “ocio” que le dejaban sus labores en la Compañía, los dedicó a estudiar y recibirse en la Carrera de Maestro Mecánico y Electricista y en la de Ingeniero Topógrafo.
   No todos podemos presumir como él, de ser “mexicanos” del D.F. y haber nacido en la mexicanísima y antigua calle de Jesús, a dos cuadras del Zócalo.
   Por su parte, Adolfo Chávez Colín, uno más de los hombres que han consagrado sus esfuerzos, sus desvelos, su vida, en fin, a la Compañía, durante treinta y siete años. Nacido el 27 de septiembre de 1902, en Acámbaro, Gto. A los veinte años ingresaba en la Compañía, en “El Oro”, con el cargo de Secretario del Superintendente. En 1927, fue trasladado a esta Ciudad, ingresando al Departamento de Transmisión. Posteriormente pasó al de Lista de Raya (Tesorería). En ese departamento ha continuado hasta la fecha, ocupando distintos cargos. Ha llegado al primer lugar en el Escalafón, con el de Pagador A.
   Vive con su esposa y cinco hijos procreados en feliz matrimonio. El menor de ellos cuenta 7 años y 14 la mayor.


   Deportista entusiasta, fue fundador del Club Necaxa-Tenis llamado posteriormente “Vieja Guardia”. Ha practicado varios deportes, distinguiéndose en todos ellos por su entusiasmo y condiciones físicas, que le permitieron sobresalir en la práctica de la cultura física, durante muchos años.
   Entre sus recuerdos de deportista –que son muchos- está el de que durante años, jugó tenis en las pistas que la Compañía tenía en la Subestación Intemperie, situadas exactamente debajo de los conductores de alta tensión.
   Fue también, durante algunos años, Presidente y Secretario de la Cooperativa del Sindicato, donde tuvo una labor altamente creadora y fructífera, que le valió la estimación y respeto de sus compañeros.
   A nuestra solicitud, nos relata uno de los recuerdos que guarda de su larga y fructífera vida de estudio y trabajo. Hace muchos años, cuando los pesos valían más y eran de plata, encontrándose en periodo de exámenes escolares, de cuyo resultado dependía su titulación profesional, por la preocupación precisamente, dejó olvidados unos costalitos que contenían veinte mil pesos. Varias horas después, al regresar y cuando seguramente habían desfilado frente a la suma olvidada, muchos compañeros de trabajo, los encargados del aseo, inclusive, tuvo la satisfacción de encontrar ahí, sin faltar uno, los veinte mil pesos.

Revista LyF, año VI, N° 67, marzo 1° de 1960, p. 15-16.

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