PERFILES DE LUZ, O
GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN
EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.
SELECCIÓN DE: JOSÉ
FRANCISCO COELLO UGALDE
En el curso de los primeros meses de 1966,
Daniel Báez Bonorat presentó, en la Galería HEITLER, en las calles de Génova N°
32, Col. Juárez, Ciudad de México su exposición personal denominada 20 Óleos de
Báez, entre los cuales se encontraban:
1.-Formas
armónicas
2.-Símbolo
táctil
3.-Secuencia
rosa
4.-Irradiación
azul
5.-Figura
12
6.-Ambiente
niebla
7.-Interior
del cuadro
8.-Factura
cromática
9.-Textura
comprimida
10.-Artificio
formal
11.-Texturado
12.-Color
local
13.-Cadencia
en roda
14.-Textura
mayor
15.-Armonía
formal
16.-Signo
yuxtapuesto
17.-Forma
súbita
18.-Textura
menor
19.-Textura
integral
20.-Interior
gris
Todas ellas, por su denominación, pudieron
haber sido obras de un hacedor, iconoclasta y contestatario por naturaleza,
sobre todo en una época que daba condiciones para “estallar” como artista en
esa forma. Todo parece indicar que en ese sentido, Báez Bonorat cumplió con ese
objetivo y logró exteriorizar una serie de inquietudes que, como pintor sólo se
verían materializadas en obras con sello personalísimo, como puede ser esta que
aquí comparto con ustedes:
El texto que sirvió para la presentación de
dicha muestra, y escrito por Francisco García Palomino advierte sobre los
quehaceres de Daniel Báez en la siguiente forma:
DANIEL BÁEZ es, en el
presente, un ciudadano del futuro. Su preparación académica y su ya larga
carrera de artista no lo han privado de su virtud de liberto. En sus obras
impregnadas de una arrolladora independencia, no se reflejan el influjo de
ninguna escuela, ni mucho menos de ninguna intervención personal. DANIEL BÁEZ,
artísticamente, no pertenece a ningún grupo. Es su método, tal vez descubierto
por él en forma involuntaria, y en un instante de revelación, lo que da a sus
obras logradas espontáneamente, la frescura y condición dinámica que faltan a
tantas otras obras creadas con esfuerzo y dificultad por otro tipo de artistas que
pretenden –siempre- consumar la obra artística humana o bien utilizar el arte
para obtener fama, empresa, bien lo sabemos, rara vez coronada por el éxito.
DANIEL BÁEZ no es ni un exótico ni un
rebelde. Su condición fuera del medio artístico, de elemento social honesto y
productivo, es bien conocida por todos. Mas que un pretendido Mesías –como hay
tantos- o un ganador de lugares en la brega artística, BÁEZ es un solitario
explorador y un descubridor.
Su método artístico, apoyado tal vez en sus
tenaces inquietudes acerca de las ciencias sicológicas y los temas filosóficos,
toma, más que nada, el papel de un peldaño en la larga evolución del artista
por el amplio camino de la vida y la creación. Muchos seguirán sus pasos, así
como DANIEL BÁEZ ha sido un producto de lo mejor de las actitudes artísticas
del pasado, las cuales, sin constituir escuela, son en cambio fuente de
inspiración inagotable, con frecuencia oculta e incomprendida.
No es posible ignorar en la obra de DANIEL
BÁEZ, su mensaje futurista. Sus formas hablan, con colores luminosos y
caracteres vivos y aparentemente indefinidos, de las inquietudes humanas, en
una época en la cual, como la nuestra, se acusa una resurrección de la poesía
épica, del espíritu aventurero, del interés científico y del afán libertario
contra todos los prejuicios ancestrales.
En los trazos de DANIEL BÁEZ, aparecen, de
súbito, seres extraños, que acechan, con sus naturalezas inusitadas, desde la
obscuridad. Paisajes acuáticos y celestes y fenómenos luminosos indescriptables
(sic)
nos hablan de las estrellas y del afán
incontenible del hombre por romper sus cadenas materiales.
Daniel
Baez Bonorat, trabajó en el Departamento de Planeación e Ingeniería-Ingeniería
Eléctrica en los años 60 del siglo pasado. Colección "Griselda Guevara" (q.e.p.d.)
También presentó algunas de sus obras en la
muestra denominada “Confrontación 66”.
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