PERFILES DE
LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES.
POR: JOSÉ
FRANCISCO COELLO UGALDE.
Capítulo I
Con mi afecto entrañable y solidario.
FREDERICK
STARK PEARSON
Compañeros:
Como recordarán,
en la edición del Boletín Informativo de
la Representación de Ingenieros (noviembre de 2007-abril de 2009),
comenzamos hace relativamente poco a dar un panorama sobre la notable presencia
de ingenieros y técnicos que han pasado por las diversas etapas de lo que hoy
día es Luz y Fuerza del Centro, y
donde uno de los referentes que ha marcado sus destinos es y ha sido
precisamente el Sindicato Mexicano de
Electricistas. En una combinación de conocimiento, justicia y derechos, me
parece oportuno que hagamos el recuento de quienes han sido los personajes más
representativos en el ámbito que nos corresponde, así como de las obras donde
han participado, destacando también, y en la medida de lo posible, el factor
técnico que es también algo que nos compete.
Considerado como
el pionero de la industria eléctrica en México durante los últimos años del
Porfiriato y los inicios de la Revolución, Frederick Stark Pearson fue el
fundador de The Mexican Light and Power
Company, Limited. Nació el 8 de julio de 1861 en Lowell, Massachusetts y
murió en el ataque que sufrió el vapor Lusitania,
el 7 de mayo de 1915, durante la primera Guerra Mundial. Por diversas razones
se le ha confundido con Weetman Dickinson
Pearson, personaje que por otro lado jugó un papel como responsable de la
organización de la Compañía Mexicana de
Petróleo “El Águila” así como de la compra o arrendamiento de terrenos
ubicados sobre todo en torno al Golfo de México.
Pero el también
conocido como lord Cowdray nunca
estuvo entre los principales accionistas de la Mexican Light and Power Company, ni formó parte de la junta de
directores de esta empresa; tampoco participó en el grupo de promotores de la
misma, y no fue de los contratistas que tuvieron a su cargo el diseño y
construcción de las obras inmensas del complejo hidroeléctrico de Necaxa y de sus redes de transmisión.
Por el contrario, Frederick Stark Pearson sí tuvo una destacada y decisiva
participación en todos esos ámbitos de la mencionada empresa.
Pearson se
graduó como ingeniero electricista en 1886 y pronto se colocó en empresas tales
como West End Street Railroad (como
jefe de ingenieros). Asimismo también colaboró para la Metropolitan Street Railway, en Nueva York. El vínculo que muy
pronto tendría nuestro personaje con México se dio gracias al hecho de que, Henry W. Whitney, gerente de la Metropolitan Street Railway, mostró
preocupación por conseguir un carbón más barato, por lo cual comisiona a Pearson para formar una empresa
colectiva –la Dominion Coal Company-
en las minas de la isla de Cabo Breton, en Nueva Escocia, Canadá, por lo que Frederick aprovechó para contactarse con
algunos miembros de la elite empresarial de Canadá, la cual le pidió asesoría
técnica en forma sucesiva para la electrificación de los servicios eléctricos
de Halifax, Montreal, Saint John, Toronto y Winnipeg.
Sus primeros
logros pudieron materializarse en Brasil, donde fundó la Río de Janeiro Tramway, Light and Power Co., de la que fue
videpresidente. Dicho proyecto se extendió en interés hasta lugares tan
alejados como la ciudad de Barcelona, a la que arribará en 1911.
De ese modo, y
con la visión empresarial en firme, Pearson involucró a administradores de
empresas, aseguradores, corredores de bolsa, ingenieros y técnicos, así como
grandes masas de capital de origen canadiense, belga, alemán y, sobre todo,
británico, que se orientaron hacia México, país que se vio beneficiado con la
creación de empresas tipo holding, asi mismo denominadas Mexican Light and Power Co., la Mexico
Tramways Co. y la Mexico North Estern
Railway Co.
Tuvo a su
servicio un auténtico bufete de técnicos, denominado Pearson Engineering Company con sede en Nueva York, donde no todo,
desde luego salía a pedir de boca, pues se presentaron algunos imprevistos.
Su presencia en
el país, y concretamente en el futuro complejo hidroeléctrico de Necaxa se va a dar desde el 25 de enero
de 1904. Como sabemos, el 24 de marzo de 1903 y en acuerdo con la Société du Necaxa, se firmó el
contrato-concesión con la Secretaría de Estado y del Despacho de Fomento,
Colonización e Industria, para el aprovechamiento como fuerza motriz de las
aguas de los ríos Tenango, Necaxa y Catepuxtla en Huauchinango, Puebla, con lo que se dio inicio a las obras de la
planta hidroeléctrica Necaxa. El compromiso principal fue generar 11,190 Kw en
un plazo no mayor a cuatro años.
The Mexican Light and Power Company, Limited,
procedió a comprar las pequeñas compañias que suministraban de energía
eléctrica a la Ciudad
de México y sus alrededores, como la Compañía Mexicana de Gas y Luz Eléctrica (The Mexican Gas and Electric Light Company,
Limited), la Compañía Mexicana de Electricidad, S. A., y la Compañía Explotadora de las Fuerzas Hidroeléctricas de San Ildefonso, S.A. A diferencia
de la Societé du
Necaxa (Mexique), esta compañía canadiense inició rápidamente las obras y
para finales de 1905 ya se encontraba generando energía eléctrica para la Ciudad de México.[1] El
nombramiento de ingeniero inspector para recibir las obras hidroeléctricas de Necaxa, fue asignado en 1906 al
ingeniero Rafael Ramos Arizpe, quien
supervisó las obras y emitió un dictamen favorable, terminó por afirmar que la
compañía estaba en condiciones de producir 15 000 HP según se había estipulado
en el artículo tercero de la concesión, un año después estaría en condiciones
de producir el doble.[2]
Obtenida la
concesión para atender las necesidades de iluminación de la capital del país, la Mexican Light and Power Company siguió creciendo y a
los tres años de existencia había absorbido a las tres empresas que se dedicaban
a actividades similares en su zona de operaciones,[3]
mientras construía su planta de Necaxa
con seis unidades y una capacidad instalada de 31 500 kW.
Otros datos de
interés:
Fue la Societé Internationale d´Energie Hidroelectrique (Sidro),
propietaria de la Canadian and General Fiance Company, la que creó
en 1903 la Mexican Light and Power Company, Limited (Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.). Uno de
los accionistas de dicha sociedad fue el ingeniero electricista Fred Stark Pearson (1861-1915), quien
tuvo importante experiencia en la inversión y explotación de minas en la República Mexicana.
La nueva empresa buscaría tres objetivos inmediatos:
a)Convertir a la Mexican Light en cesionaria de la Societé du Necaxa, pues ésta tenía la concesión
para utilizar las aguas de la cuenca de Necaxa
para usos industriales dentro del estado de Puebla de la República Mexicana.
b)Aprovechar en gran escala los recursos hidráulicos de
la cuenca de Necaxa para generar
energía eléctrica y suministrarla al centro minero de El Oro y transmitir el sobrante a la Ciudad de México.
c)Lograr ayuda financiera del gobierno de Canadá para
concretar lo anterior.
Esos objetivos
se logran en 1903 cuando según la Ley del Parlamento de Canadá, capítulo
153.3 Eduardo VII autoriza la creación de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza en calidad de
cesionaria de la Societé du Necaxa y el 24 de marzo del mismo
año el gobierno porfirista otorga la concesión para que dicha compañía
aprovecha como fuerza motriz –y como ya sabemos- las aguas de los ríos Tenango, Necaxa y Catepuxtla en el Distrito de Huauchinango
en el estado de Puebla. La
Compañía Mexicana de Luz y Fuerza se obligó por su parte
a producir en un plazo de diez años un total de 30 mil caballos de fuerza
(22,080 kW) en una o más estaciones generadoras, de ahí que se le denominara Compañía Mexicana de Luz y Fuerza.
Resulta interesante observar que en dicho contrato-concesión el destino de la
transmisión, distribución y venta de la energía eléctrica sobrante quedaba a
elección del concesionario.[4]
Capítulo II
No conforme con
lo que se había configurado, Pearson
siguió adquiriendo o arrendando empresas ya existentes. También amplió su
capacidad con el fin de elevar la escala de operación y así responder
satisfactoriamente a la creciente demanda de energía. En sí, el proyecto
hidroeléctrico de Necaxa, incluía
además el hecho de construir una central generadora a 153 kilómetros de la
Ciudad de México, en plena sierra norte de Puebla. Ello, por tanto implicó la
construcción de cinco presas de amplias dimensiones, una de las cuales fue la
segunda más grande del mundo en aquel entonces, por lo que hubo de construir un
complicado y costoso sistema de túneles y canales a través de macizos y
acantilados; a su vez, abrir caminos y tender vías de ferrocarril, con el
propósito de transportar las treinta y cinco mil toneladas de maquinaria y dos
mil toneladas de alambre de cobre, material con el que se montaría la línea de
transmisión más larga del mundo de aquellos días.
Por cierto, vale
la pena mencionar que, para poder realizar una obra de las magnitudes de las de
Necaxa, técnicamente debieron visualizarse estos aspectos:
Clasificación de plantas hidroeléctricas
Por la posición de la casa de máquinas respecto a la
cortina, las plantas hidroeléctricas
pueden ser:
1) hidroeléctricas de río
2) hidroeléctricas con casa de máquinas junto a la
cortina
3) hidroeléctricas con derivación. Son aquellas en donde
la casa de máquinas se encuentra considerablemente alejada de la obra de toma
en el vaso. Las derivaciones suelen tener longitudes de decenas de kilómetros.
Las hidroelétricas con derivación se construyen en lugares montañosos, en
donde, cuando se aleja la casa de máquinas con respecto al vaso, se obtiene un
incremeneto notable en la alatura aprovechable por la planta. En esta forma se
incremente la potencia y la energía de la planta. Las plantas de derivación no pueden
tener potencias muy grandes a pesar de que su altura puede alcanzar 1 600
metros o más.
Y
que entre sus obras principales se consideran:
1) Obra de retención, presa o dique. Para formar un
embalse se requiere construir una cortina. Una presa debe de ser de menor
extensión y mayor profundidad.
2) Obra de toma. Se encarga de captar el agua del embalse
y canalizarla hacia la derivación o directamente a la tubería de presión de la
turbina.
3) Obra de derivación. Su función es conducir el agua
hasta el lugar donde se instalará la casa de máquinas, de tal manera que se
tenga un incremento substancial de la altura. La longitud de las derivaciones
pueden ser de decenas de kilómetros.
4) Obra puesta a presión. La puesta a presión del agua se
realiza en el vaso (presa) cuando la derivación es a presión y cuando la
derivación es abierta al final de ella se construye una presa de regulación
diaria que alimenta las turbinas a presión.
5) Tubería de presión de la turbina o tubería de la
turbina. Todas las plantas hidroeléctricas modernas trabajan en el agua a
presión, ya que de lo contrario la eficiencia resulta muy baja.
6) Casa de máquinas. Es el edificio que alberga al equipo
básico (Turbinas y generadores) y al equipo auxiliar, o sea, todos los
dispositivos indispensables para que el equipo básico pueda funcionar
adecuadamente.
Obra de desfogue. El desfogue es la conducción del agua
que sale de la turbina hasta el lugar de descarga. Puede ser túnel, canal o
simplemente no existir en ciertos tipos de planta.
El sistema
hidroeléctrico de Necaxa fue la base de la Mexican
Ligth and Power, mismo que comenzó a construirse en 1903 y se concluyó en
1910. Era un gran proyecto de complejidad técnica, que incluía varias cortinas
(la más alta de 58 metros y del tipo de enrocamiento por 430 m de largo) y
veintiséis túneles para aprovechar de mejor manera varias caídas de agua con un
total de mil metros en menos de seis kilómetros que conectaban los ríos y
corrientes que surtían las presas. Llegó a ocupar más de 7 mil trabajadores y
se transportaron 35 mil toneladas de maquinarias y materiales. Hubo que
construir líneas de ferrocarril de 23 millas de longitud y carreteras para el
traslado de maquinaria de ese volumen de carga.
Las obras
consistían en cinco embalses artificiales con una capacidad de 171 millones de
metros cúbicos. En 1910 los generadores tenían la capacidad de 100 000 caballos
de fuerza; la energía era enviada a través de 320 kilómetros de líneas hacia la
Ciudad de México y, de manera preponderante, a las minas de Oro.
La formación del
sistema hidroeléctrico de Necaxa fue conformado a partir de la combinación de
múltiples elementos; su contexto ‘natural’ fue una de las regiones más ásperas
e inaccesibles de la sierra oriental. Pero también contaba con un ramaje de
ríos que producían caídas naturales en una región ubicada entre los principales
mercados de energía.
En este apartado
haremos el seguimiento de las diferentes etapas de la construcción de la
central hidroeléctrica de Necaxa correspondiente al periodo de 1895 a 1906.
Para ello se utilizó como fuente principal una serie de informes y
correspondencia establecida entre la Secretaría de Fomento y la Sociedad de
Necaxa, en la primera etapa, posteriormente, a partir de 1903 con la Mexican
Ligth and Power Company. Todos los trabajos allí fueron muestra de la
aplicación del gran reto frente a la naturaleza, así como de la innovación
tecnológica que puso a los hombres de aquel tiempo frente a una nueva realidad.
Varios fueron
los alardes técnicos que se aplicaron en aquel entonces, con lo que se tuvo la
posibilidad de tender una de las líneas de transmisión de grandes dimensiones,
respecto a este asunto, nos dice Laura L. González Gutiérrez[5]:
las líneas de
transmisión comprendían una doble fila central de Necaxa a México de 156
kilómetros y de ésta ciudad al Oro de 122 kilómetros o sea un total de 278
kilómetros. Para las líneas de transmisión se emplearon tres mil torres de
acero, llevando cada una tres circuitos de alambre de cobre, entre Necaxa y
México, y una línea de dos alambres entre México y el Oro. El alambre de cobre
empleado es torcido con capacidad de 6 000 voltíos las líneas desde México hasta
el Oro Transmitiendo 40 000 caballos de fuerza con una pérdida no menor de 8% y
desde el Oro 10 000 caballos de fuerza con 5% de pérdida. Según se calculaba a
84 000 voltíos, estas líneas transmitirían dos veces más fuerza con la misma
pérdida. Para aumentar hasta este voltaje sin peligro todos los aisladores se
adaptaron del tipo “Río Type” Esta línea suspendida se concebía como “la más
larga que jamás se haya emprendido desde una sola planta de fuerza” 35. Es
decir daba inicio el surgimiento de la industria eléctrica en nuestro país.
Entre el equipo
adquirido, estaba varias turbinas hidráulicas de la casa Escher Wyss, de Zurich, seis generadores de corriente alterna de
6250 kW cada uno, de la marca Siemens-Schuckertwerke,
de Alemania, así como varios transformadores General Electric, de fabricación norteamericana. Dicha adquisición
se realizó a través de la Pearson
Engineering Company, bajo la coordinación de W. P. Plummer, aunque diseño y dirección de la obra estuvieron bajo
la supervisión de Pearson, quien se
apoyó de otros tantos ingenieros que procedían de la misma institución en la
que él había obtenido el título de Ingeniero en 1886: la Tufts College. Vale la pena enterarnos que el Ingeniero residente
fue Walter Diem; el puesto de Ingeniero Superintendente de Construcción fue
ocupado tanto por Hugh L. Cooper como
por Albert Carr. El Ingeniero
Electrcistas fue F. S. Hyde; el
encargado de la obra hidráulica, concretamente de la presa de Tezcapa, fue el ingeniero James D. Schuyler, quien años más tarde
fue elegido por el presidente de los Estados Unidos, W. H. Taft para el viaje de inspección que este realizó por el
Canal de Panamá, el cual se construía por entonces.
Entre todo aquel
conjunto de técnicos extranjeros, tuvieron a bien participar otros tantos
profesionales mexicanos, encabezados, como ya se dijo en su momento, por el
Ingeniero Rafael Ramos Arizpe, quien
en 1906 dictaminó que la compañía estaba en condiciones de producir 15 000 HP,
e incluso se adelantó a pronosticar que para un año más tarde dicha producción
se duplicaría sin ningún problema. Además de Ramos Arizpe, también colaboraron los siguientes ingenieros
mexicanos en la obra de Necaxa:
Federico Trigueros Glennie
Adolfo Díaz Rugama
Gabriel M. Oropesa
Carlos S. Chávez Solano
Eduardo Martínez Baca
Guillermo Beltrán y Puga
Andrés Aldasoro, y
Javier Díaz Lombardo, de quienes nos ocuparemos en los
siguientes capítulos.
Capítulo III
ESCUELAS Y
MATERIAS PARA LOS PROFESIONALES.
Como apuntábamos en el capítulo anterior,
fueron nueve los ingenieros de nacionalidad mexicana que estuvieron cerca por
primera vez en el proyecto de la hidroeléctrica de Necaxa, una obra
originalmente detentada, controlada y supervisada por empresarios, accionistas
e ingenieros extranjeros. Este grupo de nacionales, se constituyó por las
siguientes personas:
Rafael Ramos Arizpe
Federico Trigueros Glennie
Adolfo Díaz Rugama
Gabriel M. Oropesa
Carlos S. Chávez Solano
Eduardo Martínez Baca
Guillermo Beltrán y Puga
Andrés Aldasoro, y
Javier Díaz Lombardo.
Sin embargo, hoy
no entenderíamos perfectamente esa participación, si para ello no mencionamos
el hecho de que la mayoría de ellos fueron egresados de la Escuela Nacional de Ingenieros, misma que, entre finales del siglo
XIX y comienzos del XX llegó a ofrecer en sus planes de estudios siete
distintas profesiones, a saber: Ingeniero de Minas y Metalurgista, Ensayador y
Apartador de Metales, Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo, Ingeniero Geógrafo,
Ingeniero Industrial (o mecánico), Ingeniero Civil e Ingeniero Electricista.
Esta última carrera era la que más cursos de electricidad impartía, de ahí que
parezca importante conocer cómo estaban integrados los planes de estudio,
referente que podría servirnos para comparar lo que ha avanzado en estos
tiempos el panorama de formación profesional en las instituciones educativas de
alto nivel.
A finales del
siglo XIX, el estudiantado quedaba sujeto a las siguientes materias:
Primer año.-
Potencial eléctrico, capacidad eléctrica, condensadores,
aparatos de medida electro-estática, máquinas eléctricas, pila eléctrica,
corrientes eléctricas, termo-electricidad, magnetismo, magnetismo terrestre,
electro-magnetismo, acciones electro-magnéticas, imantación por las corrientes,
inducción, galvanómetro, determinación del ohm, máquinas de corriente
constante, máquinas de corriente continuas, máquinas de corrientes
alternativas, alumbrado eléctrico, galvanoplastia, telegrafía eléctrica,
electricidad atmosférica, líneas eléctricas, conductores, canalizaciones
eléctricas, telegrafía y telefonía, teoría de la transmisión de señales,
aplicaciones de la electricidad a la ingeniería civil.
En tanto que
para el segundo año lo que estudiaban eran los siguientes temas o materias:
Alumbrado eléctrico, transporte eléctrico de la fuerza,
tracción eléctrica, electrometalurgia y aplicaciones industriales diversas.
Además de los cursos de electricidad tenían que acreditar los de matemáticas,
de mecánica analítica y aplicada, y algunas veces estudiaban temas de
termodinámica y óptica. En cuanto a la literatura de soporte, se encontraban
“clásicos” como Leçons sur lélectricité de
Eric Gerard, y Electricite Industrieélle de
D. Monier.
Aprovecho para
comentar que buena parte de estos valiosos datos los cuales he venido
compartiendo con ustedes, están tomados de un importante texto elaborado tanto
por E. A. Martínez Miranda y M. de la Paz Ramos Lara que trabajaron el tema:
“La física y la formación de los ingenieros mexicanos que colaboraron en el
magno proyecto hidroeléctrico de Necaxa”, publicado en la Revista Mexicana de Física de junio de 2005 (p. 37-44) así como por
la que apareció en la Revista de la
Universidad Nº 545 de junio de 1996, en cuyo contenido (p. 35-39), Ernesto
Godoy Dárdano escribió el interesante ensayo: “Un ingeniero y su imperio:
Frederick Stark Pearson”.
En la
continuación de estas notas es preciso recalcar que la mayor parte de los
ingenieros que colaboraron en las obras fueron egresados de la ya conocida
Escuela Nacional de Ingenieros, los cuales procedían de carreras tales como:
Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo; Ingeniero Geógrafo; Ingeniero de Caminos,
Puertos y Canales (o civil); e Ingeniero de Minas. Tanto Martínez Mirada y M.
de la Paz Ramos en “La física y la formación de los ingenieros mexicanos…”,
texto ya citado, indican que ninguna de estas profesiones tenía como curso
obligatorio el de electricidad.
Por eso es que
nuestros autores se cuestionan ¿qué cursos de física acreditaron los ingenieros
mexicanos que inspeccionaron las obras hidroeléctricas de Necaxa? En realidad,
las materias más demandadas eran, por otro lado mecánica analítica, estática y
dinámica, aplicaciones en hidráulica y diversos tipos de máquinas (como las de
vapor).
También sabemos
con toda precisión que en 1903, la Mexican
Light and Power Company, Limited contrató al ingeniero Topógrafo e
Hidrógrafo mexicano Federico Trigueros Glennie (1872-1933), quien egresó de la
conocida escuela en 1902. En Necaxa fue colaborador de los ingenieros
residentes Fritz Walti y Walter Diem. Ahora bien, y sin menospreciar a los
otros profesionales que también se adhirieron al proyecto de la hidroeléctrica,
sólo Rafael Ramos Arizpe tuvo una formación en el extranjeros que lo llevó a
convertirse en Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo y telegrafista, cuyo título
obtuvo en 1885.
Nota: Hasta aquí fue posible llegar en el presente
empeño. Eran los aciagos días en que el decreto de extinción estaba a punto de pulverizar
a Luz y Fuerza del Centro. Fueron materiales
preparados para el Boletín Informativo de
la Representación de Ingenieros.
[1] “Bodas de Plata de la Cia. Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.”, Electra.
El Magazine de Luz y Fuerza y Tranvías (México, Año III, Nº 35, junio de
1928).
[2] Archivo Histórico del Agua (AHA,
por sus siglas), Fondo Aprovechamientos Superficiales, caja 4191, exp. 56584, fs.
2-16.
[3] Compañía Mexicana de Electricidad, Compañía Mexicana de Gas y Luz
Eléctrica y Compañía Explotadora de las Fuerzas Eléctricas de San Ildefonso.
[4] Campos
Aragón, Leticia: La electricidad en la Ciudad de México y área
conurbada. México, Siglo veintiuno editores. 422 p. Ils., fots., cuadros,
maps. (Economía y demografía)., p. 108-9.
[5] Laura L. González Gutiérrez: “La
hidroelectrificación en México. El caso de Necaxa, 1895-1906”. México,
Universidad Autónoma Metropolitana, División de Ciencias Sociales y Humanidades.
Licenciatura en Historia, 2003. Edición digital. 91 p., 77.
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