PONENCIAS,
CONFERENCIAS y DISERTACIONES EN TORNO AL TEMA DE LA ELECTRICIDAD EN MÉXICO
Comparto
con ustedes el siguiente material, apenas puesto a la consideración de la
comunidad de historiadores de la Universidad Autónoma Metropolitana hace unos
días.
Salvamento del
Archivo fílmico de Luz y Fuerza del Centro.
Como es de su conocimiento, Luz y Fuerza del Centro extinta hace
poco más de cuatro años tras el golpe brutal que asestó el estado siguiendo las
recomendaciones neoliberales que hoy se expresan en reformas como la educativa,
energética, laboral o fiscal.
Al margen de la amplia cobertura mediática
del momento, con sus encontradas posiciones y polarizaciones, el hecho es que
ya existen condiciones para entrar al territorio de la reflexión. Pues bien, en
esa circunstancia hay un asunto que me preocupa profunda y seriamente. Se trata
del patrimonio documental artístico, cultural e histórico que aglutinó dicha
empresa en sus centros de trabajo. De igual modo por todo aquello que tenga que
ver con la expresión de arqueología industrial. Por ahora todo ese patrimonio
se encuentra en riesgo, salvo tres colecciones que ya fueron recuperadas: una
por el Archivo General de la Nación
(AGN, por sus siglas), la biblioteca
del organismo ya desaparecido hoy bajo custodia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE, por sus siglas), y por la Filmoteca
de la U.N.A.M. Sobre este último asunto, me ocuparé a continuación.
En el mes de julio pasado, al terminar mi
trabajo de catalogación, entregaba este informe:
Ciudad Universitaria,
México.
Me permito informar que, a lo largo de un
año aproximadamente, se revisaron 163 rollos de material cinematográfico con y
sin sonido, en color y blanco y negro, en los formatos de 16 y 35 mm que
conforman una parte del fondo “Luz y Fuerza del Centro”. Los cortos, medios y
largometrajes, mismos que, en su mayoría se encuentran en condiciones
favorables de conservación (salvo un lote de aproximadamente 20 latas, mismas
que fueron sometidas a tratamiento por presentar fuertes condiciones de “síndrome
de vinagre”), dan una idea general sobre el desarrollo, tanto de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz,
S.A., como de Luz y Fuerza del
Centro, S.A. y de Luz y Fuerza del
Centro (en liquidación), entre los años de 1928 y 1990 aproximadamente.
Lamentablemente, el 11 de octubre de 2009 dicha empresa, quedó sometida a la
extinción en forma indebida por el ejecutivo
Por fortuna, dicho fondo pudo ser entregado
por LyFC en el primer trimestre de
2006, con lo que de inmediato la Filmoteca
de la U.N.A.M. tomó cartas en el asunto, ingresándolo en sus fondos, y
sometiendo los materiales orgánicos a su estabilización apropiada, así como a
una primera intervención catalográfica, lo que permitió su identificación
pertinente, la cual se cruzó con el listado que entregó en su momento el
personal de LyFC. Conviene hacer
notar que las fechas extremas van de 1928 a 1990. Las escenas más antiguas,
corresponden a la visita que, en su momento realizó el Gral. Plutarco Elías
Calles a la planta de Tepuxtepec (estado de Michoacán) con objeto de supervisar
el avance de obra. Las imágenes más recientes, lo mismo presentan algunos
trabajos y maniobras del personal así como de material didáctico, tanto para la
prevención de accidentes como de teoría en temas como la física, la electricidad
o la mecánica.
Las autoridades de Actividades Cinematográficas de la U.N.A.M. me permitieron acceder
a dicha colección para calificarla debidamente, resultado que se despliega a lo
largo de un catálogo donde se reúnen todos los más datos posibles, y donde
además puedo comentar que en términos de su contenido existe una amplia gama de
situaciones, mismas que destacan el papel que la empresa y sus funcionarios
desempeñaron en aquellos momentos. Existen varios materiales de alto valor. Me
refiero a “Prometeo”, “Prometeo moderno” y “Kilowatito”, que sirvieron en su
momento para enfatizar la publicidad de la propia empresa, sobre todo entre la
quinta y sexta década del siglo pasado.
En el lote que Filmoteca de la U.N.A.M. recibió a “vistas”, se incluyen otros
tantos soportes, aquellos que están en una pulgada o en “Beta”, lo que por
ahora impide su catalogación, aunque se presume que se trata, en buena medida
de materiales que sirvieron para la capacitación del personal en diversas áreas
técnicas y administrativas de la empresa, por lo que se sugiere su posible
migración de soporte analógico a soporte digital. Entre aquellos materiales en
una pulgada, existe una conferencia que dictó el poeta Carlos Pellicer entre
1970 o 1971 en el auditorio de la propia empresa, lo que lo convierte en otro
material de notable relevancia.
El soporte de dichos materiales es, en lo
fundamental acetato positivo, en blanco y negro y color, acetato negativo,
Super 8 y otros. Muchos de estos rollos presentan buen estado de conservación,
aunque los hay que también han desarrollado tendencia al magenta, “síndrome del
vinagre” u ondulación.
Se elaboraron todas las fichas en el
entendido de que se identificaban espacios físicos, geográficos, cronológicos,
personajes, contenidos históricos o técnicos para tener, al final de dicho
ejercicio, la posibilidad de que todos aquellos interesados tengan acceso a un
fondo confiable en información, ya que fue posible ubicar la mayoría de los
centros de trabajo y esto, a partir de una valiosa información, de las pocas de
que se disponen, que se ubica en la publicación denominada Revista LyF, vocera del discurso oficial por parte de la propia
empresa y que estuvo vigente entre los años de 1954 y 1960.
Quiero agradecer desde aquí la gentileza que
hubo para quien suscribe por todas las atenciones prestadas, tanto por la
dirección de Filmoteca de la U.N.A.M.
así como por el personal de Laboratorio y Catalogación, donde recibí todo tipo
de ayuda y asesoría.
Como se podrá comprobar, la Universidad Nacional en un generoso
gesto a favor de la custodia de dicha colección, le dio asilo y cabida en su Filmoteca.
Sin embargo, era necesario intervenirlo,
clasificarlo, identificarlo. De ahí que ofreciera mi experiencia para esa
labor, misma que fue autorizada por su actual directora, la Lic. Guadalupe
Ferrer.
Este fondo es rico en materiales que
permiten entender la composición al interior de la empresa, sobre todo cuando
buena parte de los mismos se ocuparon de la capacitación o prevención de
accidentes, recordando que la mayoría de su personal operativo se encontraba en
contacto permanente con altos voltajes y corrientes que, al manipularse en
acciones involuntarias se originaban riesgos de trabajo de alta peligrosidad.
Otras imágenes dejan ver diversos procesos constructivos de sus más
emblemáticas instalaciones como Necaxa, Tepexic, Patla, Tepuxtepec o la planta
termoeléctrica de Lechería. Esto es muy interesante pues deja ver las miradas
de labores civiles, mecánicas, eléctricas así como la presencia activa del
factor humano exaltado en el discurso que proyectan las imágenes y hasta la
hermenéutica o la semiótica aplicadas en las mismas con objeto de entender de
la mejor manera posible los procesos de producción derivados de una empresa
entonces con capital extranjero y mano de obra mexicana. Fue así como entre los
años de 1955 y 1980 aproximadamente, y aprovechando los “intermedios” incluidos
en las funciones de cine en las diversas salas de exhibición tanto de la
capital como de provincia, se presentaban este tipo de cortos y mediometrajes
que permitieron trascender la memoria de aquellos procesos ya indicados.
Otro segmento es el publicitario y parece
ser que del mismo le iba la vida a la Compañía
Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., misma que, durante el transcurso de
la quinta década del siglo pasado comenzó a mostrar fuertes síntomas de crisis,
que derivaron en el conocido capítulo de la Nacionalización de la industria
eléctrica, consumado el 27 de septiembre de 1960, bajo el gobierno del Lic.
Adolfo López Mateos. Tal fecha es un parteaguas para la historia de dicha
industria en nuestro país, y ese capítulo hoy día, forma parte del amplio
temario que sigue a la espera no solo de revisiones, sino de interpretaciones y
reinterpretaciones, mismas que en buena medida, podrían hacerse desde nuestra
parcela.
Entre los materiales aquí mencionados,
existe una larga lista temática, de la cual traigo algunos de los temas más
destacados:
PASO ADELANTE, incluido en la
larga lista de producciones elaboradas para la serie “Cine Mundial”, de la que
fue responsable directo Manuel Barbachano Ponce.
PROMETEO MODERNO, también dentro de
la misma serie. Tanto el guión como la narración corren a cargo del escritor y
locutor José Alameda, el cual da un
amplio panorama sobre el mito de la creación del fuego. En el resto del
desarrollo del mismo, y bajo un discurso muy apropiado, se fue haciendo una
exaltación, tanto de los recursos naturales como del papel que desempeñó el
hombre en los momentos en que, bajo procesos técnicos intervino tales recursos
para aprovecharlos en bien de la sociedad. Es un excelente trabajo.
Destaca por alguna razón muy especial el
proceso constructivo de la planta de Patla, integrada al complejo Necaxa.
Sin embargo, dos son los trabajos más
notorios: Kilowatito y Prometeo. De
ellos referiré algunos detalles de interés.
Kilowatito.
En julio de 1957, la revista LyF daba a conocer en su número 35 una agradable presencia:
la de Kilowatito.
Y se preguntaba Pablo Rosales, redactor de
aquella nota: ¿Por qué ha aceptado nuestra Compañía la simbolización del
servicio eléctrico a través de Kilowatito? ¿Es necesario hacer
esto? La contestación es sencilla:
Pretendían aprovechar el símbolo conocido en
un buen número de países del Continente, para representar no a la Compañía , ni a los
trabajadores, sino al SERVICIO ELÉCTRICO. Como resultado de una larga
investigación, se encontró en Kilowatito la manera de representar
como ya se dijo, el servicio eléctrico por un símbolo en la forma y
atribuciones de ser humano, gracias al trabajo en dibujos animados, que realizó
Walter Lantz, con una historia de Ben Hardaway y Milt Schaffer a partir de la
creación de Ashton B. Collins, que le dieron vida y energía a Kilowatito,
figura que luego hizo suya la entonces Compañía
Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.
En nuestro caso, Kilowatito simbolizaba el
servicio eléctrico que se proporcionaba en todas sus múltiples manifestaciones;
generando y distribuyendo; tomando lecturas de medidores, atendiendo quejas y
reparaciones y además, como fiel servidor del hogar, de la industria y del
comercio.
La campaña pedía no olvidar que este
simpático personaje “será nuestro aliado en todas las ocasiones en que la Empresa tenga que tratar
con el público con relación a los servicios que presta, o bien nos ayude a
explicar el complejo y costoso proceso financiero técnico y administrativo que
requiere nuestro servicio público”.
Ese mismo mes de julio de 1957 inició
también la campaña de difusión por medio del documental “Historia de la
electricidad” exhibido en escuelas secundarias del Distrito Federal bajo el
principio de que Kilowatito era el servidor de los hogares y de la industria
mexicana.
Aquella operación permeó de manera
importante, sobre todo en la generación de alumnos de secundaria que realizaban
sus estudios en 1957, pero también de otras más. En abril del año siguiente ya
se estaba organizando el Club Kilowatito que promovió la
celebración de varios concursos con sus respectivas premiaciones como la de
“¡Viaje gratis todo el año…!” con un boleto que sirviera para utilizar
gratuitamente camiones, tranvías y trolebuses que circulaban en la ciudad de
México durante todo un año. Para marzo de 1960 se mandaron imprimir 50 mil
folletos Kilowatito lo que representó un positivo reflejo de la campaña
publicitaria que estaba alcanzando ese personaje, promovida por la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A.
Puedo afirmar que a poco más de cincuenta
años de su exhibición, el recuerdo de Kilowatito pervive, sobre todo entre
aquellos trabajadores que tuvieron ingreso a la empresa en la séptima década
del siglo pasado o que, por alguna razón supieron fuese por familiares,
referencias o anécdotas de la existencia del inquieto Kilowatito. Como puede
verse, la simpatía que provocó Kilowatito no quedó ni quedará en el
olvido gracias a que hoy lo recuperamos tras haber abierto el arcón de los
recuerdos…
SOBRE EL DOCUMENTAL “PROMETEO”
A finales de la quinta década del siglo
pasado, la Compañía Mexicana de Luz y
Fuerza Motriz, S.A. realizó una intensa campaña publicitaria que culminó
con uno de los trabajos más representativos. Se trata del mediometraje
denominado PROMETEO, en el que con
un excelente guión de Salvador Novo, la narración de Ramiro Gamboa y la
fotografía de Rubén Gámez, se logró una maravillosa obra que recrea desde el
mito de Prometeo hasta la poderosa
presencia de la naturaleza, dominada por el hombre en la agreste sierra
poblana, donde quedó asentada la planta Necaxa, la que, a partir del 6 de
diciembre de 1905 condujo la energía eléctrica a la ciudad de México en forma
permanente. Más adelante, se privilegia toda la infraestructura de la empresa,
así como la excelente mano de obra de miles, miles de trabajadores cuyo empeño
fue y siguiendo siendo el de prestar un servicio de calidad. Por fortuna, este
material cinematográfico está a salvo y bien valdría la pena que las nuevas
generaciones conocieran lo que representó para la historia de la industria en
México, durante la primera mitad del siglo XX la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., con lo que no
quedará la menor duda de que caminaba de la mano con el pujante progreso que
por entonces se declaraba en nuestro país.
Primer Intertítulo del mediometraje aquí reseñado.
Rubén
Gámez C., fue uno de los fotógrafos que, junto a Gabriel Figueroa, están
considerados como “Maestros”.
Salvador
Novo, Cronista de la Ciudad de México, colaboró en este enorme esfuerzo,
dejando un testimonio invaluable de sus conocimientos.
La
propia Revista LyF, Nº 68, del mes de
abril de 1960, p. 5-7 se sumó a la difusión de tan notable trabajo, por lo que
en sus páginas apareció publicado este reportaje.
Cierre de este gran documental.
El resto del material tiene un carácter
eminentemente técnico, pero valioso en la medida de sus propósitos preventivos.
Sin embargo, la extinción de LyFC produjo no solo la pulverización
de su comunidad, sino la desarticulación de la mayoría de sus fuentes de
información pues solo un pequeño porcentaje de la misma está recuperado, como
lo apuntaba al principio. Aquí me detengo a dar algunos detalles al respecto.
El AGN,
desde julio de 2010 recibió 1800 cajas ubicadas físicamente en la Galería N° 8.
Allí se encuentran documentos, planos, mapas y material fotográfico que ya fue
sometido a un primer tratamiento de estabilización, quedando pendiente la larga
tarea de su correcta clasificación y calificación.
CFE
en algún momento que desconozco, recibió para su custodia y conservación la
biblioteca que integró la desaparecida paraestatal, misma que constaba
aproximadamente entre 8 y 10 mil volúmenes. En espera que dicha transferencia,
realizada por el Servicio de
Administración y Enajenación de Bienes (SAE, por sus siglas) haya sido acogida en el término más razonado
posible por la CFE para que dicha
institución le de un uso conveniente, sobre todo entre la comunidad de
investigadores e interesados.
Sobre el resto del universo documental
creado en los últimos años (documentos activos), y el que se conservó por
razones archivísticas en condiciones de concentración e histórico desconozco su
destino. Sin exagerar he utilizado el adjetivo “universo” porque LyFC contaba con casi 500 centros de
trabajo, lo que supone una acumulación significativa de los mismos. Espero que,
como en otros casos de extinción, se haya aplicado la Ley de Sociedades
Mercantiles, en cuyo art. 237 se establece el tiempo de guarda al que se
garantiza dicha documentación, hasta que, al término del plazo, un comité habrá
de tomar decisiones sobre su destino. Lo particular de la extinción es que, al
causar estado, lo que legalmente significa “cosa juzgada” no quiero entenderlo
por ahora como el riesgo contundente de una desaparición o destrucción
irreversible de documentos que, si no comprometen al estado, como así quedó
manifestado en el principio de esta medida, por otro lado significan los únicos
elementos que podrían servir para reconstruir la historia de esta empresa
centenaria, misma que estuvo en servicio de 1903 a 2009. Y es que no solo se
trata de documentos. También deben considerarse otro tipo de publicaciones de
muy diversa naturaleza (sea técnica o administrativa. Incluso histórica o
literaria) y otra serie de expresiones artísticas como relieves, bustos, placas
conmemorativas, obra pictórica de las que lamentablemente no había un
levantamiento de todas esas piezas que hoy, bien podrían integrar un museo,
como el que ya comenzaba a reunirse con aproximadamente 300 piezas que estaban
bajo la iniciativa del proyecto tripartita del Archivo Histórico, una nueva
Biblioteca y el Museo del organismo, donde tuve oportunidad de participar.
El misterio que envuelve a todo este
patrimonio en riesgo, ha permitido que un pequeño sector de ex trabajadores y
jubilados, hayamos puesto en marcha diversas estrategias para su salvamento.
Una primera respuesta, con voluntad de actuar la ha mostrado el Comité para la Defensa del Patrimonio
Cultural, Tecnológico e Industrial del Sector Eléctrico, A.C. (CODEPACUTI, A.C. por sus siglas),
constituido desde el 18 de abril de 2012, con el siguiente cuadro de
integrantes:
PRESIDENTE
Antonio
Guadarrama Saucedo
SECRETARIO
Francisco
Javier Carrillo Soberón
TESORERO
Miguel Soto
VOCALES
Miguel Ángel
Guzmán Melgarejo, César A. Torroella Labrada,
Jorge Herrera
Ireta, Miguel Ángel Kaisser Espinosa
…y
al cual el autor de esta ponencia se ha integrado recientemente.
En
su “declaración de principios” se establecen propósitos tan importantes como lo
siguiente:
En las
últimas décadas del siglo XX los cambios operados en la manera de entender el
pasado y la modificación a los paradigmas de la ciencia histórica, trajo
aparejada la aparición de una serie de nuevas ramas o especializaciones de la
Arqueología; entre ellas la Industrial, que pone el acento en aspectos de la
vida cotidiana de nuestros antepasados más recientes, lo que implica
reflexionar acerca de la importancia que tiene el rescate de un patrimonio que
día a día tiende a desaparecer frente nuestros ojos ante la acometida del paso
del tiempo y de un, muchas veces mal entendido, criterio de progreso.
La rápida e inexorable aparición, auge, y en
algunos casos, desarrollo de nuevas tecnologías, procesos de fabricación y
nuevos materiales hacen que una planta industrial, un edificio público, un
archivo o una simple instalación, se consideren como algo obsoleto e inútil.
Sin embargo, no perdamos de vista que son joyas invaluables y se deben
considerar parte de los antecedentes históricos que le dan vigencia a nuestro
presente y futuro, por lo que ese acervo se debe constituir en un auténtico
museo vivo, que debemos preservar para evitar pérdidas irreparables en la
Historia.
Bajo estas consideraciones, aceptemos que se
hace necesario resguardar y preservar la infraestructura de la industria
eléctrica en México, construida a partir de la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del XX. En esos años se asistió a una verdadera revolución no sólo en
técnicas constructivas y soluciones tecnológicas y de ingeniería sino en el
propio desarrollo y uso de la energía eléctrica, que se proyectó como símbolo
de progreso, dando un gran impulso a otras actividades industriales,
comerciales y del transporte, las que propiciaron un significativo, desarrollo
económico, cultural, tecnológico e industrial en México.
Esta parte del patrimonio industrial tiene
un grave problema: Ni las instituciones gubernamentales, ni la sociedad, ni aún
los integrantes de las comunidades donde se encuentran, reconocen su valor
histórico. La expoliación de las instalaciones industriales en México es
constante; la indiferencia de la clase política y, en parte, de los propios
integrantes de las comunidades en dónde se localizan -poco conscientes de su
valor-, hacen peligrar algunas joyas de la ingeniería y la arquitectura
industrial del Sector Eléctrico.
A la fecha no existe en México normas
específicas que protejan el patrimonio tecnológico e industrial, y a pesar de
que el propietario de las instalaciones vinculadas a la industria eléctrica es
el propio Estado mexicano, no se hace un esfuerzo importante en la vigilancia y
preservación de estos lugares, ni se les considera como elementos protegidos
por la ley. Existen pocos medios para controlar estas situaciones. La
desaparición progresiva del patrimonio industrial es un hecho.
Estamos en riesgo de perder el patrimonio
cultural, tecnológico e industrial de la industria eléctrica, patrimonio que
tal vez nunca podamos recuperar. A veces, incluso, se dan casos en los que se
quieren proteger elementos industriales pero las propias instancias gubernamentales
lo limitan y lo impiden. Para muchas personas la arqueología industrial no es
historia: ¡es sólo chatarra!
Nos proponemos divulgar la
existencia y estado físico del rico patrimonio cultural, tecnológico e
industrial del Sector Eléctrico; daremos a conocer cómo se ha venido actuando
en torno a este patrimonio industrial. No evitaremos dar nuestra opinión en
temas que consideremos de importancia. Simple cuestión de independencia y
credibilidad.
Pretendemos ser una referencia en materia de
conservación, desarrollo y reutilización del patrimonio cultural, tecnológico e
industrial del Sector Eléctrico
Estamos convencidos que podemos
hacer mucho por la conservación de estos bienes que, indudablemente, pertenecen
a la Nación. Declaramos que hacemos nuestros los mismos objetivos que se han
fijado el Comité Internacional para la
Conservación del Patrimonio Industrial Sección México (TICCHI), y el Consejo Internacional de Monumentos y
Sitios (ICOMOS). Que emprenderemos propuestas y acciones de sensibilización
dirigidas a los Miembros del Congreso de la Unión, a los funcionarios de la
Administración Pública, a instituciones culturales, científicas y académicas,
públicas y privadas, así como a toda la sociedad.
“Por la defensa del patrimonio
cultural, tecnológico e industrial”.
De nuevo, y volviendo al tema que hoy
presento y comparto con ustedes, debo confesar que he pretendido despertar su
interés, inoculándolos del significado que representa la condición tan
particular que enfrentó la paraestatal LyFC
y el que es hasta ahora, todo su patrimonio cultural visto y entendido también
desde la arqueología industrial, lo cual significa un motivo suficiente para
contemplarlo como piedra de toque en estudios de historia contemporánea o de la
ciencia, particularmente en México.
Finalmente, creo que el fondo
cinematográfico posee alto grado de información para los investigadores, sobre
todo por el hecho de que es por ahora la única fuente para consulta, la cual a
través de todas sus imágenes en movimiento, permiten explicar o hacer entender
la dinámica con la que apoyándose en el cine, Luz y Fuerza del Centro pudo encontrar no solo espacios, sino
receptores por miles en la población ubicada en la zona centro del país. De
igual forma, la expresión cinematográfica en sus distintos formatos y soportes
sirvió para permear una cultura de prevención entre sus empleados, procurando
evitar los accidentes, aunque siguiera presente el riesgo de percances mortales
por descargas eléctricas.
Por todo lo anterior, es posible adelantar
que este fondo se convierte en el primero en condiciones de ser consultado por
los investigadores e interesados, seguro de que encontrarán un importante
documento visual con el cual obtendrán alguna información de la centenaria
empresa, hasta en tanto no se reúna o se rescate la gran cantidad de otros
fondos. Estoy convencido de que el universo documental siendo eso, un universo,
debió haber quedado sujeto a la legislación vigente, siendo el SAE la instancia oficial que hasta el
momento sigue ocupándose del proceso de extinción mismo. La toma por parte de
la Policía Federal en los momentos en que se consumó aquella medida extrema,
trajo consigo el saqueo. Días más tarde, el SAE, apoyado por autoridades del AGN comenzó la intervención documental. Desconozco si la hubo en
caso de otros patrimonios o expresiones para su puntual conservación, ya que
desaparecieron diversas piezas que estaban a la vista de quienes trabajamos
para la empresa. En cuanto a la condición de arqueología industrial, el intento
apenas comienza y los pasos ya dados hasta ahora son pocos, aunque resultan muy
sólidos por su contundente búsqueda de información entre expertos y académicos,
que habrá de consolidar con el apoyo de instituciones o instancias nacionales o
extranjeras con suficiente criterio de sensibilidad para atender el caso.
Hasta aquí con un pequeño avance, convertido
quizá en una de las primeras respuestas del salvamento a que nos hemos
propuesto recuperar, con objeto de reconstruir la historia de Luz y Fuerza del Centro.
Muchas gracias.
Ciudad de México, 27
de noviembre de 2013.
[1] Maestro en Historia y Candidato al
Doctorado en Historia (de México) por la U.N.A.M.
Director del Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. En el ámbito
digital, es responsable de dos blogs: APORTACIONES
HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS (http://ahtm.wordpress.com/)
así como de LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA
HISTÓRICA (http://kilowatito2009.blogspot.mx/)
es, por tanto un comprometido investigador
del acontecer histórico de tanto en la fiesta de toros en México, como en la
historia de la electricidad en México, aplicándose a profundidad en los quehaceres del ámbito que corresponde
a los archivos históricos.
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