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domingo, 18 de mayo de 2014

NARRACIÓN DE HECHOS SOBRE EL AMARGO CASO DEL “VERONICAZO” EN JULIO DE 1952. SIGUE...

EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS. A 100 AÑOS DE SU FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN. (1914 – 2014). PARTE XIX.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

¿QUÉ OPINIÓN LE MERECIÓ AQUEL ACONTECIMIENTO A LUIS ALVARADO TELLO?

   Toca el turno a uno de los integrantes de varios comités que encabezaron la presencia del Sindicato Mexicano de Electricistas, por lo menos desde 1952 y hasta unos 20 años después. Cuando emitió su propio sentir, se encontraba como integrante del Departamento de Trabajo. Más tarde ocuparía, entre otros cargos, el de director de Lux. La revista de los trabajadores.

LIBERTAD y UNIDAD SINDICAL.

   La lucha ha terminado; ganó nuestra causa: la causa de la libertad y la justicia. Aparentemente fue un fácil triunfo, una victoria sencilla, pero los elementos que poseía el enemigo eran muy poderosos: la mentira y el cohecho. Estas armas bien usadas causan hondas heridas en el espíritu humano, y su uso fue el preferido por el enemigo, para desorientar y amedrentar a los trabajadores, en la batalla por obtener nuevamente los derechos más elementales que consagra el artículo 123 Constitucional, tratando con ello de empañar la actuación y deseos del Sr. Presidente de la República, en su Régimen de Derecho y de amistad a las clases trabajadoras del país.[1]
   La gran visión de Julio Vargas y Tobías Chanín, al presentarse ante nuestros ex Secretarios Generales Francisco Alvírez, David Roldán Gallardo, Luis Espinosa Casanova y Manuel Paulín Ortiz, e invitarlos a que con su experiencia y conocimientos nos guiaran en la lucha de libertad y de justicia, por los senderos rectos de la Ley y de la Ética, produjo sus frutos, ya que estos hermanos mayores, como los consideramos, no pusieron la menor traba, y como un solo hombre y una sola voluntad, se unieron a nuestro movimiento, y junto con nuestro Directorio,[2] nos condujeron al triunfo, a la victoria del Sindicato Mexicano de Electricistas y del movimiento obrero nacional. De ahora en adelante podrán temblar los malos líderes, pues ya el obrero mexicano empezó a entrar al periodo de la madurez, y se podrá sacudir a los dirigentes nefastos a los intereses de los trabajadores. El Sindicato Mexicano de Electricistas puso nuevamente el ejemplo a la clase trabajadora de México, al emanciparse de las tiranías lideriles.
   Pero que este esfuerzo, esta lucha, esta conquista, no queden estériles para el futuro. Deben reformarse nuestros Estatutos en las cláusulas que perjudiquen a la colectividad, favoreciendo a un pequeño grupo. Deben quitarse las que se presten a la dictadura sindical y los que medren con la situación económica de los trabajadores.


He aquí una evocadora imagen del “Patio de Verónica”, fechada en agosto de 1962, por el “Departamento de Publicidad” de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. Colección “Griselda Guevara” (q.e.p.d.).

   La tarea del Comité Central y las Comisiones será ardua y fatigante. Pero no deben desmayar, deben dedicar todas sus energías y conocimientos a reorganizar a nuestro querido Sindicato. Que la misión que conferimos a Julio Vargas Herrera como Secretario General, sea atinada, efectiva y de absolutas realidades, y no vanas promesas.
   La principal obligación de todos los trabajadores electricistas es unificarse íntegramente en rededor del Comité Central actual, no importando al grupo que pertenecieron. La lucha entre hermanos ya terminó, y es un deber estatutario adherirse a la voluntad de las mayorías. Cualquiera labor que posteriormente al reconocimiento oficial se quiera hacer es ilegal y debe considerarse como labor antisindicalista, y por consecuencia, debe ser severamente penada. Esto no debe interpretarse como amenaza, sino que es un acto de disciplina que debe existir en todas las instituciones democráticas, puesto que no se puede hablar de derechos sin haber cumplido primero las obligaciones más elementales. Los derechos de un hombre terminan donde empiezan los de otro, y por eso nuestro triunfo no debe interpretarse como facultativo para lesionar los derechos de otro trabajador. Nuestra lucha tuvo como mira principal terminar la corrupción sindical, y por ello debemos tener fe absoluta en nuestro actual Comité Central y confiar en que sabrán responder a los anhelos que tenemos forjados en el porvenir.
   Las promesas que salieron del histórico patio de Verónica deben cumplirse fielmente, para que no haya el menor empañamiento en las funciones de los representantes en general. Que quede grabado perfectamente en la mente de cada uno de los agremiados del Sindicato Mexicano de Electricistas, el motivo fundamental de nuestra lucha, y así, cada uno de los funcionarios sindicales no dudará en la trayectoria a seguir en los diferentes problemas que se les presenten. La historia no debe repetirse; el precedente que se acaba de sentar, que sea definitivo en la historia de nuestro Sindicato, y del movimiento obrero nacional.
   La causa ya está ganada, pero es sólo el principio; los elementos que integran nuestro Comité Central y las Comisiones Autónomas, son elementos capaces e idealistas, y sus energías deben dedicarlas al encauzamiento y engrandecimiento de nuestra magna organización sindical.
   Nuestra confianza, nuestra fe y nuestro progreso, quedan depositados en este Comité de la Libertad y de la Justicia; que nuestro glorioso lema sea ahora una verdadera realidad, y que sea por el bien del proletariado y de una Patria más grande y limpia. ¡Viva el glorioso Sindicato Mexicano de Electricistas!

Lux. La revista de los trabajadores, año XXV, 2ª época, 15 de septiembre de 1952, N° 1, p. 7. Material perteneciente a la Colección “Fátima Alvarado”.

   La rigurosa opinión de Alvarado Tello deja ver la urgente necesidad de modificar unos estatutos que permitieron diez años de terror, corrupción, inmundicia y demás aberraciones de un reducido pero selecto grupo de dirigentes sindicales, que se valieron de la institución, en este caso el Sindicato Mexicano de Electricistas para medrar, corromperse, enriquecerse y adquirir un poder que los hizo intocables. Grupos o personajes con semejante perfil los ha habido en diversas etapas de la historia no sólo del Sindicato Mexicano de Electricistas, sino de muchas otras instituciones sindicales de este y otros países donde se mantienen vigentes tales agrupaciones. El asunto que derivó en el ya mejor entendido caso de “El Veronicazo” deja ver a las claras la forma en que aquel “Comité Central”, encabezado por el “señor Senador Juan José Rivera Rojas” terminó sus días en la forma más denigrante e inesperada. Por fortuna los acontecimientos en el “Patio de Verónica” en julio de 1952, dieron motivo para el desarrollo no sólo de la teoría sino de la praxis que urgían al interior del S.M.E., y con ello superar el grado de desgracia en el que se encontraba la alicaída institución sindical por aquel entonces.

CONTINUARÁ...



[1] Debo mencionar que en esos momentos, todavía era Presidente de la República, el Lic. Miguel Alemán Valdés, cuyo periodo comprendió del 1° de diciembre de 1946 al 30 de noviembre de 1952.
[2] En palabras, lo suficientemente sencillas el término Directorio se refiere a la que fue penúltima forma de gobierno adoptada por la Primera República Francesa mientras transcurrió la Revolución francesa. Su vigencia comprendió el periodo del 26 de octubre de 1795 al 9 de noviembre de 1799, fecha en la que se consumó el golpe de estado del “18 de brumario” con lo que se instauró el Consulado. El Directorio quedó establecido para dejar atrás un auténtico periodo de terror impuesto por la fracción más extrema de los jacobinos con lo que se logró equilibrar el sistema político francés a una condición más conservadora.

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