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viernes, 18 de julio de 2014

LÍNEA VIVA, DE ROGELIO MUCIÑO CASTAÑEDA. (Q.E.P.D.)

RECOMENDACIONES y LITERATURA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   En el histórico registro de la “Resistencia”, aquel movimiento donde los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) que no se liquidaron, estos mantuvieron un espíritu de esperanza, el cual esperaban se tradujera en la reinserción laboral (misma condición que tenemos muchos otros quienes también fuimos integrantes de dicha comunidad). El extremo del mismo fue una huelga de hambre, sostenida por varios “smeitas” que asumieron resistir los duros días en que apenas, a base de agua, miel y suero, pudieran soportar lo tremendo de aquella decisión. Entre esos impetuosos compañeros, estuvo Rogelio Muciño Castañeda (1955-2013).


   El compañero Rogelio, quien trabajó en el Departamento de Distribución Foráneo (sector Iztapalapa), como sobrestante y en algún momento fue incluso responsable de la bodega de paso del propio sector, se distinguió como un trabajador ejemplar, pero también como un elemento valiosísimo en la pesadilla que significó para tantos obreros perder “nuestro trabajo injusta e ilegalmente sin previo aviso, por un gobierno que con el diálogo de los fusiles arrojó a la calle  a cuarenta y cuatro mil trabajadores (…)”
   Como consecuencia de los estragos en la huelga de hambre, dichas condiciones aceleraron el fin de sus días, luego de enfrentar duros días, duros tratos que siempre se vieron compensados con la presencia solidaria y fiel de su esposa Rocío García y de su hijo. Pero Rogelio tuvo la capacidad de alternar sus cotidianas labores con otras inquietudes como fueron las teatrales, para lo cual decidió acercarse al desaparecido movimiento denominado Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), donde se manifestó “como actor, como teatrero…” Además, tuvo la enorme virtud de alternar dichas actividades con la escritura, de la cual resultó buena parte de un pequeño testimonio que ahora circula a modo de libro, el cual lleva el título Línea Viva.

Rogelio Muciño Castañeda: Línea viva. México, Compañía Editorial Impresora y Distribuidora, S.A., 2014. 63 p. Ils., fots.

   Hombre de palabra fuerte, iconoclasta, contestatario como el que más, fue consciente de su destino, un destino que, como el de muchos no estaba marcado en la forma que solíamos imaginarlo, pues hubo de por medio un terrible factor que lo cambió radicalmente. En ese sentido, Rogelio supo traducir toda aquella tragedia, todo el dolor que significó entre nosotros los electricistas, aquella penosa decisión del estado, encabezada por el señor Calderón, de acabar con nosotros a base de mentiras. Como se ha visto en estos últimos tiempos, cada vez es más evidente que se excedieron en el cumplimiento de la orden, primero la de quitarnos de en medio, y luego de ofrecer, a manera de botín la infraestructura que incluía, entre otras cosas el componente necesario para echar a andar el gran negocio del “triple play”. Todo eso, gracias a que el señor negocio pudo más que la sensibilidad y la inteligencia de los gobernantes, que no los hubo. Fueron en esencia dos o tres encapuchados cuyos nombres son difíciles de pronunciar, debido a lo indigno de su proceder (¿verdad señores Calderón, Lozano y Kessel?).
   A lo largo de una lectura que no podría decir en estos momentos que se disfruta precisamente, sino que se reflexiona y se razona en términos de su contexto Línea viva va acompañada, además por los generosos testimonios de León Chávez Teixeiro, José Humberto Montes de Oca Luna y otras pequeñas muestras no sólo en prosa. También en verso que Rogelio legó como forma de memoriosa experiencia, la de aquellos y duros días que se convirtieron en el referente de la “Resistencia” electricista. Ya le dedicaré en breve una de las secciones especiales en la columna: Luz... a los poetas… Fuerza... a los poetas que forma parte en la presente opción digital.
   ¿Cómo conseguir el libro?
   Recomiendo a todos aquellos interesados, se comuniquen con los compañeros de “Radio S.M.E.” (aquí la liga: http://www.sme.org.mx/), sitio donde encontrarán la respuesta amable de los “camaradas”.
   Vale la pena comenzar a recoger la historia de este singular movimiento, al que faltarán muchos otros testimonios, como el de esa enorme cantidad de impresos que circularon, y siguen circulando, y donde se encuentra todavía vivo el aliento de sus esperanzas. Debe tratarse de un cúmulo muy importante, incluso de panfletos, folletos y demás documentos que, en sus particulares discursos, existe la noble y espontánea preocupación por seguir difundiendo el espíritu de un movimiento legítimo, el cual solo espera la solución de gobernantes omisos, que parecen extender la actitud que asumió el sexenio pasado, cuyas principales cabezas cometieron delito de lesa humanidad, y que para desgracia de nuestro pueblo, siguen libres. Incluso metidos en la continuidad de asegurar el negocio por el que se prestaron impunemente a convertirse en represores.
   De todo esto nos habla y nos cuenta desde su muy particular estilo Rogelio Muciño Castañeda, a quien sin haberlo conocido personalmente (muchos años trabajé en la Gerencia de Construcción, y luego pasé al “Archivo Histórico”, dependiente de “Archivo y Correspondencia”) me deja con su imagen y sus palabras, la enseñanza del trabajador responsable, la del ser humano que exploró otros caminos, los cuales se materializaron de distintas maneras, una de las cuales, fue su decidida convicción de que al sumarse al movimiento de resistencia, entre otras frases se le escuchara decir:
   -“Vamos a ganar, ¡estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias!”
   De este guerrero que ya se extraña, pero imprescindible como aliento para seguir en la batalla, es que debemos hacer nuestra su bandera, y sus consignas más sinceras:

¡Viva la unidad de la resistencia del SME!

¡Hasta la Victoria!

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