CENTROS DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES
y DESARROLLO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Durante los primeros 50 años del siglo
pasado, la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A. fue ejemplar al
atender lo mismo, los grandes servicios que la comprometieron (tal es el caso
de sus sistemas hidro o termoeléctrico), que el tejido de una serie de
infraestructuras, las cuales, hasta hoy día, a pesar de que fue desaparecida de
manera irresponsable, permanecen firmes en muchas partes de la ciudad de
México, zona conurbada, y estados como el de México, Puebla, Morelos e Hidalgo,
donde se concentra el mayor porcentaje de población en la zona centro del país.
Un trabajo que marcó a la ya bien conocida
Luz y Fuerza del Centro fue el de la electrificación de las colonias
proletarias, actividad que para los años 50 del siglo pasado fue
responsabilidad, entre otros, de los Ingenieros L. G. Galán así como del
recordado Odón de Buen Lozano. Veamos cómo se planteó tal propósito.
Las colonias proletarias ubicadas dentro del
área capitalina, han creado a la ciudad, una serie de problemas a consecuencia
de la falta de previa planificación urbana. Entre esos problemas destacan por
su importancia la escasez de servicios públicos, sin excluir el del alumbrado.
En efecto, dichas colonias se improvisan y desarrollan sin plan alguno. Están
formadas por personas que suelen agruparse en las orillas de los ríos o en
terrenos baldíos, en donde construyen humildes habitaciones con pedazos de
madera, adobe, cartón y joja de lata. En superficies reducidas, se aglomeran
familias que soportan una vida precaria en la que carecen de los más
elementales servicios.
Con el tiempo estas colonias van
evolucionando, surgen construcciones de mampostería, las cuales se alinean; las
autoridades intervienen, construyen escuelas y mercados; y se les dota de
drenaje y de agua potable.
Esta paulatina evolución obligó a la
Compañía a suministrar otro de los servicios necesarios e indispensables como
lo es la energía eléctrica, a fin de incorporar estas zonas al nivel de vida de
una metrópoli avanzada como es la nuestra.
Algunos de los habitantes de estas colonias
hacen uso del servicio eléctrico sin contrato, pero una mayoría de ellos
también obtuvieron un servicio legítimo, mediante la firma de un contrato. Tan
marcado es esto que en algunas Juntas de Mejora de las Colonias mediante
camiones con equipo de sonido, se realizaron labores persuasivas a efecto de
que los habitantes tuviesen en orden sus instalaciones eléctricas, entre otras
razones para evitar accidentes.
Entre las muchas colonias beneficiadas
figuras: Gertrudis Sánchez, 20 de Noviembre, Malinche, Nueva Tenochtitlan,
Bondojito, La Joya, Tres Estrellas, Río Blanco, Escuadrón 201, Faja de Oro y
Belisario Domínguez.
La inversión requerida para dichas obras,
ascendió, por aquellos años 50 a cuatro millones de pesos habiendo resultado
beneficiados más de doce mil habitantes. Durante 1955, se remataron servicios
en colonias como Gabriel Ramos Millán, Seguro Social y Olivar del Conde, con
una población de más de veinte mil habitantes.
Para efectuar los trabajos de
electrificación de cada colonia se requirió como promedio, un esfuerzo de
cuatro meses.
El camino que hay que recorrer para
solucionar este problema es aún largo, como afirmaba el propio Ing. L. G.
Galán, a la sazón Jefe de Estimadores, por
lo que “esperamos que algún día no haya Colonia en el Distrito Federal,
desprovista del indispensable servicio de luz”.
El propósito de la Compañía en ese sentido,
fue cooperar activamente con las autoridades para abolir las condiciones
precarias de vida, que por desgracia, existen y siguen existiendo en estos
barrios pobres. Por tanto, la electrificación de las colonias proletarias,
tiene un gran sentido social como parte de su mejoramiento urbano a fin de
elevar el nivel de vida de este importante sector de mexicanos.
Datos tomados de la Revista LyF, año I, N° 11, julio 1° de 1955, p. 1 y 2.
No hay comentarios:
Publicar un comentario