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miércoles, 5 de junio de 2013

¿SABÍA USTED QUE…?

LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. LÍNEAS DE TRANSMISIÓN… O LÍNEA DEL TIEMPO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Al darse a conocer la autorización del convenio 0-029 y de fecha 24 de febrero de 1958, este contenía en su parte sustancial lo siguiente:

En atención a que, con motivo de la supresión de la vía del Ferrocarril de Necaxa a Beristain y del Garitón a la Mesa, prácticamente han quedado suprimidos los trabajos de mantenimiento del Ferrocarril del Departamento de Necaxa, por lo que el personal de la entonces sección Ferrocarril, siguió prestando sus servicios con nuevas funciones en la propia planta de Necaxa.

   Por lo que muy pronto desapareció de aquel escenario todo un sistema que por más de 50 años funcionó en los alrededores del complejo hidroeléctrico Necaxa, Patla, Tepexic y Tezcapa.

Los señores Cisler y Draper, importantes funcionarios de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., operando la “Burrita”, emblemática pieza ferroviaria, que formaba parte de aquel contingente, mismo que, para 1958 desapareció de la infraestructura de la empresa.

   Esto viene a cuento para comentarles el siguiente pasaje:

Que desde 1956 comenzó a desmantelarse la vía de ferrocarril propiedad de la Compañía de Luz que comunicaba las poblaciones de Necaxa, Huauchinango y Totolapa, con su terminan la Estación El Carmen en el Estado de Puebla. Tal servicio tuvo que ponerse en marcha tan luego iniciaron las obras de la futura planta Necaxa, esto por el mes de junio de 1903. Se planeó un camino carretero entre la estación “Santiago”, que era la Terminal del Ferrocarril de Hidalgo, en su ramal de Tulancingo, y Necaxa. Había camino hasta Huauchinango, pero de allí a Necaxa solamente se iba a caballo. El problema del transporte de trabajadores y materiales para Necaxa, era muy serio; al principio se pensó en solucionarlo por medio de tractores de vapor que hacían el recorrido por la carretera recién construida, pero en la temporada de lluvias había grandes dificultades, por lo cual la Compañía se decidió a financiar al Ferrocarril de Hidalgo, para que tendiera un ramal desde Santiago hasta Beristáin. Luego, sobre la carretera que construyó la Compañía entre Beristáin y Necaxa, fue puesta la vía férrea que iba de la estación Carmen a Necaxa.

   Por fortuna, en la recordada Revista LyF apareció una hermosa y evocadora crónica realizada por el señor Francisco Javier González Pardo,[1] quien prestó sus servicios en la planta Necaxa como Oficial Mayor de la mencionada división entre 1909 y 1939. 

   Nos dice don Francisco Javier: 

   El ferrocarril Necaxa-Carmen, propiedad de la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., fue siempre un pequeño ferrocarril industrial pero que, con el paso de los años, logró hacer historia.

   La línea comunicaba las poblaciones de Necaxa y Huauchinango-Totolapa y su Terminal, Estación El Carmen, del Estado de Puebla. En una breve extensión de 30 Kms. el ferrocarril ascendía o descendía la friolera de 700 metros con pendientes hasta de 7.5% a través de una de las zonas montañosas más imponentes  y pintorescas de la República. En el recorrido, se prodigaban hasta 315 curvas, algunas de ellas de 60 grados, usándose en la vía, riel de 40 libras.

   El ferrocarril contaba con 3 locomotoras de montaña tipo cremallera de 33 toneladas marca Shay, 5 locomotoras de bielas de 20 toneladas marca D. K. Porter; 25 plataformas de distintas capacidades hasta 30 toneladas y 15 carros caja de diversa capacidad.

   Con este equipo se transportaron durante la época de construcción de las presas, canales, plantas y túneles del Sistema Necaxa, toda la maquinaria pesada y materiales en general que se requirieron. Para pasajeros se disponía de dos carros llamados “Necaxa” y “Carmen”; tres autovías marca American Oldsmobile y Adda. En estos cinco vehículos se trasladaban trabajadores y empleados a distintos lugares. Con frecuencia el ferrocarril transportó a los señores Ing. G. R. G. Conway y W. H. Fraser, Presidente y Gerente, que fueron por mucho tiempo de la Compañía, quienes solieron acompañar a personajes distinguidos en la política, la industria y las finanzas de México.

   Con seguridad no hubo ningún ferrocarrilerito [sic] particular en toda la vida de México, que haya transportado a cinco Presidentes. A bordo de los mejores carros de pasajeros viajaron por los vericuetos de la zona hidro-eléctrica de Necaxa, a lo largo del tortuoso trayecto, los señores Presidentes Gral. Don Porfirio Díaz, Don Francisco I. Madero, Gral. Álvaro Obregón, Gral. Venustiano Carranza y Gral. e Ing. Don Pascual Ortiz Rubio. En sus giras los acompañaron miembros de sus Estados Mayores y de sus gabinetes.

   Tal vez el hecho más extraordinario en la historia de este ferrocarril, construido para propósitos tan diversos, fue la conducción del cadáver del Presidente Carranza, procedente del pueblo de Tlaxcalaltongo hacia Beristáin, Puebla, para ser conducido posteriormente por el ferrocarril Hidalgo a la Ciudad de México.

   La visita de los Presidentes estuvo más que justificada por tratarse de conocer las instalaciones de una Compañía entonces joven, que desde aquel tiempo habría de tener una importancia trascendental para toda la República y en especial para el abastecimiento de energía eléctrica de la zona central. La trágica muerte del Presidente Venustiano Carranza, lo hizo figurar, fortuitamente, en uno de los episodios más dolorosos de la historia de la Revolución Mexicana.

   El ex–ferrocarril de Necaxa construyó un ramal de 7 Kms. que conectaba los diversos puntos del Sistema con Tlalchichica, ramal que se hizo indispensable para la construcción de la planta de Tepexic.

   Los imperativos del progreso hicieron que este pequeño ferrocarril resultase inútil. La carretera lo desplazó.[2] Pero no podemos menos de publicar esta nota reminiscente puesto que el ferrocarril no solamente escribió una página industrial de gran importancia para la Compañía y para México, sino que él y sus trabajadores tomaron parte en episodios que ha registrado nuestra historia.

NOTA:

Si desea entrar en contacto con el autor de estos trabajos de investigación, recopilaciones, y demás asuntos relacionados con la reconstrucción de la historia de Luz y Fuerza del Centro, o simplemente conocer su obra, con gusto lo remito a la "liga" en que aparecen sus datos curriculares: 


En la cejilla "Acerca del autor", se encuentran todo mi perfil profesional, así como un archivo PDF que reúne toda mi obra, publicada desde 1987 y hasta nuestros días. 

Muchas gracias.


[1] Revista LyF. Publicación mensual al servicio de los trabajadores de la Cía. Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A. y sus subsidiarias, Año II, Nº 26, octubre 1º de 1956: “Ferrocarril que desaparece”, 9-11.
[2] Durante el sexenio del Lic. Miguel Alemán inició un cambio industrial sin precedentes en nuestro país. El sistema ferrocarrilero, hasta entonces uno de los más eficiente e integrados de la nación, comenzó a decaer con motivo de la construcción de diversas carreteras que sirvieron como válvula de escape a nuevos caminos, así como el aliciente para impulsar el mercado y el comercio.

2 comentarios:

  1. Pero las Shay son de cardán, no de cremallera y menos las Porter, de ambas quedaron una en el desaparecido MuTec

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  2. Estimado Héctor Hugo "laratram001":
    Agradezco como siempre tan atinados comentarios, lo que permite tener la certeza de que personas como tú, tienen un amplio conocimiento al respecto de temas como el presente.
    Confieso que desde un principio, me sujeté a la cita que fue tomada de la "Revista LyF". Por tanto, la declaración que proporcionó en su momento Francisco Javier González Pardo, aunque se toma como válida, es sujeta de precisiones como la tuya, lo que agradezco infinitamente.
    Aprovecho para enviarte un cordial saludo desde esta opción digital.

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