CENTROS DE TRABAJO EN
LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.
POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
En pasadas ocasiones me he ocupado de otros
tantos datos provenientes de la planta “Nonoalco”, la cual jugó un papel
relevante en la infraestructura de la entonces Compañía Mexicana de Luz y
Fuerza Motriz, S.A., así como también de la Compañía Mexicana de Tranvías,
cuando ambas empresas trabajaban conjuntamente.
En esta ocasión, y gracias a que pude tener
acceso a una interesante publicación de la época, y que llevó el nombre de Tranvías y Luz, me permito compartir con
ustedes sobre lo que se pensaba en aquellos tiempos al respecto de un elemento
prioritario como una planta eléctrica.
LA ESTACIÓN DE
NONOALCO
La estación de Nonoalco puede considerarse
como el cerebro que gobierna las actividades de las Compañías de Tranvías y de
Luz, distribuyendo la energía necesaria para mover los carros en todo el
Distrito Federal., y los motores en las fábricas, calentar los radiadores y
estufas, y proporcionar el alumbrado público y particular. Allí llega la
poderosa corriente eléctrica transmitida desde Necaxa, encargándose el operador
de distribuirla a las diversas estaciones secundarias, en diferentes puntos de
la ciudad, de acuerdo con las exigencias del servicio de tracción y de luz,
transformándola en alta o en baja tensión respectivamente. Las plantas en
Indianilla, La Verónica, La Nana, Churubusco, Mixcoac y Xochimilco, reciben la
corriente de la planta matriz en Nonoalco y la transforman de 20,000 volts
corriente alterna a 600 volts, directa, si es para mover los tranvías, o en 216
voltios si es para alumbrado.
El operador de Nonoalco es un verdadero
dictador de energía eléctrica y a él llegan todos los avisos de accidentes,
desprendimiento de cables, interrupción de la luz, etc., por los cuales se rige
para suministrar corriente aumentando o disminuyendo su volumen en determinadas
zonas, según lo requiera el caso, y ordenando que se hagan las reparaciones
necesarias.
Con tal motivo el operador de Nonoalco
necesita una cooperación efectiva del Departamento de Trafico, en lo que se
refiere a la exactitud y escrupulosidad con que se le den los avisos de los
accidentes o desperfectos, pudiendo así dictar sus órdenes, en beneficio del
buen servicio.
Supongamos que por una razón cualquiera hay
necesidad de desviar los carros por determinada línea, haciéndolo tomar otra
ruta. Esto ocasiona un consumo mayor de corriente eléctrica en la nueva ruta
que toman los carros, originando a su vez que se abra la “quebradora”[1] en la planta correspondiente. Si se da aviso oportuno de
la desviación que se hizo, el operador de Nonoalco enviará mayor cantidad de
corriente a la planta que lo necesita, para que el servicio de haga con
regularidad y no sufra ningún trastorno.
Hay necesidad también de hacer hincapié
sobre la conveniencia de informar con precisión acerca de la importancia de un
desperfecto, a fin de que al ordenar la recuperación se le de la preferencia
que merezca.
Por ejemplo, el operador de Nonoalco recibe
aviso de que en Xochimilco se desprendió una “oreja”[2]
y piden con urgencia que se envíe el carro elevado para hacer la reparación
cuanto antes, porque hay peligro de que el servicio se suspenda de un momento a
otro. El aviso es apremiante y piden que salga inmediatamente el carro.
Casi al mismo tiempo el operador recibe otro
aviso de que en la Avenida del 16 de Septiembre el cable está flojo y dos “vientos”[3]
se han reventado, pidiendo también el envío inmediato del carro.
He
aquí un generador de turbina de vapor de 500 caballos de fuerza, en la
instalación de la antigua planta de vapor de Nonoalco, ciudad de México (Ca.
1910). Col. del autor.
Como el mensaje de Xochimilco hizo creer que
el desperfecto allá era muy serio, se le dio preferencia y se envió el carro
reparador, pero al llegar se vio que la reparación muy bien pudo esperado dos o
tres horas sin que se resintiera el servicio. En cambio, en la Avenida del 16
de Septiembre sí urgía que la reparación se hiciera inmediatamente y hubo
necesidad de esperar a que regresara el carro elevado. Si el empleado que envió
el mensaje desde Xochimilco, hubiese tenido la precaución de observar
cuidadosamente el desprendimiento de la “oreja”, avisando que no era de
inmediata necesidad la reparación, sino que podía esperar dos horas, el carro
hubiese ido primero a la Avenida del 16 de Septiembre en donde sí se necesitaba
con urgencia.
Por lo tanto, es de recomendarse al personal
de tráfico que de a sus informes la importancia que efectivamente merezcan, sin
decir que urgen una reparación inmediata a más que en los casos que así lo
requieran, comunicando en los demás cuánto tiempo puede tardar, en su opinión,
en llegar el personal correspondiente al sitio del desperfecto. En la
actualidad, como a todos los casos se les da el carácter de extraordinaria
urgencia, el operador de Nonoalco da preferencia a las órdenes de compostura
según su criterio personal. Así se logrará que las reparaciones se hagan con
mayor rapidez y oportunidad, porque irán siendo efectuadas de acuerdo con la
importancia del peligro que ofrezcan al servicio.
Tranvías y Luz, T. I, México, D.F.,
junio 15 de 1924, N° 3, p. 1 y 4 respectivamente.
[2] Desconozco a qué se referiría el redactor de la nota cuando menciona el
término “oreja”. Muchas partes de los equipos, y a lo largo de diversas épocas,
adquirieron nombres coloquiales que sólo los trabajadores conocían o
identificaban sin estar necesariamente de por medio el nombre técnico de los
mismos. En lo particular recuerdo que, para identificar a un cuerpo de aisladores
en porcelana se le conocía en el campo como “pirindongo”.
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