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domingo, 3 de agosto de 2014

LA "BAÑISTA" DE QUEVEDO y UNIVERSIDAD...

LA LUZ y LA FUERZA DE UNA FOTOGRAFÍA. IMÁGENES HISTÓRICAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   En esos recorridos que tenemos todos por la ciudad, de pronto encontramos diversos escenarios que pueden ser gratos o desagradables a nuestra vista. Hay otras imágenes que, por su composición resultan caóticas, e incluso harto disfrutables.
   Pues bien, en ese andar citadino, de pronto tuve oportunidad de cruzarme materialmente ante un “cuadro” que nos deja observar la locura a que ha llegado el descontrol habido con tantas empresas, sobre todo telefónicas, mismas que literalmente se cuelgan de tanto poste, de concreto o metálico que encuentran a su paso. Y son postes que, en su mayoría instaló en su momento la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A., que siguen ahí, tan firmes como su historia.
   El primer tiempo de esa imagen, lo tienen ustedes a continuación:


Es el cruce de la Av. Miguel Ángel de Quevedo con Av. Universidad, al sur de la ciudad de México. La primera impresión es la de un día normal, aunque se tratara del domingo 3 de agosto de 2014 a mediodía. Pueden ustedes comenzar a admirar no sólo ese cielo azul que “dignifica” a una ciudad, sino todo el movimiento vehicular que asombra y espanta, por la cantidad de automóviles que transitan, junto con otros transportes como el trolebús que se ve al fondo. Casi imperceptible se puede observar una fuente, la de la “Bañista” quien en su desnudez, al mesarse el cabello, seguramente es porque en la imaginación debemos entender que lo hace debajo de alguna caída de agua, la del arroyo que, con su sonido reposado, además de no escucharse, no corresponde con el caos que aquí se puede notar.
Entre esos postes ya mencionados, podemos apreciar más de uno en la línea de 23 o su derivación a la de 13.2 K.V. cuyos hilos van de aquí para allá, siguiendo el curso de las líneas de distribución.
   Conforme la cámara me permitió acercarme, tuve esta otra impresión:


  Vaya, por fin un árbol, pero eso sí, más cables, y un semáforo en verde. La “Bañista”, inmutable, pero que no sabemos si el baño que recibe es aquella poética descripción o la realidad de un baño de lluvia ácida así como toda la carga de rayos solares y los ultravioleta que a esas horas del día se dejan caer con peso monumental.
Acerquémonos un poco más, con la mayor discreción que sea posible, para admirar con ojos de curiosidad y tentación a la “Bañista” que sigue sin enterarse que andamos por ahí, en afán curioso de descubrir sus encantos, como si al retornar en el tiempo se viviera la estampa en el “Baño de la Cava” donde se vieron involucrados la hermosa Florinda la Cava y el Conde Don Julián, de cuya imprudencia vouyerista surgió un conflicto mayúsculo entre moros y cristianos: la guerra de los ocho siglos. Una causalidad en la historia devino conflicto mayor entre diversas culturas europeas y del medio oriente.
   Bien, para no divagar en este intento por descifrar el “enredo” al que deseo que lleguemos, incluyo aquí la tercera imagen, que nos da idea más clara de la bella mujer en escultura y del tejido impresionante de cables que van “in crescendo”:


 Sus líneas, las de un cuerpo de tentación, se comienzan a deformar nada más apreciar esa telaraña de cables de todo tipo, que pareciera por su actitud, que se lleva las manos a la cabeza evitando con ello que caigan encima de ella alguno de esos hilos, o que la envuelva la espantosa manta que podría confundirse con una toalla que sirva para secar su piel. Un ir y venir de todo ese desmedido exceso, el de compañías privadas que, encontrando en postes ya instalados hace muchos años, con la mano en la cintura han recurrido al descarado hecho de “colgarse” de los mismos, sometiendo a esfuerzos mecánicos y de tensión las capacidades de resistencia de muchos de esos "pilares", con el riesgo inminente de que cedan, se doblen y caigan al piso de forma estruendosa, ocasionando incluso, un efecto “dominó”, que las autoridades correspondientes no han podido frenar.
   Pobre “Bañista”, la que a diario en esa pose sensual nos puede saludar en sitio tan conocido como es ese crucero de la ciudad de México, siempre expuesta al riesgo de que esa “telaraña” de cables y demás parafernalia, incluyendo lámparas y otros objetos le caigan encima hasta hacerla desaparecer de un sitio que diversas circunstancias la llevaron hasta ahí, cuando bien podría estar acompañando a otras figuras similares, como las que uno se encuentra por ejemplo, en el camellón de Álvaro Obregón, en la colonia Roma, o en la mismísima Alameda Central, junto a aquella que es un verdadero portento: “Malgré tout” –a pesar de todo-, del gran escultor Jesús F. Contreras.


    A pesar de todo, y a pesar de todos los pesares, lo que pudo ser un texto con fuerte carga literaria, inspirada por la “Bañista”, se convirtió en esto otro: la interpretación caótica de uno más de esos puntos en que la ciudad de México ha sido invadida por cables que hoy día están allí, ante la paciencia de autoridades y la complacencia de las compañías que no se detienen en su voraz empeño de ganar clientela.

Aquí tienen ustedes la maravilla a que me refería líneas atrás:
Malgré tout, de Jesús F. Contreras.
Disponible en internet, agosto 3, 2014 en:

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