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lunes, 4 de agosto de 2014

ENTRE NANAS, EL SALÓN MÉXICO... Y EL S.M.E.

CURIOSIDADES ELÉCTRICAS DE ANTAÑO EXHUMADA HOGAÑO.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
  
   Nunca mejor aplicado el título de esta “Categoría” en el blog de mi responsabilidad: CURIOSIDADES ELÉCTRICAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO. Y es que luego de leer el interesantísimo texto de Alonso Arreola que apenas salió publicado ayer domingo en La Jornada Semanal, suplemento Cultural de La Jornada. Domingo 3 de agosto de 2014, N° 1013, p. 13 y que comparto ahora, se desataron otros tantos asuntos relacionados con espacio urbano tan emblemático como lo es dicha instalación eléctrica de gran significado para la historia de Luz y Fuerza del Centro así como del Sindicato Mexicano de Electricistas.


   Es de recordar que dicha instalación, junto con las de Mixcoac, Churubusco, Indianilla, Xochimilco y Tlalnepantla sirvieron como espacios donde ya unidos, “alimentaron” servicios de distribución que se utilizaron al comenzar el siglo XX. Sus respaldos daban elementos para servicios como el de alumbrado público y para surtir del voltaje suficiente para que el sistema tranviario funcionara con normalidad. Además de estas instalaciones, se encontraban desplegados en varias partes del centro de la ciudad, lo que hoy sería el Perímetro “A” del Centro Histórico, otros tantos equipos como fueron las subestaciones tipo “Kiosko” o también conocidas como tipo “Pirámide” dado su peculiar diseño. Pero no sólo es esto. Se sabe que la víspera del 14 de diciembre de 1914, un grupo importante de trabajadores, tanto de las empresas de la Compañía de Luz y Fuerza como de la de teléfonos, se reunieron en la azotea de la “Nana”, donde establecieron estrategias que buscaban consolidar más que un sindicato, una sociedad mutualista, desistiendo de este propósito. De ese modo, realizaron, como decía una junta privada para cambiar impresiones el día 12 de diciembre en la subestación de la “Nana”, convirtiendo la azotea en “Salón de sesiones”, desde donde discutieron largamente entre 14 y 16 socios que asistieron acerca del carácter que se daría a la agrupación prevaleciendo la iniciativa presentada a favor de transformar en Sindicato la ya citada pretensión de Sociedad Mutualista.
   Dos días más tarde, y como apunta Víctor Manuel Sánchez, quien recoge a su vez los testimonios de Luis N. Morones, publicados en Rojo y Negro, primera publicación que da cuenta de las actividades sindicales del S.M.E., como sigue:

   Así las cosas verificóse la asamblea del día 14, la concurrencia escaseó por parte del personal de laCompañía de Luz, no así el elemento obrero-electricista de otras compañías y electricistas que trabajaban por su cuenta. Hizo notar el Presidente la necesidad de definir de una vez por todas la índole que debería darse a la agrupación, exponiendo que por lo observado parecía que la opinión estaba dividida, pues mientras unos sancionaban el sistema mutualista, otros, renuentes con estas ideas, proponían la fundación de un Sindicato. Indicando la conveniencia de poner a votación las proposiciones que había, resultando de ella que por mayoría quedó aprobada la fundación del Sindicato. Sólo que por razones más o menos fundadas se tomó el acuerdo de que sería independiente de la Federación de Empleados y Obreros de la Compañía de Tranvías.
   Fue en aquella memorable asamblea donde por primera vez escuchamos absortos el verbo rojo, la frase libertaria que templó los espíritus y conmovió los corazones. El compañero José Colado, director interino del Departamento de Trabajo en aquella época, dio a conocer a los novicios sindicalistas la doctrina salvadora, y su palabra fue el toque de atención que despertó las conciencias dormidas, la tea incendiaria que hizo explotar en los cerebros tumefactos del hombre esclavo, de la bestia humana, la mole inmensa del perjuicio moral y de la resignación absurda, dando paso a la verdad, hija del raciocinio y de la conciencia.
   Jamás podré olvidar lo que se dijo y la impresión tremenda que causáronme los conceptos vertidos. Fue algo desconocido, algo sublime que conmovió a la falange obrera, que despertó del marasmo en que yacía y, ávida de luz, de verdad, de justicia, alzóse altiva, rebelde e irresistible para buscar reivindicaciones no comprendidas y pagar su deuda de odio, de atavismos innúmeros a los que trafican con sus energías. También el compañero Huitrón y algunos otros miembros de la Casa del Obrero Mundial reforzaron con su palabra vehemente y con su fe de convencidos las ideas emitidas e invitaron al nuevo Sindicato a formar parte de la Confederación Obrera.
   Procedióse enseguida a nombrar al comité ejecutivo por escrutinio secreto, quedando integrado en la forma siguiente:

Secretario general, Luis Ochoa,
Secretario del interior, Ernesto Velasco,
Secretario del exterior, Antonio Arceo,
Tesorero, Toribio Torres,v
Subtesorero, Jorge Castro,
Consejero, José Colado.

   Nombráronse también a los compañeros Salvador F. Domenzáin, Antonio Arceo y José E. Backler delegados a la Confederación de Sindicatos.
   Así terminó la asamblea del día 14, que fue el prólogo de los sucesos que se han desarrollado con rapidez vertiginosa y que en muchas ocasiones han despertado el interés público.


   Así pues, como se habrá podido comprobar, la presencia de la “Nana” cobra un valor cada vez más significativo, conforme se acerca la fecha del centenario del Sindicato Mexicano de Electricistas, de ahí que resulte dicha instalación, un espacio, un escenario con alto valor histórico en la conformación del S.M.E.

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