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miércoles, 11 de junio de 2014

UTILIDADES EXCESIVAS.

LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA. LÍNEAS DE TRANSMISIÓN… O LÍNEA DEL TIEMPO.

UTILIDADES EXCESIVAS. LA INTERPRETACIÓN EMPRESARIAL DE LA COMPAÑÍA DE LUZ y FUERZA MOTRIZ, S.A. y SUS SUBSIDIARIAS EN 1958.

POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.

   Hasta hace un tiempo se tenían ideas muy vagas, y poco consistentes sobre el contexto histórico para entender de mejor manera tanto a Luz y Fuerza del Centro como al Sindicato Mexicano de Electricistas. Por fortuna, una tarea complicada, aún incompleta como es la de ir encontrando en el camino las piezas rotas de dos importantes protagonistas del siglo XX mexicano, ha permitido aterrizar en el presente blog todos esos empeños. Con el apoyo de dicha herramienta me propuse re-hacer o re-componer esas historias a partir de una nueva mirada, de una perspectiva distinta, la que deje contemplar de mejor manera cómo se comportaron estos dos grandes componentes, que en tanto industria, y mano de obra especializada, destinaron sus mejores esfuerzos al sector eléctrico, ofreciendo como fue el caso, garantías en la continuidad de servicio repartido en cinco grandes rubros, a saber: Producción, generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica.
   En un informe que la propia empresa emitió a través de un “vocero”: la Revista LyF, es posible encontrar sí, una opinión bastante reservada, unilateral sobre el sentir que estaba divulgando a partir del estado que daba cuenta de su situación financiera, y con la cual se articuló el año de 1957, uno de los más difíciles para el conjunto todo de elementos que la constituían. Desde sus capitalistas, en el país y en el extranjero, hasta el de sus propios empleados. Por eso me parece harto interesante traer hasta aquí esa opinión, para que cada uno de nosotros valoremos, desde nuestra mirada de 2014 lo que ocurría hace 56 años. 


Revista LyF. Año V, N° 46, del 1° de junio de 1958, p. 1 y 2.

   Desde luego que al referirse a “algunas personas mal informadas o mal intencionadas”, refiere la actitud de cierta parte de la prensa más que oficial, oficiosa que imperaba por entonces. Y en otro sentido de algunos sectores que tenían a LUX. La revista de los trabajadores como ese otro vocero, el de los trabajadores, y donde es posible percibir ciertas actitudes provocativas, con lo que la empresa tenía que salir al paso para evitar las discrepancias.
   Reconoce la CMLyFM, S.A. que aun habiendo inversiones positivas en 1957, el rendimiento, con respecto al ejercicio anterior fue apenas de “un poco más del 6% sobre el capital propio invertido”. Para ello, se remonta a sus orígenes mismos, en 1902, cuando “sus utilidades permitieron consolidar un negocio incipiente, para su época y difícil”. En ese sincerarse, están dejando ver que durante 40 años las “ganancias de la Empresa fueron tan escasas que durante este largo periodo no repartió dividendos entre sus accionistas…”, de ahí que hubiese que reestructurar desde los cimientos hasta el andamiaje financiero a partir de 1950, lo que significó entre otras cosas, solicitud de préstamos bancarios, recordando que los accionistas principales eran de origen canadiense, norteamericano y belga.
   Revela la empresa que “la utilidad obtenida en los últimos años ha sido inferior al mínimo que se considera normal para esta clase de empresas. Esta situación es inconveniente no sólo para la Empresa sino para los usuarios, y aún para los trabajadores…” Por tanto, hubo necesidad por aquellas épocas de aplicar incremento a las tarifas, cosa que generó escándalo entre diversos sectores de la sociedad, pues esto sirvió inmediatamente para que se desatara una campaña de desprestigio, aduciendo en ella todos los males y todos los vicios de que era poseedora esta empresa del sector eléctrico. Sin embargo, y como puede verse en las nuevas lecturas documentales, las peticiones que el S.M.E. hizo a la CMLyFM, S.A. en términos de revisión contractual se resolvieron a plenitud, con lo que se garantizó la fuente de trabajo de miles de obreros en aquel entonces. Evidentemente la cohabitación habida entre empresa y sindicato daba motivos para que sus conflictos internos de pronto fueran ventilados hasta llegar a la opinión pública, pero ese no era el problema en esencia, lo cual significaba solucionarlo “en casa”.
   El ofrecimiento que la empresa hacía sobre la “posibilidad de disponer de abundante energía eléctrica en la zona central del país” fue un asunto en que le fue la vida… y cumplió, incluso antes de que se nacionalizara la industria eléctrica. Para muestras, podemos encontrar las ampliaciones de la planta termoeléctrica “Lechería”, la electrificación y alumbrado en zonas proletarias, la apertura, hasta esos momentos de 21 sucursales, con lo que se descentralizaba dicha área de cobros y servicios. Finalmente también respondía con el hecho de inaugurar y poner en servicio un edificio de oficinas para concentrar a la mayor parte de gerencias, subgerencias, departamentos y áreas que la propia empresa tenía dispersos en otros tantos centros de trabajo.

   No pretendo, con estas apreciaciones fijar una posición parcial hacia la empresa o el sindicato. En todo caso, lo que debemos tratar de explicarnos es la forma en que procedieron tanto una como otra institución a definir los nuevos tiempos… el porvenir en consecuencia. A 56 años vista las cosas se contemplan de diferente manera y de ellas puede sacarse mucho provecho para entender el pulso de sus dinámicas, desvelando con ello a qué nivel de compromiso estaban una y otra institución. Ese es, en gran medida el mejor de los beneficios de nuestras fuentes.

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