POR:
JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
Como ya va
siendo costumbre, abro esta nueva entrega con la portada del número que ahora
será motivo de una revisión similar a las anteriores.
Portada
del N° 14, correspondiente al mes de febrero de 1929. Paisaje boscoso.
De buenas a
primeras aparece como material “adjunto” la reproducción plegable del convenio
que, con fecha del 20 de marzo de 1926 celebraron las partes; es decir: la
Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A., la Compañía de Luz y Fuerza de
Pachuca, S.A., la Compañía Meridional de Fuerza, S.A. y el Sindicato Mexicano
de Electricistas, donde se establecen entre otras cosas, aspectos de gran
beneficio para los trabajadores, como los que se describen a continuación:
Pagos, cubrir vacantes, separación de empleados,
nivelación de sueldos, prevención de accidentes, trabajos temporales, cambios
de empleo, duración del trabajo, ayuda a los empleados y obreros para su
instrucción, días de descanso y días festivos, permisos de corta duración, así
como de los útiles que se proporcionarán a los empleados y obreros.
Llama la
atención que un convenio de tal naturaleza fuera publicado casi tres años de su
aprobación. Esto podría deberse al hecho de que no se contara con los medios
para imprimir en forma masiva tal información, lo que por otro lado se
convierte en la aparición del primer convenio de los muchos que discutieron y
autorizaron las partes en diferentes etapas de su convivencia, por lo menos en
el lapso de 1928 a 2009, y donde LUX jugó
un papel preponderante de difusión en términos de tales acuerdos.
Por su parte,
la “Editorial” pone de manifiesto un asunto que comenzaba a causar ruido por
aquellos días. Se trata de la solicitud que el Comité Ejecutivo General de la
Confederación Nacional de Electricistas y Similares, hizo a la H. Comisión
Permanente del Congreso de la Unión, aduciendo las razones que a su juicio
existen para que se aplacen las elecciones presidenciales hasta que se efectúe
la renovación del Poder Legislativo, a fin de que sean los nuevos CC. Diputados
y Senadores, quienes califiquen sobre el resultado de la elección.
Recordemos que
por aquellos días era presidente de la república el Lic. Emilio Portes Gil, y
que, en su carácter de Presidente Provisional, cubrió el periodo del 1° de
diciembre de 1928 al 15 de febrero de 1930, en substitución del general don
Álvaro Obregón, quien murió el 17 de julio de 1928, y había sido electro
Presidente de la República.
Pero el tema
tenía “más picos que una custodia”, pues se infiltraban rumores de que, al
interior de la organización que acogía a otras tantas de índole sindical
existían elementos de ideología “comunista”, con lo que dicha organización “se
apartará al fin de su camino obrerista para confundirse en la ya extensa lista
de las obrero-políticas, haciéndosenos aparecer como saencistas, vanconcelistas
o bien comunistas, según les aconseja su deseo”.
Obviamente, Lux en su afán de respaldo, publicó en
este número detalles para la celebración de la V Convención reglamentaria
anual, a celebrarse en los primeros días del mes de abril siguiente, actividad
en la cual estaba involucrado el Comité Ejecutivo de la “Confederación Nacional
de Electricistas y Similares”.
En “Cuestiones
Sociales”, Ignacio Herrera se encarga de hacer un profundo análisis del
socialismo en varias etapas de la historia. Su primer ejemplo lo indica como
sigue:
Ahí
están los obeliscos de Tebas, que fueron levantados por orden de Ramsés, y para
cuyo efecto fueron empleados veinte mil siervos, teniendo como única
retribución el mal trato y una mala alimentación de hierbas. Y no podía ocurrir
de otro modo, puesto que, según Diódoro, las dos terceras partes de Egipto
pertenecían al Rey y la otra correspondía a los sacerdotes. Al pueblo humilde,
al que hoy llamamos proletariado,
sólo le quedaba cultivar la tierra, soportar todas las cargas y ser mudo
testigo de las costumbres disolutas y desenfrenadas de los poderosos. Sibaris
nunca podía servir para patrón.
En OPINIONES.
PUNTOS DE ATENCIÓN, Gonzalo Palma desarrolla ideas relacionadas con el hecho de
que “la vida consciente del hombre debe caracterizarse por la Actividad”. En ese tenor, sus apuntes
van en dirección de la convivencia social de una colectividad preparada para
actuar en el ámbito laboral, tema intrínseco en este tipo de mensajes hacia un
grupo de obreros electricistas sólidamente constituido por aquellos días.
Y sorpréndanse
ustedes con el hecho de que en la SECCIÓN CIENTÍFICA, el tema que abordó su
responsable fue el de “La Televisión viene a ocupar su puesto entre las nuevas
maravillas de la ciencia”.
Entre otros
aspectos técnicos se planteaba que la radiotransmisión, al igual que la vista y
el oído, es un fenómeno basado en las ondas etéreas. Las ondas sonoras, como
bien lo saben todos los radioescuchas, pueden transformarse en ondas
radiofónicas, por medio de aparatos adecuados, para ser luego convertidas de
nuevo en sonido. Es por lo tanto muy lógico suponer que el hombre de ciencia
puede ejecutar esas transformaciones con las ondas luminosas y de ese modo
“transmitir” las imágenes. Tal es por lo menos la lógica del lego en la
materia, más si éste se complace en tales fantasías, es porque las hazañas del
hombre de ciencia le han hecho creer en lo que parece imposible”.
Y como no lo
fue, aunque su materialización llegó a darse en forma serial varios años más
tarde. Es bueno recordar que la primera transmisión que, por televisión se hizo
en México ocurre el 19 de agosto de 1946, gracias a la reconocida labor del
Ing. Guillermo González Camarena, aunque llegara a pocos, muy pocos aparatos
receptores que entonces habría en casas y departamentos, pero con los que sí
contaban –para casos como el aquí mencionado- para su venta, los distintos
centros comerciales de aquel entonces, quienes aprovechando sus áreas de
exhibición, pudieron mostrar ese y otros buenos intentos, como el de aquel
viernes 4 de octubre de aquel mismo año, cuando se transmitió por televisión un
festejo por primera vez en el mundo. Fueron instalados unos aparatos
receptores, frente a los que desfilaron más de siete mil personas, en el
vestíbulo del Hotel del Prado, en la ciudad de México, y fue transmitida la
novillada nocturna que se celebró en la Plaza Monumental “México”: seis
novillos de Milpillas para Saúl Guaso, Roberto Muñoz Ledo y José Ríos.[1]
Así que, anticipándose en buen número de
años, el autor de esta sección, auguraba que este nuevo invento del hombre,
llegaría a convertirse en un elemento que afirmaba el confort solo en ciertas
clases sociales, con lo que casi 20 años después de redactadas aquellas notas,
se haría realidad tal circunstancia.
ORIENTACIONES, cuyo titular, Julio Flores se
ocupó de mostrar y compartir el tema de “El egoísmo como enemigo del progreso
social”, lo que afirma contundentemente como veremos a continuación:
Hay que reconocer en
honor de esos incansable luchadores, que aquellos fracasos no produjeron el
desaliento que algunos esperaban, antes bien les dio mayores bríos, y con la
experiencia y conocimientos adquiridos, han hecho labor tan encomiable y de
resultados prácticos tan satisfactorios, que no habrá ya incidente capaz de
detener su rápido progreso. Díganlo si no “La Vieja Guardia”, la “Cooperativa y
Mutualista” de brillante historia y el SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS,
cuya independencia, fuerza incontrastable y progreso general, le han valido las
buenas relaciones y el respeto de todas las agrupaciones como lo expresaba hace
pocos días uno de los diarios de esta capital.
Mientras los asuntos temáticos se afirman
cada vez más hacia direcciones que responden al cuestionamiento que la clase
trabajadora tendría sobre el equilibrio en la distribución del capital, o de la
forma en que la mano de obra se ocupaba correctamente o no en los espacios
laborales, por otro lado la revista misma se consolidaba ya como un ejemplo de
edición, diseño, redacción y demás aspectos en los que el equilibrio de su
constitución procuraba mostrar en forma por demás digna, que bien podría haberse
puesto a la altura de cualquiera de las otras revistas que circulaban por
aquellos años en nuestro país. Esta, desplegando un carácter muy particular, se
convirtió en digno ejemplo de sus claros propósitos, los mismos que seguirá
cumpliendo cabalmente hasta nuestros días, aunque ya se deja ver, al menos en
los que pueden apreciarse en su versión digital (del N° 625, julio de 2012 en
adelante)[2]
un cambio en sus ideales al omitir la participación acostumbrada que, como
colaboradores tendrían “Todos los miembros del Sindicato Mexicano de
Electricistas”, para convertirse en una selección de excelentes plumas, cuyos
textos han sido previamente publicados en las ediciones más prestigiosas de
periódicos y revistas de circulación nacional, y luego concentrados en la
edición en puerta; tales escritos, conviven con aquellos que emite únicamente el
Secretario General (para lo cual no sabemos si su sola voz le permite convertirse
en vocero de toda la comunidad de sindicalistas, en “Resistencia” o en receso),
pero no más. Salvo el caso de las secciones culturales cada vez menos intensa y
rica, así como de carácter deportivo o social que quedaron en el pasado, esa es
más o menos la actual composición de LUX,
a diferencia de aquellas otras abundantes en contenido, ideología, imágenes, y
otros aspectos que le permitieron ganar prestigio.
Siguiendo con las apreciaciones de contenido
al número que hoy nos convoca, tenemos ya, en su pág. 13 la sección LECTURAS
PARA OBREROS, en la cual su autor, el Prof. José R. Cruz publicó otros tantos
apuntes sobre “El pueblo azteca”, tema del que hubo continuidad en este
ejemplar.
La que entonces ya era una sección imprescindible,
SINCRONIZANDO O.K., firmada con la sola referencia de “Armando Raspa”, seguirá
siendo el dolor de cabeza de dirigentes y otros personajes cuyo protagonismo
habría sido recogido por este autor, en cuya colaboración siempre aparece la
espada desenvainada, y se pone en evidencia, con nombres y apodos figurados a
cuantos eran blanco de alguna crítica ácida y visceral de quien, a estas alturas,
todavía no es posible descubrir en su verdadero nombre. Y claro en estas notas
destaca aspectos relacionados con una gira por las diferentes divisiones
(destacando la de Pachuca y Juandó), donde los dirigentes en campaña, además de
hacer las promesas respectivas en discursos increíbles, se aprestaban a los
grandes festejos y comelitones de época.
Y en las siguientes ocho páginas, en colores
verde y magenta, aparece “México en Hollywood”, “Página cómica” y un retrato de
la hermosa actriz Marceline Day que no me resisto a incluir por su belleza, la
belleza idealizada de la industria cinematográfica… en 1929.
Siguen más adelante “Cuentos de buen humor”,
con el capítulo “El esqueleto desaparecido”, aventuras escritas por Lufok Holme,
sin faltar la imprescindible sección poética, que en esta ocasión, incluye un
par de poemas, de Jesús G. Rodríguez y Pascual M. González, cuya autoría
corresponde, con toda seguridad, a la de tantos compañeros que, con virtudes
literarias o en busca de ellas, pretendieron atreverse a publicar sus
inspiradas creaciones. Allí están “Nostalgia y resignación” así como “Noche
Buena” que ya veremos publicadas en Luz a
los poetas… Fuerza a los poetas.
En esa rica sección literaria, se incluyó “Una
novela breve” de M. O. Sale. Casualmente, al terminar este texto, apareció en
un pequeño recuadro la nota que justifica la aparición del convenio que se
citaba al inicio de esta reseña. Y así lo planteaban: NUESTRO CONVENIO:
Son numerosos los
compañeros que frecuentemente acuden a nuestras oficinas, demandando un
ejemplar del Convenio actualmente en vigor, no pudiendo atender su deseo, por
habérsenos agotado. Con el fin de que todos lo posean y puedan estar
continuamente informados de sus cláusulas, hemos creído oportuno publicarlo en
forma de folleto, fácilmente manejable, empezando desde este número en el que
se publican 16 páginas. Creemos que nuestros compañeros nos agradecerán la
idea.
Y
aquí están ya los DEPORTES donde se da cuenta de los más recientes partidos de
beisbol celebrados en el Parque Delta y otros tantos en donde el equipo de
futbol Necaxa enfrentaba al Sabaria mientras salía de una mala racha. Y para cerrar,
nada mejor que echarle un vistazo a la cuarta de forros…
[1] Heriberto
Lanfranchi: La fiesta brava en México y
en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México,
Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fots., T. II., p. 513.
[2] Este y otros números
sucesivos, pueden consultarse en la siguiente dirección: http://www.revistalux.org.mx/
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