POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
En cosa de unas semanas, arrancará la versión número XXXIV de la feria del libro en el Palacio de Minería (justo del 20 de febrero al 4 de marzo). Vale la pena visitarla por el sólo hecho de que allí uno puede encontrarse novedades de todo tipo y alentar el placer por la lectura.
Una de las instituciones anfitrionas es, como hasta ahora, la Facultad de Ingeniería, misma de la que esperamos visitar una de sus áreas denominada “Academia de Ingeniería”, por la sencilla razón de que entre los títulos que de seguro nos ofrecerá, hay dos que esta nueva sección sugiere ampliamente. Se trata de un par de trabajos que el Ing. Bruno de Vecchi Appendini, antiguo integrante de la comunidad de Luz y Fuerza del Centro –fue Gerente de Producción hasta el año de 1978, en que se jubiló-, ve publicados gracias a la generosa labor de la Academia de Ingeniería. Se trata de:
En una y otra hay un sustancioso trabajo de investigación que, el empeño del Ing. de Vecchi llevó hasta sus últimas consecuencias. En el primero de ellos, hay toda una revisión al proceso evolutivo que fue adquiriendo la aplicación de la electricidad, primero en la Nueva España, luego en el México del siglo XIX y hasta los últimos años de ese siglo, en tres temas fundamentales, a saber:
1.-El conocimiento de los desarrollos de la electricidad en la época Virreinal;
2.-La primera central hidroeléctrica del país y el establecimiento del alumbrado público eléctrico en Puebla, y
3.-Panorama de la industria eléctrica en 1889 y primera estadística del ramo.
En el tema central, el Ing. de Vecchi Appendini, en compañía de su esposa, la Lic. Carmen Espinosa de los Monteros Aguilar (q.e.p.d.) ponen énfasis en un aspecto que se ha convertido en mito, pero que no tiene el sustento, mismo que comprueban con eficacia los autores de estas obras. Me refiero al caso del que por años se ha creído a pie juntillas: que la primera planta hidroeléctrica se instaló en México en 1889, tratándose de una unidad de 22 KW que se utilizó para el servicio de las minas de Batopilas en un apartado rincón de Chihuahua. Ellos dan un giro a todo esto y en ello estriba el interés de la publicación. No adelanto más datos, para que quien se interese, termine por conocer la historia y los nuevos argumentos que proponen.
Respecto a la otra publicación: “La formación de los primeros ingenieros nucleares en México”, es una interesante historia, en la que Bruno de Vecchi, además se convirtió en protagonista directo, y es un capítulo muy poco conocido, en el que la entonces Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, S.A. tuvo que ver, becando a varios y notables ingenieros (entre ellos nuestro personaje), quienes se prepararon en el extranjero, con objeto de actualizarse en aquella especialidad.
Finalmente, he tenido la suerte de conversar en estas últimas semanas con el Ing. Bruno de Vecchi Appendini y francamente, es fascinante todo lo que uno puede aprender y disfrutar con su amena charla, colmada de recuerdos y añoranzas por un tiempo ya ido…
Gracias ingeniero por su generosa memoria y su amistad. También gracias por el obsequio de estas dos publicaciones que ahora, recomiendo ampliamente.
Los interesados y futuros poseedores de dos obras fundamentales para entender el desarrollo de la electricidad en México no quedarán defraudados luego de su lectura.
1º de febrero de 2013.
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