POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
Justo hoy, mientras escribo
estas líneas, se conmemora el 101 aniversario de la creación del Sindicato
Mexicano de Electricistas. Entre otras observaciones que se publicaron en la
prensa, que por cierto son cada vez menos, se encuentra la opinión del colega
Mario Trujillo Bolio quien escribe lo que sigue, y que luego, con algún apunte
de la propia revista, veremos cuán cercanas o inmediatas son ciertas
apreciaciones que a la distancia de 86 años parecen tener semejanzas notables.
Dice Trujillo Bolio con mucho
tino:
Reconoce dignidad moral del SME y
logros de su lucha.
Un 14 de diciembre de 1914, un grupo de
obreros electricistas de la Mexican Light and Power formaron el hoy histórico
Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Después de enfrentar luchas durante
una centuria, el decreto de extinción emitido durante el calderonato, en el
fatídico 11 de octubre de 2009, aparentaba que se despediría a 44 mil
electricistas.
Miles de trabajadores aceptaron su
liquidación por no seguir la sinuosa senda de la resistencia sindical; sin
embargo, la insistencia de los smeitas precisamente por mantener una digna
fuente de trabajo y no recibir su liquidación ya se hizo realidad en los 101
años de existencia del SME.
Los pasados 6 años de resistencia en los
terrenos político, jurídico y social de los electricistas no fueron en vano, pues
ya alcanzaron frutos significativos al hacerse realidad la Sociedad Generación
Fénix SA, que formaron la empresa portuguesa Mota-Engil y la Sociedad
cooperativa LF del Centro del SME, el pasado 23 de septiembre de 2015.
La lucha social del SME es un gran logro
pues, además de no ser liquidado, alcanzó que en sus acciones de resistencia le
dieran la concesión para el uso, explotación y rehabilitación de 14 plantas
hidroeléctricas distribuidas en el estado de México, Hidalgo, Michoacán y
Puebla.
El reto en el futuro inmediato no sólo
estará en demostrar que puede ser un audaz operador en el hoy abierto mercado
de la energía, sino también en mantener su dignidad moral ante la sociedad
mexicana, precisamente en la gestión autónoma y democrática de su legendario
gremio.[1]
Disponible en internet: diciembre 14, 2015 en: http://smeconex.blogspot.mx/
Pues bien, por aquellos años
venturosos y combativos también, Pascual M. González publicó en LUX. Órgano oficial del Sindicato Mexicano de Electricistas, año II, N° 23, noviembre de 1929, p. 7 y 34 respectivamente, y en la sección dedicada a los "Problemas Obreros" una colaboración que lleva el siguiente título y contenido:
Se destaca aquí un punto clave: “Los trabajadores de México, calumniados
por los capitalistas sin escrúpulos, para demostrar que no han sido sus
conquistas honradas y legales, necesarias y justas, las que han destrozado a
los capitales que han desaparecido, no las que intentan o tienden a hacerlo,
han sujetado el procedimiento de su organización social a una táctica de
moderación, pidiendo solamente que sus derechos sean reconocidos y respetados,
reconociendo y respetando los que al capital asisten. Pero a pesar de que la
organización sindical de los trabajadores mexicanos ha dado a México lo que la
medida de sus esfuerzos en materia de mejoramiento y progreso le ha permitido,
queda para el proletariado mexicano algo más que hacer: dar un ejemplo a los
capitalistas detractores del movimiento obrero, ejemplo que por sí solo, con la
elocuencia de los hechos, demuestre a la faz del mundo, la conciencia de
quienes lo dan”.
Al finalizar el texto, Pascual
M. González vuelve a reafirmar: “El porvenir del país reclama el desarrollo de
las cooperativas, porque solamente en ellas podrá tener base firme; pero que
esas cooperativas sean formadas por trabajadores, por esa sufrida clase de la
que el mundo espera su renovación”.
Entre un escenario que solo
podría ser una especie de propósito idealista, a la realidad que cerca de 90
años vista, parece concretarse en ese afán que muchos smeitas ligados con la Resistencia,
16599 para ser exactos, deja ver lo intenso de una batalla, con dura extensión
de seis años de paciente y dolorosa espera que se reconoce, independientemente
de las marcadas diferencias habidas entre “liquidados” y los compañeros de la “Resistencia”,
por lo que sólo cabe esperar un futuro que garantice gozoso porvenir a quienes
tuvieron la esperanza a flor de piel. No sabemos bien a bien qué sucederá en el
término de unos cuantos años, ni la forma en que se organicen hombres y
mujeres, administrativos y técnicos, jóvenes e inexpertos junto a la sabiduría
de la madurez. O entre muchos que ya se encuentren cercanos a una jubilación
digna. Todo en un misterio que prevalecerá en la cooperativa LF del Centro
hasta que quede plenamente establecida su estructura e infraestructura.
Espero en lo personal que esta nueva aventura
resulte plena y disfrutable. Habiendo quedado atrás la incertidumbre,
circunstancia que no termina todavía para muchos otros que, entre los 44 mil
que sufrimos de igual forma la extinción de Luz y Fuerza del Centro, este
capítulo venga a ser un importante aliento.
[1] Disponible en internet:
diciembre 14, 2015 en: http://www.jornada.unam.mx/2015/12/14/opinion/002a2cor
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