CENTROS DE TRABAJO EN LUZ y FUERZA. ORÍGENES y DESARROLLO.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
El siguiente texto, pertenece al Sr. Jorge Mayo, quien lo escribió y publicó en la Revista LyF, de la que como se ha podido notar, es por ahora, la fuente esencial de información para recuperar la memoria histórica de Luz y Fuerza del Centro.
(…) Fue gracias a los ingenieros Rivera, Formoso, Luque y Bravo, fungieron como anfitriones de un grupo de periodistas para conocer las obras de Patla.
Cinco lagunas artificiales escalonadas en las estribaciones de la sierra de Puebla, almacenan millones de metros cúbicos de agua de ríos y de lluvias, que el hombre ha de transformar en el poderoso fluido.
Se abren las compuestas. El agua es domada, subyugada dentro de túneles, hasta llevarla con fuerza incontenible al fondo de las cañadas donde se yerguen las tres plantas generadoras. Lo que más asombra es el triple uso del mismo caudal. Después que el impetuoso torrente mueve las aspas de las turbinas en las diez unidades de Necaxa, el agua sale por las compuertas de desfogue, debilitada, casi mansa, como un riachuelo para turistas. Pero el declive natural y los túneles subterráneos, la precipitan nuevamente en tangentes inverosímiles, casi verticales, hasta llegar a las turbinas de Tepexic, donde la furia hidráulica vuelve a generar electricidad y torna a salir convertida otra vez en agua sin presión. La “hermana agua” del santo de Asís.
He aquí lo portentoso de las tuberías. Allá arriba, el tanque de oscilación.
El tercer ciclo se consuma en Patla. Para llegar a la planta, el caudal ha vuelto a ser reducido e inyectado por gravedad a través de un túnel de más de seis kilómetros, en la entraña misma de los cerros. La última tangente, de 210 metros, es dramática. Sobre la superficie hemos venido siguiendo el curso del líquido, a veces en trenecitos pintorescos como los de los parques zoológicos y a veces en funiculares o malacates con pendientes hasta de sesenta grados. Era como si nos hubiésemos vuelto niños y gozásemos de las vertiginosas impresiones de la montaña rusa sobre paisajes alpinos.
Arriba, bosques de pinos apretados y altos, que atraen la lluvia y oxigenan el aire montañoso con su perfume de resinas. Abajo, en lo hondo de las cañadas donde se alojan las unidades generadoras, bosques metálicos de transformadores que cambian el voltaje y lo lanzan cerros arriba, en una maraña de torres plateadas de juguete que han de conducir el prodigioso fluido a más de 130 kilómetros de distancia, hasta la ciudad de México.
No creo que haya lugar en el mundo en donde puedan hermanarse en forma tan impresionante como en Patla, el esplendor de la naturaleza y el genio del hombre.
Instalaciones profusas, tan simples para los ingenieros cuanto complicadas para nosotros lucen constelaciones de motores, turbinas, generadores, manómetros e indicadores que permiten manejar toda la planta de 45,000 kilovatios con sólo dos hombres. Y a cien metros de la casa eléctrica hay parajes de ensueño: árboles gigantescos, pozas, cascadas, remansos, a cuya vera nos hemos sentado a descansar y a respirar el aire más puro de México.
Una hora después, hemos degustado en el campamento principal de la compañía situado en una alta explanada que se llama La Mesa, una exquisita comida. El campamento es una pequeña ciudad, de casas confortables, oficinas bien montadas y prados tan cuidadosamente conservados como los de un club inglés. La construcción más antigua, que data de 1903, es la del comedor; caserón que tiene su historia, ya que ahí fue velado el cadáver de don Venustiano Carranza al día siguiente de su artero asesinato en el vecino Tlaxcalaltongo. Después de comer, se nos ha mostrado un álbum con autógrafos de visitantes distinguidos en el que desfilan, con rasgos caligráficos y rúbricas muy de la época, 50 años de historia mexicana: Porfirio Díaz, Ramón Corral, Francisco León de la Barra, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón y personajes contemporáneos entre los que aparecen firmas de la realeza europea, como la del destronado Rey Carol.
Al regreso nos sentimos satisfechos de la gira, agradecidos de la hospitalidad de los funcionarios de la Compañía y tan impresionados como orgullosos de saber que toda la obra de Patla ha sido planeada y ejecutada por mexicanos.
En todos los hombres con quienes hablamos, desde los altos ejecutivos hasta los más humildes obreros, encontramos un sorprendente espíritu de grupo. Abundan en hombres jóvenes, antigüedades de diez, quince y veinte años de servicios.
No cabe duda que en la electricidad debe haber un polo más de atracción, también positivo: el que une a los que la producen y distribuyen.
Fuente: Revista LyF, año I, Nº 2, del mes de octubre de 1954.
NOTA: Si desea entrar en contacto con el autor de estos trabajos de investigación, recopilaciones, y demás asuntos relacionados con la reconstrucción de la historia de Luz y Fuerza del Centro, o simplemente conocer su obra, con gusto lo remito a la "liga" en que aparecen sus datos curriculares:
En la cejilla "Acerca del autor", se encuentran todo mi perfil profesional, así como un archivo PDF que reúne toda mi obra, publicada desde 1987 y hasta nuestros días.
Muchas gracias.
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