POR: JOSÉ FRANCISCO
COELLO UGALDE.
Desconozco si existe el término “homicidio
intelectual”, pero en la práctica lo viene aplicando en forma contundente el
propio estado. La víctima: el Archivo
General de la Nación Mexicana (AGNM,
por sus siglas). Si aun así no queda claro, comparto a continuación la nota
publicada el 7 de febrero de 2017 en La
Jornada:
La Jornada, martes 7 de febrero de 2017.
Política, p. 11.
En los últimos meses, la Ley Federal de Archivos ha sido blanco
de innumerables comentarios, sugerencias, pero sobre todo de críticas, debido a
que, de aplicarse se convertirá no en una defensa legítima de la memoria
histórica en este país y sus instituciones, pues se corre el peligro de que
siendo un instrumento jurídico, este quede a expensas de la Secretaría de Gobernación (SEGOB, por sus siglas) y con ello se
garantice más que la protección, el riesgo sobre las fuentes debido a un manejo
discrecional e intolerante que podría condenar a la baja o descarte de
información de gran valor, entre cuyos rubros se encuentran por ejemplo, fondos
como los de la “Guerra sucia” y expedientes personales destinados ya a la
investigación luego de cumplir periodos naturales de guarda.
Incluso en estos momentos, y derivado del
reportaje que acompaña estas notas, es preocupante el destino que guarda el
fondo “Luz y Fuerza del Centro” que
originalmente llegó a la “Galería 8” y de cuyo paradero no se tiene una clara
idea, sobre todo debido a la movilización y desplazamiento de fondos al nuevo
edificio. Pero el hecho de que propios empleados del AGNM al preguntárseles sobre dicho fondo para su respectiva
consulta, no sepan en estos momentos sobre su ubicación física. Así de graves
están las cosas en el entrañable AGN.
Además el abandono que la propia SEGOB tiene sobre una de sus
dependencias deja ver que las razones y fundamentos culturales o intelectuales
no están entre sus prioridades. Por ende SEGOB
podría ser llamada a declarar si se consuma el denominado aquí “homicidio
intelectual”.
Hace ya varios sexenios que esta razón
sensible, la cultura y todos sus derivados, entre los que se encuentran los
propios archivos se haya en el cementerio de los olvidos, pero sabiendo que es
una obligación, la ignoran, la desprecian al punto de que los archivos, en
concreto, son letra muerta. En lo personal conozco muchos de ellos, públicos y
privados y los hay en ambos conceptos que son auténticos modelos, pues se
aplican los recursos pertinentes y su personal posee los conocimientos para
realizar las funciones debidamente. En contraste, existen “archivos” en sitios
no idóneos, sin la infraestructura elemental, y en buena medida su personal
está allí no en los mejores términos sino porque se aplican criterios adversos
como el castigo, la nula capacitación o por el hecho de que los archivos mismos
son la “Siberia de las instituciones”.
En un caso así se debe tener un criterio muy
sensible, abierto, en combinación incluso de sentido común. Pero ante la
ausencia de estos valores elementales, el que puede considerarse “cerebro del
organismo” (empresa, secretaría de estado, oficinas administrativas y otros)
están “como ausentes” (Pablo Neruda –dixit-).
Cuando la política o los políticos están de
por medio, la cosa no tendría el mejor de los resultados. Pero si no queda otro
remedio pues son quienes deciden la autorización de muchos instrumentos
legales, lo que conviene es un acercamiento urgente con los expertos que son
quienes ahora mismo no han dejado de levantar la voz…, pero parecen no
escucharlos. Hoy todavía estamos a tiempo de evitar equivocaciones o
desaciertos que incluso podrían ser irreversibles. Y los legisladores en este
caso, ya en la Cámara de Diputados, ya en la de Senadores, deberán cobrar
conciencia de este capítulo. De no hacerlo –ya lo saben-, se les cobrará
factura, además de que puede ser imperdonable lo que ahora, pueda ser motivo de
una sensata y equilibrada decisión y no como suele ocurrir con esas apresuradas
votaciones solo por salir del paso.
Señores legisladores: en sus manos queda esa
decisión la que también, para su debida y correcta marcha se necesita el
aspecto presupuestal idóneo, y no migajas, pero también desprecio.
¡Queremos viva la memoria en los archivos!
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