POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
La emoción que hoy sigue causando el hecho de haber pertenecido a la comunidad de Luz y Fuerza del Centro, genera entre sus más de 45 mil trabajadores y jubilados, sentimientos encontrados que todavía van a tardar mucho tiempo en reponerse. El duro golpe que recibimos al quedar despojados de nuestra fuente de trabajo se convirtió en marca de fuego, en “sambenito”, en estigma; circunstancias todas ellas con las que ahora cargamos. Cada vez que alguno de nosotros mencionamos nuestra procedencia nos señalan, como si fuéramos delincuentes. Esta no es otra muestra que de marginación, de discriminación, y aún peor de que nuestros derechos humanos fueron y siguen siendo vulnerados.
Haber decidido poner en marcha un proyecto de esta naturaleza, “Luz y Fuerza de la memoria histórica”, y convertirlo en blog que circula desde el pasado 26 de enero, significa que había llegado el momento de compartir no solo la experiencia laboral, sino la que, por vía de mi conocimiento como historiador se añade a todo ese ejercicio, y que lo magnifica, lo engrandece a partir de todos los sustentos posibles de información que se tienen al alcance. El objeto es conocer el desarrollo de esta empresa centenaria, su permanente convivencia con el Sindicato Mexicano de Electricistas y todos los avances y todas las luchas, ganadas y perdidas en ese largo andar, que un día, un presidente autoritario decidió acabar con ella, sin haber propuesto una salida política inteligente, pero tampoco una solución para plantear nuevas alternativas laborables. Interesaba, ya se ve, las que de fondo estaban al servicio del “triple play” (voz, banda ancha y televisión) que, de alguna manera había sido propuesto por empresa y sindicato meses antes de este golpe de estado. Sin embargo, intereses que provienen de los grandes capitalistas extranjeros representaban muy buenas posibilidades, que ya se ve, pasaron por encima de los trabajadores en esta particular clase laboral, dedicada a todas las actividades relacionadas con la producción, generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica.
A tres años y medio de aquella terrible “noche triste” del 9 de octubre de 2009, nuestros destinos y proyectos de vida quedaron profundamente afectados. Muchos, decidieron liquidarse, otros, como el movimiento de la “Resistencia”, aún mantiene latente su esperanza de que el nuevo gobierno se abra al diálogo, a pesar de las lamentables decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, ya se ve, en tanto justicia, no vimos su razonable proceder por ningún lado, aunque, eso sí, una decisión cómplice y dudosa que hace que los mexicanos sigamos teniendo serias desconfianzas sobre la forma en que se hace “justicia” en este país.
Finalmente, reconstruir la historia de Luz y Fuerza del Centro es, en buena medida, el propósito de este empeño, el de “Luz y Fuerza de la memoria histórica”. Seguiré trabajando, convencido de que con una pequeña aportación de mi parte, permita entre la comunidad misma, entre los investigadores e interesados, pero también de la sociedad en su conjunto, tener un mejor y más claro panorama del relevante significado que tuvo, para el avance en este país, una empresa que no debió desaparecer y que se llamó, y se seguirá llamando Luz y Fuerza del Centro.
12 de marzo de 2013.
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