PERFILES DE LUZ, O GALERÍA DE PERSONAJES. RESEÑAS PUBLICADAS EN EL BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA
HISTÓRICA.
POR: JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE.
La presente nota, fue redactada por Héctor
de la Garza L., la cual se recrea en su totalidad para este blog.
El 11 de mayo de 1959 se llevó a cabo una
ceremonia en el salón-comedor del Edificio “LyF”, en la que el Lic. Julio
Santos Coy, Subsecretario de Trabajo y Previsión Social, a nombre del titular
de esa dependencia, Lic. Salomón González Blanco, hizo entrega de distintivos
de oro y diplomas, a 98 trabajadores de la Compañía de Luz, en reconocimiento
por haber cumplido más de 25 años de servicios en la Empresa.
Ante la imposibilidad de entregar estos
galardones a cada uno de ellos, el Lic. Santos Coy entregó a un grupo de nueve
trabajadores sus propios diplomas y los del resto de sus compañeros. Estas personas
fueron los señores Pablo Allende Casas, Antonio Amador Castelán, Felipe Galindo
Maldonado, Julio Flores Barraza, Ernesto Marván Fragoso, Jesús Quiroz Vega,
Guillermo Pimentel Romero, Epigmenio Ramírez Espinoza y Trinidad Paredes
Monroy.
Acompañaron al alto funcionario de la
Secretaría del Trabajo, los principales directivos de la Compañía señores
William H. Draper Jr., Ing. Gustave Maryssael, Ing. Juan Martínez Tejeda, Ing.
José Rivera R., Ing. Alfonso Fernández del Busto, Lic. Euquerio Guerrero, Lic.
José Berlanga, Ing. Miguel Pozo Casillas y el Lic. Agustín Lanuza Jr.
La ceremonia se inició a las 17 horas ante
la presencia de numerosos empleados, trabajadores e invitados. El Lic. Euquerio
Guerrero, que fungió como maestro de ceremonias, tuvo a su cargo ofrecer la
bienvenida al Lic. Santos Coy para agradecerle su presencia en esta ocasión.
Posteriormente el Lic. Lanuza Jr., dirigió
unas palabras a los asistentes, para expresarles que este acto significa un
franco ademán amistoso de la Empresa para sus trabajadores y un propósito más
de acercamiento y comprensión recíprocos.
Más adelante dijo que los directivos de la
Compañía, tienen la convicción de que la relación industrial que nace de un
contrato de trabajo, no implica sólo un limitado y reseco concepto legal, sino
que tiene proyecciones más amplias o sea un generoso sentido humano.
“Los hombres de bien –afirmó el Lic. Lanuza-
cumplen sus contratos no en la medida estrecha y fría de la ejecución
jurídicamente irreprochable, sino pensando en que al cumplirlos sirven, al
mismo tiempo que al interés ajeno, al interés propio. Este concepto de servicio
recíproco requiere la amplia comprensión de los deberes y los derechos, de las
necesidades y de la posibilidad de satisfacerlas, de la posición en que cada
quien se halla colocado, de las responsabilidades que pesan sobre cada uno por
el papel que desempeña, es decir, requiere el conocimiento y el ejercicio de
las relaciones humanas”.
Más adelante agregó que tanto interesa al
patrón procurar que sus trabajadores obtengan una remuneración justa que les
permita sostener con decoro y honestidad a sus familiares, como que sean física
y moralmente saludables, así como que reciban un tratamiento apropiado a su
dignidad humana y que se sientan seguros y contentos en su trabajo. De la misma
manera los trabajadores se deben interesar por que la Empresa en la que
laboran, que constituye la fuente de trabajo de donde obtienen lo necesario
para satisfacer sus propias necesidades y las de sus familiares, no se debilite
o muera, sino que por el contrario, se fortaleza y progrese.
Esto implica el cumplimiento de los deberes
morales de lealtad que tienen recíprocamente el patrón y sus trabajadores, o
deberes de fidelidad, como lo llaman los tratadistas del Derecho del Trabajo,
refiriéndose a los que impone la Ley, esto es, el cumplimiento de los deberes
con el sentido de servicio mutuo a que nos referimos. Conjugar estos elementos
con acierto, con amplia visión de las realidades y de las posibilidades con
buena fe, con la clara comprensión de lo que todo esto significa y cuenta, es
la única fórmula eficaz para lograr el necesario equilibrio industrial, que
hace posible el progreso de los trabajadores y empresarios.
Para terminar, el Lic. Lanuza expresó: “No
hemos de concluir sin expresar a ustedes, amigos trabajadores, nuestros
parabienes por haber recorrido este largo camino de 25 años de vida,
empleándolo en una forma tan útil y honrosa como es la dedicación al trabajo y
llegar con buena salud y ánimo seguramente satisfecho y optimista”.
Acto seguido, el Lic. Santos Coy procedió a
entregar los distintivos de oro y diplomas, después de enviar un afectuoso
saludo del titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Como se recordará, en junio de 1957, el
señor Presidente de la República, Lic. Adolfo López Mateos, entonces Secretario
del Trabajo, asistió a una ceremonia similar, que se llevó a cabo en el
Auditorio del Seguro Social, para hacer entrega de diplomas y distintivos de
oro a un grupo de 700 trabajadores que habían cumplido 25 años de servicios.
La lista completa de trabajadores que
recibieron galardones en esta ocasión, es la siguiente:
Revista LyF, año VI, N° 58, Junio
1° de 1959, p. 2-5.
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