LA LUZ y LA FUERZA DE UNA FOTOGRAFÍA. IMÁGENES HISTÓRICAS PUBLICADAS EN EL
BLOG: LUZ y FUERZA DE LA MEMORIA HISTÓRICA.
POR:
JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE
El 18 de septiembre de 1881, en El
Monitor Republicano se leía lo siguiente:
Feliz fue el
ensayo de iluminación que se hizo en la noche del 16, pues el público en
general quedó agradablemente impresionado y pudo convencerse que esa luz no ofende
la vista, que su poder iluminativo aventaja con mucho al del gas hidrógeno. El
director de la Compañía Sr. Kinght hizo esfuerzos sobrehumanos por iluminar en
el día del aniversario de la Independencia toda la carrera que forma el paseo
en este día; pero sólo pudo alumbrar desde la estatua de Carlos IV hasta la
esquina de la calle de Vergara.
Y en efecto, como afirmaba el Sr. Kinght,[1]
ese acontecimiento pudo ser posible, al punto de que no sólo quedó evidenciado
en la nota periodística que alude El
Monitor Republicano. Gracias a una postal, de las que entonces circulaban
por la ciudad, es posible confirmar el dicho, tal cual puede observarse…
Y aquí el detalle:
Hermosa y evocadora imagen, la que recoge el presente testimonio, que habiendo servido como enlace y acercamiento entre todos aquellos que empleaban el servicio postal, mientras la fotografía se convertía en un elemento integrador, el cual logró cubrir un propósito que probablemente el propio retratista ignoró, porque su idea era mostrar, en buena medida a los tres personajes reunidos al pie de la famosa estatua, entonces ubicada en una de las glorietas del emblemático paseo de Bucareli. Sin embargo, los tres citadinos, dos de ellos vestidos a la moda, y el de la izquierda, adoptando el estereotipo del personaje rural, se encuentran al pie de la famosa estatua. Junto a ellos, aparece un interesante farol, que debe haber formado parte de aquellos que producían una luz más clara y fuerte a base de trementina (un tipo de aguarrás), cuyo encendido y apagado era totalmente manual. Detrás, y en el último plano de la fotografía, se enseñorea en poste gariboleado, una imponente lámpara eléctrica, con su muy peculiar pantalla opaca, rematada por la campana del cuerpo desde el cual, se enganchaba al “garfio” que formaba parte el cuerpo completo de aquellas piezas, instaladas desde ese punto emblemático hasta la calle de Vergara, actualmente conocida como del “5 de mayo”.
[1] Se trata de Samuel B. Knight, fundador, en un
principio de la Compañía de Gas Hidrógeno
Carbonado, la cual cambió su nombre por Compañía Mexicana de Gas y Luz Eléctrica en 1883, entre cuyos
propósitos se incluían los dos tipos de iluminación que ésta proporcionaba. Se trata
de los primeros cuarenta focos que iban de avenida Juárez al Zócalo. Dicha
compañía desapareció en 1905 como empresa, la cual fue adquirida por la Mexican Light and Power Co, firma
anglo-canadiense, que a principios del siglo XX, absorbió a todas las compañías
que producían energía eléctrica en la metrópoli. Así, en 1906, la también
conocida como MexLight se volvió la
única empresa que proporcionaba electricidad en la ciudad de México.
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